La fragua de los tiempos insurgentes de la gesta patriótica de Simón Bolívar (VI)

Inicio de la Guerra revolucionaria de los aborígenes de Venezuela, durante los primeros cien años de conquista.

Las rebeliones en Venezuela comienzan a manifestarse desde los primeros momentos en que llegaron los invasores a nuestras tierras, siendo Cristóbal colón el primero en llegar, en su tercer viaje de conquista, luego Alonzo Ojeda, Juan de la Cosa y Américo Vespucio a partir de 1499. Según el historiador canadiense, David F. Marley, en 1502 Ojeda realizó su segundo viaje a Venezuela, al igual que en el primero, iba junto a los mercaderes cazadores de aborígenes para venderlos como esclavos, Juan de Vergara y García de Campos, previstos de cuatro carabelas.

En este viaje, el 2 de abril atacan un asentamiento indígena en la zona de Cumaná. Allí mataron a 78 aborígenes y perdieron a uno de los suyos, esto lo reflejan las crónicas del momento, es posible que las pérdidas de los españoles hayan sido mayores, o hasta mayores que la de los aborígenes, y por razones estratégicas las hayan ocultado, como sucede en todas las guerras, solo se publican las victorias del vencedor, pues, son ellos los que han escrito la historia.

En cuanto a las primeras insurgencias aborígenes en nuestro territorio, según Oscar Beaujon, en su obra "Historia del Estado Falcón", citando a Gil Peña, apunta que:

(…) en 1532, surge en la serranía coriana, un movimiento político de ejecución guerrera, exclusivamente indígena, acaudillada por el cacique Don Marcos Bacoa, sobrino del Diao Martín Manaure, (…) se levantó en armas, con el fin de humanizar el gobierno regido por agentes de los Welser (…) para restaurar el gobierno de régimen aborigen (…) para imponer por la fuerza lo que era imposible conseguir por la paz".

Esta resistencia dirigida por el cacique Bacoa, dura alrededor de dos años consecutivos en la modalidad estratégica de guerra de guerrillas, en toda la serranía coriana, que al fin es derrotado y apresado con doscientos soldados aborígenes. En 1534, los pobladores de Coro hicieron preso al Welser Teniente General Bartolomé Sayler, por abuso de poder y en Santa Ana, se alzaron los esclavos por el trato salvaje que recibían de sus amos,

En 1542, en la misma región coriana, hubo otra insurgencia encauzada por unos cuatro mil aborígenes Jirajaras, de la sierra, cuya manifestación no tuvo mayor repercusión, siendo fracasada tal acción, pero resultó ser un gesto de resistencia y descontento, una acción en contra del gobierno que regía como Gobernador el español Enrique Rembolt ) Oscar Beaujon. História del Estado Falcón. Ediciones de la Presidencia de la República. Caracas / 1982.

La intransigente rebeldía de los Jirajara, se mantuvo en diversas regiones del Occidente de Venezuela, por más de cien años de lucha. La rebelión de los cimarrones del Valle del Tuy, en el momento cuando también surge como un gran impacto la insurrección, desde las minas de Buría en 1552, liderada por el negro Miguel con su grito de libertad, que se convierte en eco de contagio insurgente en toda la provincia de Venezuela y más allá. Miguel se ha proclamado Rey y a su mujer: Guiomar la Reina y su hijo el príncipe heredero. Era el grito desesperado de libertad. Era la guerra larga que continuaba y no tendría pausa ni calma, por espacio de los trescientos años de dominación española. Miguel no logró consolidar el Reino de Buría, pero las esperanzas de libertad aún no se pierden es la guerra popular revolucionaria que da pie de inició, que ha de culminar trescientos años después con la acción revolucionaria de El Libertador Simón Bolívar.

En los primeros años de la conquista en el hoy territorio de Venezuela podemos observar diversas acciones insurgentes, en respuesta de la dominación y esclavización de la población aborigen en la región oriental, los aborígenes se levantaron contra los invasores en 1514, tras el secuestro del cacique Cuwaná, bautizado Don Alonso y su familia, para venderlos como esclavos en Santo Domingo. Para controlar la revuelta indígena, el cabildo de Cubagua, a cuyo frente estaba Don Francisco de Vallejo, ordenó a Jácome Castellón, traficante de esclavos y conocedor como ninguno del territorio y sus jefes indígenas, armar una expedición para pacificar la costa firme.

"El 3 de octubre de 1515, un grupo de aborígenes cumanagotos liderado por el cacique Maragüey, se sublevó contra los opresores, destruyendo el convento, vengándose de la incursión de esclavistas españoles cerca de la zona. En diciembre de 1519 estalló otra rebelión aborigen que continuó hasta el año siguiente por todo el territorio de Maracapana, Cumaná y Santa Fe. Atacan misiones, convenios, casas fuertes, y naves, más de un centenar de españoles murieron en los ataques, entre ellos, tres capitanes.

