14 de Enero en Barquisimeto: La Divina Pastora y su Grey Larense

El 14 de enero, para los barquisimetanos y barquisimetidos, se ha convertido en una fecha emblemática en el sentimiento espiritual religioso, de la feligresía católica larense, que con su fervorosa fe religiosa y consecuente devoción, ha alcanzado cautivar a la feligresía católica, exteriorizando esa mística devoción al resto de gran parte de los habitantes venezolanos que también se ha hecho extensiva hasta algunos sectores de nuestros países vecinos, congregándose de manera multitudinaria a rendir homenaje y veneración a la Madre de Jesús de Nazaret, bajo la advocación de la Divina Pastora, la Protectora espiritual del Estado Lara.

Desde la pintoresca población de Santa Rosa del Cerrito, fundada por el Padre Fray Agustín de Villavañez, en el año 1671, desde muy tempranas horas del 14 de enero, año tras años, comienza a reunirse la gran muchedumbre, portadora de una gran carga de energía espiritual, con sus corazones colmados de fe y esperanzas, prestos a acompañar a la sagrada imagen a lo largo del trayecto, hasta llegar a su destino convencional, como lo es la Catedral barquisimetana, configurando un auténtico río humano, sin precedentes en manifestación de fe religiosa alguna del país.

Expertos en la materia de cálculo numérico en multitudes, han afirmado que esta procesión rebasa los dos millones de seres humanos, de los diferentes estratos sociales que allí hacen presencia en una gran convergencia de fervor festivo, característico de la devoción espiritual acendrada en la fe católica, que emana del místico emblema de la divinidad religiosa, en una tradición hecha historia, que desde diferentes puntos geográficos de la entidad larense y otros estados, concurren a la Ciudad de los Crepúsculos a ofrendar sus promesas por favores recibidos, unos, otros a rogar por su salud y la de los suyos; a rogar por la paz y la tranquilidad del país, que es tan necesaria; a implorar por el esclarecimiento de nuestras mentes y la de los que dirigen el país y de los que lo pretenden dirigirlo. Podemos ver también devotos que marchan descalzos, niñas vestidas de pastorcitas y niños que imitan significativamente con sus vestimentas de color morado y su cruz a cuesta, a Jesús Nazareno.

De igual manera vemos entre la muchedumbre peregrina, grupos de personas que conforman un importante cuadro que se aprecia pintoresco, cónsona al ambiente festivo entre los que se distinguen varios: los vendedores ambulantes que no pueden faltar a la hora de ofrecer a los feligreses los productos más elementales, para satisfacer las necesidades generadas por el efecto del largo transitar, por sobre el tibio pavimento tocado por la resolana y bajo la inclemencia del sol barquisimetano, desde agua potable, refrescos, helados, comida rápida y hasta una refrescante cervecita que de pronto también aparece, que una, nunca cae mal cuando se trata de apaciguar el intenso calor y también se presentan los vendedores de imágenes y afiches de la Divina Pastora y otras relacionadas con la fe catolica.

En este eventual cuadro también hacen presencia los elementos del hampa común, por lo que es recomendable ir prevenidos para evitar ser presa de estos amigos de lo ajeno, que no desperdician oportunidades, mientras los hombres y mujeres que se encargan de la seguridad pública, se distraen en diferentes atenciones propias del momento. Otro grupo humano que se ha hecho muy tradicional en los catorces de enero, son aquellos que se mueven entre la muchedumbre con mucha notoriedad, como pescando en río revuelto, Alzan las manos en señal de saludo, sobre todo cuando ven acercarse las cámaras televisivas o los periodista que cubren la labor informativa; son los politiqueros, de las diferentes tendencias y más cuando se está, sobre un año de efervescencia electoral, que se han venido caracterizando por ser muy buenos, en lanzarse desde su trampolín a las profundidades del río revuelto, y sobre todo cuando el río es humano, como el del catorce de enero, donde tratan de alguna forma, aprovechar la presencia de la Pastora, seguida por tan nutrida masa popular, impregnada de la fe religiosa, que hacen de su provecho, estos politiqueros para atrapar indulgencias ajenas, o, para tratar de arrebatarle espiritualmente un pedazo del manto a la Pastora, o trasquilar a las mansas ovejas, para ellos disfrazarse de lo que no son: ni pastores, ni corderos, ni tampoco devotos.

En fin, y con todo lo que he mencionado, podemos deducir en forma concluyente, que en este gran día, se celebra la fiesta religiosa más grande del Estado Lara y el país, donde personas de todas las edades y estratos sociales, colman con júbilo la escena festiva que desarrollan animados artistas y grupos musicales, que contagian su entusiasmo con la alegría manifiesta de manera espiritual, en torno a la centenaria devoción, donde jamás podrá faltar la participación magistral serenata de la Orquesta emblemática de aquella Pequeña Mavare de antaño, y la de hoy grande y crecida, cuando se ha hecho patrimonio cultural del Estado Lara, interpretando con vivo fervor sus más célebres piezas de la música tradicional entre las que se destacan: la Marcha Mavare, Endrina, Conticinio, Como Lora una Estrella, San Trifón y otras que han quedado gravadas en el imaginario histórico cultural, desde los entornos de La Plaza Macario Yépez, inversas en el recuerdo musical de las generaciones que han acompañado a la imagen líder, más popular, de catolicismo en Venezuela.

