Bueno, es obvio que estaremos trabajando para jorobar el producto del trabajo de los demás compatriotas, y no para producir algo concreto que no sea dinero, cuando especulamos con el precio de un producto no producido por nosotros.
Lo lógico es que quien produce ponga precio final a su producto sobre la base de los costos de producción y un margen justo de ganancia y que la comercialización del producto sea una constante en cada territorio justamente establecido por el estado, o sea, precio justo al consumidor considerando la ganancia justa de quien lo traslada a las manos del consumidor.
Debe romperse la lógica nefasta de que si yo tengo o poseo el producto lo puedo ofrecer al precio que me de la gana.
Eso es delito y debe ser castigado con expropiación y trabajo comunitario. Pero para ello debe pensarse también en castigar no sólo ética y moralmente a quienes pagan el producto por encima de lo convenido sin haber denunciado al especulador , como cómplices de la guerra económica y/ó, premiarlo con la asignación de un porcentaje de lo expropiado al especulador denunciado.
Esto último además de un incentivo para bucar a los especuladores donde quiera que se escondan aseguraría al comprador una buena compra y una buena ganancia por la vía legal y en detrimento de las ratas especuladoras.
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