Fue a Argentina a poner en funcionamiento junto con otros presidentes amigos
El Banco del Sur. Sigue igualito echándole un camión de bolas a la unión. Es el mismo Chávez con el rostro frente a las cámaras de televisión con y los ojos llenos de insomnio que nos dijo aquélla vez, “por ahora”, el mismo Presidente bromista, echador de cuentos, contador de fábulas, enamorado de la gesta bolivariana. El mismo Presidente que nos enseñó a leer la Constitución Nacional, que nos recordó la letra del Himno Nacional…el mismo Presidente que no descansa ante la arremetida de reyezuelo e imperialista, oligarcas y fascistas.
En Argentina dijo que cuando él era pequeño había en su llano (aún sigue) un cuento sobre el Silbón, que era un fantasma de tres metros de altura, que además de asustar a la gente, sobre todo en noche de lluvias, lo azotaba con un palo. Y su abuelita de dijo un día que la única manera de enfrentar al mítico Silbón, era parársele de frente, sin miedo, con valor y que eso es lo que hace él con el imperialismo estadounidense: se le pone cara a cara y les dice las verdades y que por eso algunos lo reprochan.
El público aplaude a nuestro querido Presidente. Es un hombre sin miedo a las tenazas del imperio. Dice Chávez que “en el rostro de Evo Morales existen cinco siglos de lucha”, ¿y quién que tenga un poco de amor por la historia y por la dignidad, dice que no?
No parece salir el Presidente venezolano acabado de salir de un reto con la historia el domingo 2 de diciembre de 2007. Su perfil está intacto. No ha decaído en nada. Está acostumbrado a la lucha. La lucha que lo visto cumplir años, en este maremagnun de interrogantes, ante un pueblo que a pesar de que lo ama, a veces se deja seducir por los cantos de sirena de una oposición que tiene en sus manos el tetero de droga para someter a muchos de él para quebrarle la resistencia.
El Presidente Chávez está por Argentina. Hace lo mismo de siempre. Viaja en pro del país que lo vio nacer y hacerse luchador. Que Dios lo observe en su peregrinar de hombre justo y le mantenga el pensamiento tan humanista como es su alma. Acaba de aceptar un gran reto, en su país Venezuela. Como en la leyenda del Silbón, lo enfrentará como enfrenta al imperio más cruel y despiadado de la historia humana.
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