En el mes de octubre (día 20) de 1520, los Caribes inician una sublevación masiva que destruía los asentamientos de los conquistadores en la costa oriental venezolana, que los españoles llamaban Costa de Perlas. Los guerreros Caribes arrasaron el monasterio de Santa Fe, en Chirivichi, pasando luego a Cumaná, eran 106 insurgentes aborígenes de las familias Caribe de Guarapiche, Cumanagoto, Tagare y Chaima, que reaccionaron con toda furia ante la violencia aplicada en su contra, por los invasores. (Gallegos Ortiz, 1985). Y en 1521, una segunda rebelión ataca nuevamente el fuerte.

El inicio de esta guerra de resistencia por parte de los aborígenes inicialmente y luego los africanos esclavizados tiene su origen en la aplicación de la esclavitud. Según Jaquelín Clarac, en un artículo de su autoría que aparece en el Boletín Antropológico titulado: "Reseña de "El Cacique NIGALE y la ocupación europea de Maracaibo" dice:

"… que cuando el agente alemán, Ambrosio Alfínger, llegó, el 18 de septiembre de 1529, desde Coro, a las costas del Lago de Maracaibo, con 180 hombres bien armados, en tres embarcaciones y traían con ellos a unas bestias poderosas y terribles que sembrarían el terror entre las comunidades lacustres, enormes cuadrúpedos sobre los que los invasores lucían gigantes e invencibles, y otros más pequeños pero feroces que atados por el cuello no cesaban de exhibir sus colmillos sedientos de carne. Son caballo y perro, determinados aliados de la victoria del saqueo".

Eran los conquistadores alemanes representantes de la casa de los Welser de Habsburgo, a quienes el Rey Carlos V del Imperio Romano-Alemán y I de España, hijo mayor de Felipe el Hermoso y Juana la Loca, nieto de los reyes católicos y del Emperador Maximiliano, les había entregado el territorio en el que recién había decretado la provincia de Venezuela y nombrado Gobernador al terrible conquistador Ambrosio Alfínger, para complacencia de los Welser , otorgándoles poderes reales para conquistar, explotar, poblar y gobernar, incluyendo la licencia para esclavizar a los rebeldes, e introducir esclavos africanos y extraer las riquezas de nuestra Madre Tierra.

Empezaron la esclavitud, según la escritora mencionada, con los indígenas de los pueblos de Parepi y Cumari, donde secuestraron "222 piezas de indios e indias, pequeños y grandes, las 22 indias paridas sin contar sus criaturas de leche como piezas naturales…" (pág. 279), a pesar de que esta gente habían sido generosos con los invasores, fueron secuestrados y llevados a Jamaica y Santa Marta, donde fueron vendidos a siete pesos y medio por persona. Así fue instaurada la era de la esclavización en Venezuela, con la complicidad de las autoridades civiles y eclesiásticas, lo cual hizo que la resistencia fuera la única vía para la sobrevivencia, pues, se daba inicio a la guerra larga, la guerra popular revolucionaria, la misma que Bolívar dirige y aviva con su espada libertadora a partir de 1813, desde la Campaña Admirable hasta Carabobo, bombona, Junín pichincha, Ayacucho y su travesía por los confines continentales del Continente Abya Yala, destruyendo yugos y cadenas y construyendo pueblos libres y soberanos.

Pero desde antes de esta fecha ya la lucha aborigen había comenzado. Hacían 30 años antes de la llegada de los alemanes al frente del criminal Alfinger, cuando llegaron los primeros invasores al territorio Añú; Alonzo Ojeda, Américo Vespucio y Juan de la Cosa, después de haber sido atacados por los caribes en las costa de Chichiriviche, ya el pueblo Añú con su jefe, el cacique Maarak, habían preparado la tropa aborigen, para defender el territorio de su propiedad natural y originaria y repeler al enemigo invasor, como en efecto lo hicieron, demostrando su capacidad y valentía patriótica, durante 108 años, (desde 1499 hasta 1607) mediante una consecuente y justa lucha por la defensa de sus derechos humanos y territoriales.

En el presente estudio, hago énfasis en este pasaje histórico de la lucha heroica del pueblo Añú, que ha sido una historia silenciada, que debemos estudiarla, analizarla y revivir, ese espíritu combativo originario, que tantas derrotas propinó a los invasores, razón por la cual los historiadores de la llamada historia "oficial" de manera mezquina la ha obviado, y la han hecho cautiva, como cautivaron a nuestros ancestros.

