Bombardeo a La Moneda

“Que cada hombre sea un luchador por la justicia y la unión; la patria y la dignidad”

Hoy recordamos a Salvador Allende con el corazón lleno de amor y optimismo. Atravesado por aquellas bombas que caían inclementes sobre el palacio de gobierno. Escuchamos el rugir de los aviones enviados por el fascismo; por el traidor que pocos meses antes le sonreía al camarada Allende. Una canción de Víctor Jara se escucha en las galerías del tiempo llenándonos de patriotismo latinoamericano. “pagaré con mi vida la lealtad del pueblo” dijo Allende en la inolvidable alocución minutos antes de morir.

Las Alamedas se abren, el hombre nuevo camina sobre ellas, los brazos sobre los hombros, erguidos los cuerpos, brillantes los ojos mirando con orgullo la bandera que flamea en la inconmensurable línea del horizonte libre de pasiones capitalista e imperialista: el hombre; el único hombre, la mujer; la única mujer sobre el verdadero Edén del amor la libertad, la justicia, “¡Viva Chile viva el pueblo, vivan los trabajadores “...Allende, Allende la muerte alimentada por Los Halcones volaba sobre la tierra por la cual luchó toda la vida...

¿Quién muere y quién vive? ¿Es vida andar con las piernas congeladas, las almas incendiadas, el espíritu sumido en el odio? ¿Es vida querer entregarle el cielo de la patria al enemigo para que lo cubra de aviones y bombas, metrallas y misiles? ¿Es vida querer matar los sueños de los que menos tienen para arrebatarles esa micra de esperanza? ¿Es vida denunciar desde palacetes que el agua mineral tiene una bacteria ignorando que la otra, la del pueblo tiene millones de la misma bacteria?

Hoy amamos más a Salvador. Es mentira que la muerte llega para hombres como él, como el Che, como Bolívar...es mentira que mueren los humanistas, los luchadores, los que han vivido en una constante para evitar que a los pueblos los asesinen los Herodes verdaderos, representante del imperio que imantó el alma de los soldados chilenos para utilizar sus armas contra el hermano Mayor Salvador Allende...”los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos, dijo el inolvidable Alí, a partir de este momento es prohibido llorarlos”

No lo lloraremos mientras su recuerdo, su valentía, su amor a Chile y a la razón, nos lleve por la vida. Lo honraremos luchando día a día, oteando donde está el dolor para mitigarlo, para compartir el pan, para humedecer los labios de los sedientos en el camino de esta perenne lucha, para descubrir al enemigo de la justicia y doblegarlo. No lo lloraremos en estos 36 años de su siembra. Estaremos prestos día a día a que el humus de esa tierra nos alimente eternamente, para que nuestras raíces se nutran con esos microorganismos, seremos los gigantescos árboles de La Alamedas, por donde paseará la justicia de los hombres en hermandad...

Lamentablemente hoy Chile está siendo gobernado por una dama a la cual el título de socialista le queda grande: no es ese socialismo que el anhelaba Allende ni el pueblo. Hoy Chile está sometido por las garras de la democracia cristiana; ella no es más que un símbolo de la decadencia humana.

Salvador es el mapa de ese pueblo, En cada metro de tierra chilena surge una planta de fe, de esperanza. Salvador está con nosotros, lo sentimos aquí, su valentía nos conmueve pero no nos sume en la idolatría, a Salvador no le gustaría eso. Lo recordamos como el hombre revolucionario que murió materialmente como debe hacerlo todo aquel que se entrega a la lucha por su país, por su pueblo, por su idiosincrasia, por el olor que emana el patriotismo, por la justicia, por el amor, por la defensa de la geografía nacional. Salvador está entre nosotros, lo sentimos, caminamos a su lado, el calor que emana su presencia, nos da fuerza, nos invita a sentir más aprecio por lo nuestro, por nuestra tierra, por nuestras glorias, por nuestro inolvidables héroes; “Salvador, hola, hermano camarada, amigo,...caminemos por las grandes Alamedas, salvador de la gloria”...

aenpelota@gmail.com


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Ángel V Rivas

Limpiabota, ayudante de pintura, articulista, Productor Nacional Independiente, editor de El Irreverente. Animador del programa Gigantes del Romance, autor del libro Pacto Satánico y poeta en estado de frustración.

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