Nada simpáticos los de la publicidad de Polar

Hay un canal de televisión al cual, lamentablemente tenemos que sintonizar pues nos gusta mucho el béisbol y es por ahí que lo televisan y como no tenemos otro cable que no sea el de la plancha, pues. ¡Claro! Que no es nada agradable escuchar al nuevo “chakespeare” del idioma ingles Dámaso Blanco llamando a Catalanotto, un pelotero de ascendencia italiana a quien él con esa sabiduría que logró después de haber salido del barrio Casetabla en Petare, le endilga el sonido CATALANORO ¿por qué será que algunos se ponen locos con este idioma? No minimizo que la gente aprenda, pero de ahí a la ridiculez, hay un pasitrote bien largoooote. Todos a quien le guste el béisbol en este país de hermosura infinita sabe que en USA existe un equipo llamado Marineros de Seattle, pero Dámaso no los deja en las aberturas de las orejas como que si estuviéramos viviendo en un rancho de gringolandia: “ Marineros de SEARER. Igual sucede con el viejo magallanero Clarence Gaston. El diminutivo es Cito para los de nuestro idioma, pero Dámaso, otra vez creyendo que estamos en una barraca de Beverly Hill, lo llama CIRO. Beto Perdomo goza una bola cada vez que ve a un negro diciendo: “Esto ta feo…” ¿Será que en Baruta Hill no hay negros?

Una vez el narrador de caballos Ali Khan dijo que “la yegua “Cargleit” tenía una buena estampa y…por ahí se fue. Más tarde unas muchachas que escucharon la barrabasada idiomática llamaron para decir que, “esa yegua se llama así porque le pertenece a Carmen, Gladis y Teresa”. Estos parejeros, como decía mi madre, son cosa seria. Aprovechando el espacio que nos da la libertad de expresión, podemos opinar que de los que conforman el grupo que trabaja narrando y comentando el béisbol en ese canal, se salvan tres que no son telarañeros del inglés: los comentaristas Manuel Rodríguez , Pedro Ricardo Maio y el narrador José Rafael

Ahora vamos a la publicidad. Dos de ellas bastante agradables porque producen ganas de reír son la que se refieren a la moto que”anda de arriba abajo” y la otra, la de los pescadores orientales del motor japonés. Muy buenos conocedores de la idiosincrasia criolla los que las crearon, porque la publicidad tiene que ser divertida, agradable, parte del común, de lo contrario no cala. Por ejemplo esa publicidad de la Empresa Polar es un trauma, que falta de amor por el pueblo. ¿Cómo es posible que esas personas que salen en la misma no entiendan que están siendo utilizados (aunque ellos sean trabajadores de esa empresa) para fomentar el alcoholismo en Venezuela, porque subliminalmente se le está haciendo propaganda es a la CERVEZA. La que produce ACV en los mayores de 25 años y eso es verdad.

El cantante Oscar de León sale muy mal en la misma, igualito a Teodoro Petkoff, viejo fané y descangayado, con el cuero picoteado, sin altivez. Aunque esta publicidad le produzca algún dinero al sonero, es ilógico que un admirado artista se preste para semejante apología a la “caña”. La gente, que se ve en la misma del pueblo, que sale felicitando a la empresa, se muestra sumisa, adherida, fanática. Una señora, poniendo énfasis y sentimiento agrega con dulzura que, aparentemente, la empresa es lo máximo, otro dice que “si se puede” en un evidente slogan para las presidenciales de 2012 y la más opina que “está orgullosa”, más o menos...

Cuando sucede esto con seres adultos, es inaceptable. Yo quito el sonido, porque no es que uno sea mojigato, pero da asco, náusea, vértigo, que viene siendo lo mismo, que un pueblo trabajador sea sometido por las agallas de los millonarios como Mendoza, utilizándolos para ofrecer el veneno a su propio pueblo; para que le siembre valores negativos a sus hermanos de clase y lucha. Y no me vengan a decir que esa empresa produce “alimentos para el pueblo”(En el golpe de 2002 cerró) y que por cierto hizo desaparecer al Mazeite hace 3 meses. Lo que busca Mendoza es que los venezolanos sean unos borrachitos y para eso se da con una piedra en los dientes y que ayudando al “béisbol menor”, para luego cuando los peloteros (algunos) lleguen a las Grandes Ligas, se conviertan en “ídolos maitines polares” y salgan brincando, pateando, gimiendo, haciendo de grotescos payasos, en ostentosas publicidades que a él, les llenan las alforjas y al pueblo les seca el hígado, el cerebro, el estómago y su precaria economía. ¡Qué no se muera mi hijo, que no se muera no!

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Ángel V. Rivas

Limpiabota, ayudante de pintura, articulista, Productor Nacional Independiente, editor de El Irreverente. Animador del programa Gigantes del Romance, autor del libro Pacto Satánico y poeta en estado de frustración.

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