A las costas del Lago de Maracaibo también llegaron las tropas asesinas de Nicolás Federmann, Spira, y del obispo Rodrigo de Bastidas, esclavista, que apoyaba y bendecía el exterminio de los aborígenes. Eran los conquistadores, saqueadores de pueblos, en busca de oro y secuestradores de aborígenes para venderlos como esclavos, dejando a su paso, un rastro de muerte, miseria y destrucción, hasta las riberas de los ríos Zulia y Catatumbo, donde fueron recibidos por las heroicas flechas de los recios guerreros del pueblo Bari.

En 1535 Federmann, por instrucciones de Jorge Spira, se lleva a setecientos aborígenes, como esclavizados al Cabo de la Vela, para iniciar el negocio de la extracción de perlas, y en respuesta, los Añú incendiaron lo que quedaba de la ciudad de Maracaibo, y los tres navíos españoles anclados en el lago. En enero de 1541, Pedro de Limpias, veterano ladrón, saqueador de la región Añú, "para complacer las vanidades del recién nombrado gobernador, el obispo Rodrigo de Bastidas, raptó de sus hogares a 500 indígenas Añú, que vendieron a mercaderes de baja calaña en Coro". Así pudo el gobernador-obispo, sustituto del fallecido welser Spira, financiar su ascensión al cargo". (Ibídem pág. 281)

En 1573 Alonzo Pacheco invade los territorios de los pueblos Añú y Bari, con tropas que le había mandado el rey, para someter a los rebeldes, pero el pueblo Añú, organizado en permanente resistencia para vigilar la llegada de los europeos, a la entrada del lago, y "apostados en los manglares los reciben con una lluvia de flechas", que dio muerte a los españoles.

El joven cacique Nigale, del clan zapara de la nación Añú, logra organizar cien canoas y organiza una gran alianza entre los últimos clanes Añú que quedan en región adyacente al Lago de Maracaibo: los aliles, toas, parahute, paraüja, mohanes, auzales y arubaes, conjuntamente con los descendientes de la gran nación Chibcha, los Bari, del sur del Lago, Nigale hizo una alianza estratégica para golpear a los españoles en lo que más les afectaba: sus negocios, especialmente el negocio de las perlas en Cabo de Vela. Destruyeron varias veces el puerto de Gibraltar, transformándose el lago de Maracaibo en un inmenso campo de batalla, lo que podemos llamar, las primeras batallas navales en territorio venezolano.

Esa insurrección añú y bari en toda la región adyacente al Lago de Maracaibo tuvo una duración hasta 1606, cuando llega el nuevo gobernador, Sancho de Alquila, quien trajo consigo una gran cantidad de hombres de armas, decididos a terminar definitivamente con la insurrección indígena, a lo que Nigale contestó pidiendo a los suyos y a los Barí arreciar la guerra, organizando un ataque masivo de ciento cincuenta canoas, irrumpiendo en el puerto de los españoles, pero pudieron más la armas europeas que finalmente lograron ocupar la ciudad de Maracaibo, con el asesinato del cacique Ningale el 23 de junio de 1607. (Fuente: El Cacique NIGALE y la ocupación europea de Maracaibo. De Jaqueline Clarac. Tipografía Mundo, Maracaibo, Venezuela. 180 pp. (2007). Reseña de "El Cacique NIGALE y la ocupación europea de Maracaibo". Boletín Antropológico, 25(70), 277-284.

Pero otra gloriosa historia aborigen que también ha quedado rezagada en el olvido histórico, sin ser difundida en los textos "oficiales", es la Guerra de los Cámagos y Gayones, del hoy territorio del Estado Lara, liderada por la Guerrera Ana Soto o Anasoli, como ha debido ser su verdadero nombre. Para recordar y escenificar literalmente la admirable acción combativa de la Guerrera Ana Soto, he tomado de un folleto titulado: "Ana Soto heroína indómita del territorio Gayon", escrito por el periodista Germán Antonio Roldan, quien en vida fuera cronista del pueblo de Bobare , estado Lara, donde nos deja los siguientes apuntes:

Los campos estaban ensangrentados, los ríos Urama, Tuy, Juri-Jurí, El Tocuyo y los Ojos de Agua, coloreaban sus aguas; en las lagunas veraneras flotaban los cuerpos destrozados por la hueste extranjera. Aquella conquista fue salvaje,(…) Desde pequeña, "ANA" (nombre indígena-gayón, que podía significar Anasoli o Luz del Campo) sus días de juegos se convirtieron en tormentos; en terror. Impávida miraba el cruel asesinato de sus padres, sus hermanos y sus amigos de las tribus, destrozados de la forma más inhumana, colgados de los árboles o amarrados de los pies a la cola de un caballo para arrastrar a los valerosos cuerpos de los gayones, quienes pagaban con sus vidas esta lucha por la defensa de sus costumbres, el derecho a vivir en su territorio, la defensa étnica, culturales, productivas, su identidad, (…) Estas macabras escenas crea odio y sed de venganza en el corazón de aquella indiecita que veía todo; su mente revolucionaria. Se hace guerrera en las montañas de sus padres, (…) A la edad de 12 años a los más, convida a los nativos, y en lengua gayón habla de lo que estaba ocurriendo en su entorno, (…) Muchos subieron, con ANA SOTO, a las intrincadas y tupidas montañas buscando la sobrevivencia.

