¡Te lo dije, chamo!

En el presente, vemos como los castillos de arena comienzan drásticamente a caer. Nos cansamos de alertarlo, aquí, allá, acullá, que se venían abajo, pero algo tan evidente como la misma luz del sol era obviado por aquellos que dicen llamarse expertos en política y economía. Tan doctores los señores pero también tan necios, equivocados y sesgados como ellos solos.

Hablo de quienes se la pasaban pronosticando catástrofes en suelo venezolano, en Bolivia, Argentina, Ecuador y hasta en Brasil. Sin embargo, esos doctorísimos fueron incapaces de predecir que la montaña de fósforos encendidos de la economía norteamericana se iba a caer más temprano que tarde mientras que otros sistemas económicos se fortalecerían sin que los pobres miopes se percataran de eso.

En un contexto como el anterior, del Norte, del FBI, continúa sonando de manera más hueca el caso de Antonini Wilson y su maletín. Aun cuando sus incoherencias son bastantes, pero a unos les interesa mantener por lo menos en el escenario de los medios cual best seller del momento un mes más hasta que se realicen las elecciones en noviembre.

Todavía el señor Wilson dice lo que quiere, o mejor lo que le piden que diga. Él no será castigado sino un protegido más de la justicia de Norteamérica.

El Gordo vende su alma al diablo por unos dolarcillos devaluados. Sólo unas cámaras y algunas líneas en los periódicos repiten una historia que se desempolva como último recurso para hacer bulla cual circo cuando llega de visita a un nuevo pueblo.

Entonces, se olvida que el argumento de El Gordo se agotó el día en que a Wilson se le vinculó con el ex presidente Carlos Andrés Pérez. Por lo que dime con quién andas y te diré quién eres.

Al mismo tiempo que El Gordo tiene su minuto frustrado de gloria, se vocifera un magnicidio del mandatario Chávez, que se convierte en un asunto creíble cuando unas grabaciones salen a la luz pública y voces alertan que quieren volar al Presidente actual con una ligereza asombrosa que demuestra hasta dónde puede llegar la vileza humana.

En cambio, las supuestas cintas del FBI, conjuntamente con otras pruebas del caso Antonini, se esconden y no se someten a un análisis por lo menos superficial. Será porque tales pruebillas no existen. De ese modo, se actúa sin alguna ética o escrúpulo ni tampoco vergüenza.

Lo cierto es que duélale a quien le duela, la crisis del Norte se agudiza. Esto no deja de preocuparnos, porque resulta lógico que pueda afectarnos. No hace falta ser un prodigio en finanzas para saberlo.

No obstante, el modelo que nos vendieron con suma prepotencia no funciona, como tampoco esa justicia que dicta culpas según la ocasión y los intereses en juego arbitrariamente.

Entonces, únicamente, chamo, me queda recordarte que, en variadas circunstancias, te dije que todo esto iba a pasar, pero te parecía increíble. En verdad, te comiste el cuento del tío Sam y te gustaba ir eventualmente a Disney World a saludar a Mickey Mouse y pensar que aquel mundo norteño era mejor que tu propia tierra que aún daba frutos a pesar de que, en el pasado, había sido sumamente saqueada por quienes venían de afuera por su riqueza sólo atraídos.

isabelrivero70@hotmail.com


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Isabel Rivero

Licenciada en Letras de la UCV. Estudios en Lingüística y Análisis del discurso. Articulista de opinión de UN de 2002 hasta 2013. En la actualidad, artìculista del Cuatro F, Ciudad Ccs y VEA .

 @isabelrivero70

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Isabel Rivero De Armas

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