Avanzado el día ya a media mañana, vemos a la venerada imagen, cruzar el umbral de la puerta del templo que le sirve de morada, en convivencia con Santa Rosa de Lima, Patrona del pueblo, que lleva su nombre; trasladada solemnemente en hombros de personas diestras para su especial traslado, con un rítmico y acompasado movimiento, que reviste a la procesión de una majestuosidad telúrica, luciendo la Pastora su hermoso traje a la medida, con relucientes encajes que le dan la esplendidez en tan especial ocasión, portando sombrero de pajilla a la usanza de antaño, que cubre parte de la amplia cabellera. Lleva recostado a su regazo izquierdo, como ejemplo de la madre predilecta, al Niño Jesús, denotando en su rostro la infantil emoción, que dona el calor humano de la festividad, mientras que la Virgen, como Pastora y Singular Señora, porta en su mano derecha el callado protector como cetro pastoril de la Reina espiritual de los pueblos acólitos al catolicismo, indicando la señal de su autoridad protectora. Pues, así lo percibe la grey.

A sus pies se apostan las dóciles y humildes ovejitas, como suplicantes de indulgentes favores y bendiciones, y así avanza sobre el rítmico y armonioso movimiento, la voluminosa procesión que culmina caída la tarde, al llegar a la Catedral de Barquisimeto, sin antes dejar de recibir los pintorescos saludos crepusculares que ofrece el atardecer barquisimetano.

Para cerrar el presente artículo me permito hacer una breve reseña histórica de esta venerada imagen, que tanta atracción espiritual ha generado en el círculo de la fe católica, que se produce en la advocación mariana, en nuestro país y fundamentalmente en el Estado Lara, tomando la referencia histórica que tradicionalmente se ha difundido a través de las líneas historiográficas del Hermano Nectario María, que de sus investigaciones se revelan algunas fecha que no parecen muy exactas, pero la tradición barquisimetana sostiene que fue en el año 1740, que el cura de la Iglesia de la Inmaculada Concepción de Barquisimeto, Presbítero Dr. Felipe del Prado, encargó para su iglesia una imagen de la Pastora, al mismo tiempo que el cura de Santa Rosa, el Padre Sebastián Bernal, pedía al mismo escultor, otra imagen pero de la Inmaculada Concepción.

Al llegar las imágenes a Barquisimeto, provenientes de Sevilla (España), en sus respectivos cajones, equivocadamente la imagen de la Pastora, que debía ser para el templo de la Concepción, llegó a Santa Rosa. El Padre Bernal, al ver que no era el de la Inmaculada, que había pedido, volvió a embalarla de nuevo en el cajón y mando que lo llevaran a Barquisimeto. Pero las personas a las que se les había asignado el traslado del cajón contentivo de la imagen de la Pastora, no pudieron levantarla "se había puesto pesada". Al informar lo sucedido al padre Bernal, de inmediato dio aviso al Vicario de Barquisimeto, quien dijo que eso era una manifestación de que la Divina Pastora había querido quedarse en Santa Rosa y así se acordó.

Cuenta también el Hermano Nectario, que cuando el terremoto del Jueves Santo de 1812, fueron destruidos los templos de Barquisimeto, también se cayó el templo de Santa Rosa, pero la imagen de la Divina Pastora se salvó, quedando en pie el altar donde permanecía. Relata el Hermano Nectario que: "En medio de los escombros de la destruida iglesia, destacábase incólume la estatua de la Divina Pastora". Luego los vecinos construyeron una capilla para colocar la imagen, hasta el año 1850, con la ayuda y gestiones del Padre Macario Yépez se logra reconstruir el antiguo templo, para aposentar a la Pastora Larense.

Cinco años después, según el Hermano Nectario, se propagó la pandemia del cólera en el país, haciendo estragos, siendo los pobladores de Barquisimeto victimas mortales, el Padre Yépez resolvió traer a la Divina Pastora, el 14 de enero del año 1856, hasta el templo de la Concepción de Barquisimeto, para implorar allí, ante ella, el cese al cólera, ofreciendo su propia vida.

En otras publicaciones revisadas, según el Padre Pineda, de acuerdo a unas informaciones que le fueron aportadas por parte de una tía del Padre Macario Yépez, se dice que el Padre enfermó de cólera, degenerando en tifus y murió el 16 de junio de ese mismo año. Es tradición en Barquisimeto, de que con la muerte del Padre Yépez, cesó la epidemia del cólera en la ciudad. Desde entonces se instituyó el peregrinar anual de la Divina Pastora, por los diferentes templos de Barquisimeto, desde el 14 de enero, regresando a su aposento habitual al templo de Santa Rosa, en el transcurso del mes de marzo.



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Reinaldo Chirinos

Licenciado en Educación Mención Desarrollo Cultural. Facilitador del INCES.

 reinaldoc06@gmail.com

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