La Presidente de la AN Cilia Flores hizo un breve recuento del por qué el Presidente Chávez queda investido del cargo de Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, por mandato del pueblo y de la Constitución Nacional y los presentes en la Asamblea irrumpieron en aplausos, mientras que frente a los televisores del mundo, los corazones palpitaban de alegría y gozo.
El humanista Chávez, el hombre esperado durante años, estaba de nuevo ahí, en ese lugar donde un día de un año, al lado de uno de los representantes de la oligarquía criolla y del Opus Dei, llamó moribunda a la Constitución amañada del puntofijismo.
El pueblo venezolano en su mayoría estaba feliz. Chávez juró como siempre su apego a las leyes constitucionales y a su amado pueblo. Juró por su alma, por sus hijos, por sus padres, por su patria y por ese gigante de las miles de cabeza que lo ha respaldado con fidelidad, desde que irrumpió en el alma de él aquel 4 de febrero.
Dijo además unas palabras que quedarán en el archivo de la historia, como un ejemplo a seguir por quienes tengan deseos de servir a la patria con humanismo, con lealtad, con amor y con principios democráticos y morales. Con su voz inquebrantable expresó: ¡Patria, socialismo o muerte, ¡lo juro!
