Arte, Revolución y limbo cultural

"¡Atrévete a saber! /He aquí la divisa de las Luces/."
Kant

Un revolucionario asume su existencia a partir del descubrimiento de
una realidad que va más allá de su interioridad. Su vida será más rica
en tanto desde su realidad sea capaz de reconocer sin complejos otros
"yo" culturales que poseen o manejan códigos diferentes, al mismo
tiempo que hace respetar con orgullo la cultura que le es propia.



En el proceso histórico que han vivido las naciones colonizadas por
Europa, la concepción de la cultura se asumió desde el período
colonial como un bien de consumo, de entretenimiento, de estatus
social y de poder político. Grupos de mercaderes profundamente
esnobistas y cumpliendo con las reglas de juego del capitalismo
asumieron bien pronto que la cultura europea y toda su obra artística
era su patrimonio particular. Fueron sus apetencias de poder las que
les llevó a la aplicación sistemática de la exclusión social. Ellos
asumieron, por un lado, ser los únicos capaces de descifrar los
códigos de tanta belleza contenida en el Arte y por el otro lado
renegaron y sometieron al ostracismo a las expresiones provenientes de
lo indígena, africano y de lo mestizo. En otras palabras, una elite
"ilustrada" decretó el _limbo cultural_ de millones y millones de
acceso a nuestra cultura por ser todos unos incultos y las cosas que
ustedes hacen no tienen el menor valor para nosotros". Maria Isabel
Maldonado y Nelson Guzmán nos dan su visión del asunto: "América nace
parda, mestiza, capaz de conformarse así misma, pero también presenta
la furia de una cultura y de un racismo que tratará de desdibujarla,
de desaparecerla de la faz de la tierra."[1] <#_ftn1>


Para fortuna de la humanidad, el coloniaje no alcanzó a destruir todo
cuanto hubiese deseado. Hoy muchas muestras de las culturas que se
consideraron arrasadas en tiempos de la conquista, o de aquellos
grupos étnicos no tocados por la barbarie imperial, comienzan a
emerger por toda América en multicolores formas y expresiones.



Todo tiene una historia. Habiendo logrado los países latinoamericanos
su independencia en lo político, -salida de la corona de España- fue
un hecho cierto que en lo cultural no se planteó ninguna forma de
independencia, sino que por el contrario, se asumieron la lengua, la
religión, el cultivo de las artes, las maneras, formas y hasta modas
del mundo occidental europeo como modelos a seguir por gobiernos,
instituciones y habitantes de las nuevas repúblicas de América. Mario
Briceño-Iragorry lo sintetizaba: /"Somos un pueblo de transplante y
cofluencia..."/[2] <#_ftn2>



Ahora bien, ¿tiene algún sentido para la lucha revolucionaria la
negación de la herencia cultural venida de Europa, incluyendo lo que
se impone como valores universales? Por otro lado, ¿Conviene
confrontar las expresiones que consideramos venidas de nuestro
ancestro afroindígena con la cultura venida de Europa?



Pitágoras, Ptolomeo, Galilei, Giotto, Miguel Angel, Leonardo Da Vinci,
Picasso, Dante, Cervantes, Bach, Beethoven, Stravinsky, Madame Curie,
Thomás Alva Edison, Alexander G. Bell, Julio Verne, son apenas una
muestra de seres excepcionales cuyas obras les hace ocupar un sitial
trascendente, más allá de lo local, es decir, su lugar de nacimiento
terminó perdiendo cualquier significación o importancia. Cabe
preguntarse ¿tenemos entre los venezolanos seres universales?. Por
supuesto que si. Bello, Miranda, Bolívar, Gallegos, Andrés Eloy
Blanco, Ramos Sucre, Cesar Rengifo, Mateo Manaure, Armando Reverón,
Jesús Soto, Teresa Carreño, Antonio Lauro, Alirio Díaz, Antonio
Estévez, Modesta Bor, por solo mencionar algunos. En conclusión,
ninguno de los grandes creadores de la humanidad tiene la culpa de las
manipulaciones perversas de sus obras por parte de la ignorancia y
del racismo.



