Me siento en la necesidad de abordar el tema del aumento de la gasolina.
Yo pensé que entre las medidas del sacudón de maduro estaba el aumento de la gasolina. Todavía guardo la esperanza de que sea un objetivo posterior a los cambios anunciados, o mejor, una meta a lograr a través de ellos.
Creo que es necesario implementar al lado de una medida como esa una especie de subsidio al transporte bien calculado en razón al destino de uso y con sistemas de control adecuados, pero sobre todo, con penalizaciones ejemplarizantes. Y a esto último me refiero en el sentido de que las penas a la infracción de normas de contención de eventos colectivos tienen que ser tan grandes como el universo humano que es burlado.
Porque si las leyes son para todos, la burla de una norma es una burla para los que la acatan, pero una burla mayor para los que también la cumplen. Hay que borrar de la faz de nuestra patria esa idea cuarto republicana de que los que cumplen las normas son los pendejos, y que los “vivos” están por encima de ellas.
Mano dura contra los infractores debe ser una consecuencia tambien de la presencia del poder popular en la elaboración de las leyes y normas de desarrollo de los procesos colectivos.
La socialización debe implicar también que las faltas cometidas ante una norma de convivencia debe tener una penalización que de alguna manera beneficie o reinvindique al colectivo que si acata y cumple la norma. Me refiero a trabajo social obligatorio en lugar de reclusión improductiva.
Hay mucho que tejer en estos temas pero debemos comenzar por las ideas. Volviendo a la gasolina, los recursos recaudados con la venta interna de la gasolina a precios internacionales bien pueden ser utilizadas para cubrir cualquier variable que surja o cualquier ventaja que pretendan tomar los enemigos de la patria.
Es ahora o nunca mi pueblo.
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