Allí en territorio gayón y cámago, hoy conocido como tierra larense, apareció "ANA SOTO" (1618) convertida en Cacica vengadora, la defensora de los cursos de agua y su cultura, seguida por el Cacique Pedro Monges, quien era su esposo y la temible india Leonor, sobrina de "ANA", forma a su alrededor más de 2.000 bravos defensores, valientes todos, y emprendieron bajo la tutela de la guerrera indomable, la continuación de la lucha abierta por extraordinarios caciques, como: Guaicaipuro, Tiuna, Terepaima, entre otros, que entregaron sus vidas por la defensa de la patria insipiente para entonces.

Ante la resistencia guerrera de ANA SOTO, y esos gayones, resolvió el Rey nombrar al Lugarteniente de gobernador y Capitán General de Barquisimeto, a Francisco de Guinea y Mojica, defensor de los intereses de la Corona Española, como comisionado en 1668, para pacificar y castigar a los patriotas Gayones y Cámagos, "que se habían alzado" contra la voluntad de la opresora España.

Entre 1618 a 1668, los aborígenes pelearon gallardamente en defensa de sus tierras, sus ríos, sus cursos de agua, sus montañas, sus bosques, sus costumbres, sin dar tegua a los vasallos del Rey. (…) el vasallaje, reunió varias compañías prevenidas de armas, municiones y bastimentos suficientes, para lo que sería una larga guerra, como en realidad fue, puesto que durante cinco meses, la intrépida jefa de los Gayones, ANA SOTO, junto al Cacique Pedro Monges y la temible india Leonor, impusieron férrea resistencia apoyados por el arrojo de los hombres y mujeres de la gloriosa Nación Gayón.

La caballería apoyada por la artillería española subiendo a elevadas montañas, fue cercando, entre cerro y cerro, el campo de batalla, cerrando la retirada. Muchos lograron escapar por sendas sólo conocidas por los indios, no así ANA SOTO, quien hasta agotársele las flechas se mantuvo firme. Ella y unos 200 guerreros apresados recibieron lanzadas atravesando sus cuerpos ocasionándoles la muerte, formando pilkones de cadáveres. Trozos de sus cuerpos eran colgados de las ramas de los árboles, mientras que la sublime ANA SOTO, la heroína de todos los tiempos, fue llevada a Barquisimeto donde fue empalada como terrible castigo por haber luchado por los derechos del pueblo; así como la inquisición lo hizo con JUANA DE ARCO.

El asesinato de la Guerrera Ana Soto por parte de los españoles, no melló el filo combativo de los gayones, fueron cincuenta años de insurgencia armada, pero estos continuaron su lucha por largo tiempo, que hoy podemos decir que todavía se mantiene en el seno del pueblo larense, combativo y revolucionario. Sobre este mismo tema histórico, Vargas-Arenas y Sanoja, anotan que:

Para finales del siglo XVII, extensas áreas del noreste de Venezuela permanecían todavía habitadas por comunidades indígenas de tradición caquetía (de filiación lingüística arawaka), relativamente independientes, pertenecientes a las etnias gayón, ayamán y jirajaras, ubicadas en las serranías de los actuales estados Lara y Falcón, en localidades tales como Churuguara, Baragua, Matatere, Bobare y Siquisique, (…). Una lectura geohistórica: hacia la construcción del estado popular comunal, 2012. (Pág. 79)

Fue intensa la lucha aborigen en Venezuela. Los nativos no aceptaron la dominación pasivamente, el conquistador, colonizador le costó mucho esfuerzo, para lograr la dominación de esos pueblos naturales; tuvieron que imponer los métodos más inhumanos de opresión y represión para poder lograr la consolidación del sistema de gobierno español, Gustavo Pereira en "Historias del Paraíso" anota que:

"Hasta la postrimerías del siglo XVIII registran las crónicas levantamientos indígenas en territorio venezolano. En esta etapa de la colonización, ya cimentado el poder invasor, el medio más común de oponerse a la servidumbre es la fuga individual o colectiva, pero la rebelión armada ha logrado en ocasiones triunfos rotundos, aunque parciales, como en el caso de los gayones".


Pero aún no hemos terminado, aún faltan por reseñar las gloriosas luchas de los pueblos Jirajaras, Ayamanes y las batallas victoriosas del Gran Cacique Guaicaipuro que veremos en posteriores entregas. Hasta la próxima entrega …



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Reinaldo Chirinos

Licenciado en Educación Mención Desarrollo Cultural. Facilitador del INCES.

 reinaldoc06@gmail.com

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