La historia de los imperios

En verdad los imperialistas son cobardes, irrespetuosos, brutos y canallas. Mayormente se las dan de católicos, de religiosos y obvian las mismas vainas que varios de ellos escribieron en la Biblia: "Amaos los unos a los otros". Uno se pregunta ¿por qué los imperios no amaron a los africanos, a los pueblos del Norte, Sur América y Asia? El imperio japonés sometió durante tiempo a China y Corea del Sur, le lame las botas al imperio Norteamericano y se la pasa peleando con sus hermanos de raza a favor del imperio gringo, que triste.

Pero hablemos del imperio que jodió con toda su maldad a estas nuestras tierras. Hubo un necio Europeo llamado Cristóforo Colombo, hijo de Susana Fontanarosa de Genova que, le picaba ese trasero por viajar de gratis. Así que con su caja de miseria y un mapa que hizo, porque y que era cartógrafo donde India quedaba en Hoyo de la Puerta y Nueva Zelanda en Caricuao se dedicó a buscar quien le financiara un viaje que pretendía darle la vuelta al mundo. Y después de ser desechado por los otros piojosos que no creyeron en él se fue a su ¡madre" España.

Por entonces había en ese lugar una reina de la que dicen los historiadores como Plinio Apuleyo y Ramón J Velasquez le tenía pánico al agua, es decir, parecía una gata bajo la lluvia,pero con paraguas, el genovés, con esa cara de chulo que no se la quitaba ni una cirugía especial, la buscó y le dijo que " tutta la riqueza que io consiga será per la madona y cuesto trono de España, sólo tiene que darme una tripulachione que me sirva para remar si es nechesario, cocinar los callos y la sopa gallega y para patear las uvas de hacer el vino . Por cherto que si tienen hongos es mejor perque cusi lo vino sabe bene y también que en algunas oportunidades me sirva para echar uno...per la borda"

La reina no tenía marineros para esa cosa y mandó a sus heraldos y universales, nacionales y 2001 a visitar las prisiones, donde los escuálidos purgaban condenas porque no les gustaba trabajar. Había uno de apellido Chamo Allup al que le decía "El lucero" porque era bien alumbrao. Los heraldos y nuevo país le dijeron a los alcaides que necesitan hombres para una aventura por el mundo y éstos que eran los antepasaods de un tal Ledezma no dudaron en entregarlos, para que el callo con ñame rindiera más. ¡Eran ligualitos a los de hoy de la oposición!

luego los heraldos y globovisión, venevisión, televen y ract fueron a los hospitales. Les pidieron a un gallego de apellido Natera que necesitaba unos enfermos terminales para un viaje por el mundo,¡pum! se los dio.Más tarde se acercaron los heraldos radio uno, radio Caracas y otros a los manicomios. Les dijeron a los loqueros que necesitaban locos para un viaje por el mundo, y ¡'chacatán! se los dieron.

A la mañana siguiente los enfermos, los locos, los presos y el chulo Cristóforo estaban frente a la Niña, la Pinta y la Santa María, echándose palos, digo en el puerto de Palos. No había crema dental, ni desodorante, ni cepillos dentales, menos colonia. La hediondez era más arrecha que una diarrea de pepitonas picante. Pero si habían como diez sacos de hoja para limpiarse la parte donde termina la espalda. La reina lanzó una botella de jerez contra la cubierta de una de las naves y así quedó inaugurado el viaje.

Después de una larga travesía donde hubo de todo como en lupanar, digo, en botica, un tal Rodrigo de Triana que se estaba bebiendo una botella encaletado en la parte más alta de una de las naves gritó: ¡Tierra, tierra!tierra...tierra! Cristóforo que estaba escondido en su camarote, porque unos tales Manolo y Paco llegaron diciéndole: "Ostia.Cristóbal, nosotrus tenemus un quesu bien arrechu", salió corriendo y dijo: ¡Porca miseria, hemo llegatu a la India!

Agarraron los botes y se dispusieron a invadir la virginidad de América que no se llamaba así, por supuesto y desde entonces en estas tierras se propagó la tuberculosis, la piquiña, la gonorrea, la cresta e gallo, la lechina, la viruela, la corrupción, la locura, la hediondez, la borrachera, el violín de sobaco y el mal aliento. Eso se lo debemos a los españoles del PP, a los del periódico El País, al partido fascista de Aznar, a las iracundias de Felipillo el pillo, al vejete carcamal de Franco y por supuesto a aquella reina que no se bañaba, quien después que Cristóforo le llevó todas las riquezas de esta geografía y las cabezas de nuestros antepasados como trofeos para la infeliz monarquía, le gritaba en la tasca La Candelaria: "¡ostia, ostia, porque no te callas!"

Son los mismos de ayer que hoy se imaginan que pueden volver a joder a nuestro país con sus corridas de toros y sus destapes fascistoides de "cabezas rapadas".
¡Fuera los imperios!


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Ángel V. Rivas

Limpiabota, ayudante de pintura, articulista, Productor Nacional Independiente, editor de El Irreverente. Animador del programa Gigantes del Romance, autor del libro Pacto Satánico y poeta en estado de frustración.

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