Regresar sí, pero a luchar por la indexación salarial

¿Regresar o no regresar en septiembre?, that is the question, ¿retorno o no retorno?, ¿será que regreso, o no?, ¿me pongo a vender verduras o caramelos en las busetas? ¿me encierro en mi casa a ver por TV cómo los demás luchan por mí o regreso a pelear? ¿me largo fuera del país? o ¿mejor retorno a enseñar que es para lo que estudié?, es que me da cosa con mis estudiantes no regresar y dejarlos sin docente. Pero, ¿coooño, cómo cubro mis necesidades básicas con este miserable salario docente? Entonces, ¿retorno o no retorno?, Dios ayúdame a decidir, voy a parar en loca o loco (conjugado en los únicos dos géneros que proporciona la biología), ¿qué ruta agarro, la del impoverishment park (parque del empobrecimiento) a través de la ruta live que me ofrece el gobierno? ¿o tomo la ruta de la decencia y la dignidad, que es regresar en septiembre pero a la luchar por mis derechos como docente venezolano y salvar la educación en Venezuela?.

Tal vez alguien pueda calificar de jocoso esta narrativa y otros, de ser terriblemente mala, por no tener la magia narrativa de Honoré de Balzac cuando él retrata la miseria de la sociedad de su época, no obstante esta deficiencia narrativa, para los docentes, tiene un significado que que va más allá de la literatura, se traduce concretamente en indignación, frustración y rabia por tener que sufrir esta situación. La solución entonces de este dilema moral (regresar o no en septiembre) mortifica y consume el cerebro de muchos docentes, cerebros que deberían estar protegidos por el Estado venezolano, para que serenamente y bien alimentados estén ocupados en diseñar nuevas estrategias de mejorar la educación como el medio de producción de conocimiento más importante conque cuenta el pueblo venezolano. Pero no, el cerebro de los docentes venezolanos se agota inútilmente buscando solución a las carencias más básicas y elementales de sobrevivencia a las cuales está sometido hoy por el sistema neoliberal, sobre todo, en cómo hacer para garantizar las "tres papas" en el estómago de su familia, cómo hacer para comprar unos zapatos sencillos como los de manacho, ni siquiera como los que usan los dirigentes del madurismo, y de la oposición, comprados con los dineros robados a la nación, o la angustia que significa a quién acudir para conseguir una operación quirúrgica -no de nalgas ni de tetas- sino de enfermedades laborales, o simplemente la pastilla para la tensión, y ni hablar si el caso fuese la muerte de un familiar.

Sin embargo, la decisión de retornar o no a su trabajo en septiembre, trasciende el problema económico, es un problema básicamente de carácter ético y eso ejerce mucha presión sobre su cerebro, su vocación y su autoestima en un docente verdadero, esa razón embarga y condiciona toda su mente y espiritualidad. Por eso cuando se escucha a un burócrata del gobierno o a un mujiquita o idiota de esos que nos describen Rómulo Gallegos o Fiódor Mijáilovich Dostievsky, que se la pasan cuestionando a la ligera a un docente, se convence uno mucho más de que es necesario liberarse de este gobierno lo antes posible y transformar radicalmente este sistema. .

No obstante, para adentrarnos en la esencia de lo que está pasando, nos parece necesario hacerlo con las siguientes preguntas ¿por qué el gobierno neoliberal de maduro abandonó, o mejor dicho, se niega a cumplir con su obligación constitucional de garantizar una educación de calidad y por consiguiente con el cuidado que amerita el gremio docente? Otra pregunta ¿por qué las burocracias sindicaleras insisten en paralizar las luchas con consignas de no regresar a las escuelas y refugiarse en las casas cuando todo el mundo sabe que las luchas por el salario no se ganan quedándose en la casa sino como lo dice Alí Primera, asistiendo al combate? ¿por qué tanta coincidencia entre gobierno y burocracias sindicales, no debería llamar esto la atención del gremio docente?

Lo que hay que hacer y no otra cosa es regresar masivamente a las escuela pero a pelear, a luchar por la indexación salarial, por un convenio colectivo digno del cuerpo docente. Pero, para conseguir este objetivo proponemos lo siguiente:

  1. Que los docentes, empleados administrativos, obreros, madres, padres y representantes se organicen a partir de su escuela en los Comités Independientes de los Trabajadores de la Educación.

  2. Con base a la coordinación de los comités por escuela, se organicen las Asambleas Parroquiales, Municipales y Regionales para discutir DIRECTAMENTE con el gobierno la indexación salarial y la convención colectiva de los trabajadores de la educación.

  3. En caso de no observar una actitud positivamente responsable del gobierno, entonces, los Comités ejerciendo el derecho constitucional ponerse a trabajar la convocatoria de una huelga general del magisterio.

Por eso y para esto es que se debe regresar en septiembre.

 



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Arnaldo Aguilar Dorta


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