¡Atención! El limbo cultural al fuimos llevados puede generar graves
distorsiones en el manejo de conceptos y en la apreciación de la
realidad. Por ejemplo, por un afán de orgullo patriótico excesivo
consideremos que las expresiones nacionales deben ocupar de por sí
espacios más allá del que la propia obra y sus particularidades le
permita. Es así como resulta inútil y hasta absurdo pretender colocar
en un mismo plano comparativo la obra musical de un cantautor popular
venezolano, por meritoria y buena que ella sea, con la obra de algún
autor universal. Caso Alí Primera vs. Beethoven. Lo único en común
sería que ambos utilizaron sonidos como forma de comunicación, más sin
embargo, sus obras fueron estructuradas con códigos específicos
vinculados a una realidad histórica y espacial absolutamente
diferentes. Sería tanto como pretender llevar a un concurso a dos
lenguas, siendo que lo común en ellas es el uso de fonemas. Ergo,
todas las lenguas son válidas en tanto cada una de ellas permite la
comunicación fluida entre sus usuarios. Ello es así también para la
medicina, la culinaria, la filosofía, etc. No lo sería tanto en la
física y la química por fundamentarse en leyes más universales.



Más delicado aún es lo que ocurre con la apreciación de la música de
nuestras etnias. Estas no nacen obedeciendo a cánones o patrones de la
cultura occidental de tal manera que con ellas no conviene establecer
baremos o calificaciones. Dicho de otra manera, ellas manejan sus
propias circunstancias (Gasset), y su muy particular cosmovisión,
razón por lo cual no tienen sentido las valoraciones comparativas
provenientes de otro contexto sociocultural. Calificaciones tales como
feo, bonito, excelente, extraordinario, estarían totalmente fuera de
lugar. El pretender hacerlo sería tan absurdo como colocar en
competencia a un "coro" de indígenas con una agrupación vocal citadina
a objeto de premiar al de mayor calidad u observar cual de ellos
recibe más aplausos. ¡Ello constituiría un total exabrupto, un crimen!
¡Una bofetada al ABC de la antropología _biosociocultural_! Para
traducirlo en términos sencillos, sería tanto como pretender comparar
entre el mango y la naranja para responder a la pregunta de cuál de
ellas es la mejor fruta. El mango es mango y la naranja seguirá
siendo naranja por siempre, excepto que acudamos a los híbridos pero
éste no es el caso.



Aún cuando estemos concientes de que el racista no acepta ni
buscar la reivindicación de todo aquello maravilloso que la cultura
del poder, con sus instrumentos de inducción y adoctrinamiento: Radio
y Televisión, se empeñara en ocultar durante décadas. Seguramente y
con mayor razón seguiremos aportando valores universales. Sin embargo,
ocupar espacios universales deberá ser la consecuencia de años de
lucha en la formación de una nueva generación de venezolanos sin
complejos de algún tipo, sin prejuicios o mapas mentales para que así
emerja una sociedad equilibrada y justa. Mario Sanoja e Iraida Vargas
ahondan aún más en el tema expresándolo así: "Un proyecto de nación
fundado sobre el reconocimiento del pluralismo, requiere, para ser
viable, la eliminación de todas las formas de exclusión social y
cultural, de toda estructura de poder que implique la dominación de
unos grupos sociales sobre otros, vía la participación democrática y
protagónica en todos los ámbitos".[3] <#_ftn3>



Los esfuerzos del revolucionario deberán dirigirse a derrumbar los
muros del limbo cultural y en consecuencia entregar sus energías a la
construcción de un nuevo paradigma fundado en la mejor concepción de
la soberanía y solidaridad latinoamericana, con el mejor entendido
afecto por nuestra originalidad. Ese proceso deberá darse a partir de
la educación y la verdad científica. El pensamiento crítico deberá ser
inmanente a este proceso como acto que permitirá profundizar en la
construcción de una cultura y una sociedad diferente, universal y
sobre todo humanista.

[1] <#_ftnref1> María Isabel Maldonado y Nelson Guzmán. /Identidad,
cultura y resistencia/. Question Año 3 No 28, Octubre 2004. p.8.

[2] <#_ftnref2> Diana Rengifo de B, /La concepción historiografica en
Mario Briceño-Iragorry. /Compilador/:/ Rafael Angel Rivas,
/Veinticuatro Visiones sobre Mario Briceño Iragorry. Comisión
Presidencial para el Centenario del Nacimiento de Mario
Briceño-Iragorry. Caracas, 1998. p.83.///

[3] <#_ftnref3> Mario Sanoja / Iraida Vargas. /Venezuela Profunda/.
Question Año 3 No 28, Octubre 2004. p.5.


*Magíster en Música. Universidad de Cincinnati
Profesor de la Universidad del Táchira.

rrivas@reacciun.ve







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Rubén Rivas(*)

Merideño, Profesor de Música, con estudios en la Escuela de Música de la ULA. Egresado de la U. de Chile. Magister de la U. de Cincinnati. Autor de los proyectos de Carrera de Licenciatura en Música de la Universidad del Zulia y Universidad del Táchira.

 alcidesrivas@gmail.com      @alcidesrivas0

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