Ubicación del Territorio de las Turas de los Ayamanes

Re-visión etnohistórica de la danza de las Turas de los Ayamanes (XIV)

"El nuevo orden espacial aseguró así la discontinuidad espacial de su dominio colonial, disolviendo o intentando disolver, en el caso venezolano, la vieja espacialidad precolonial, y así crear un dominio colonial afin a su naturaleza capitalista".

Iraida Vargas-Arena y Mario Sanoja Obediente (Una Lectura Geo-historica).

El territorio que ocupaban originalmente las comunidades del pueblo Ayaman, según fuentes que iré citando, se extendía a los actuales municipios del Estado Falcón: Democracia, Sucre, Federación, Unión y Silva, y en lo que corresponde al Estado Lara ocupaban todo el territorio del Municipio Urdaneta y hasta más allá, tomando parte de los Municipios Torres, Iribarren y Crespo, comunidades donde aún se conservan, las tradiciones vernáculas y costumbres heredadas de los ancestros Ayamanes. Pero también es posible que los Ayamanes ocuparan parte Oeste del territorio del Municipio Bolívar del Estado Yaracuy.

Gran parte de este territorio está bañado por las aguas del legendario Río Tocuyo, el que antiguamente fue navegable, hoy convertido, en una importante porción de su curso, como línea imaginaria que delimita los estados Lara y Falcón, principalmente al norte de una parte del territorio del Municipio Urdaneta del Estado Lara y al sur los municipios Federación y Unión del Estado Falcón. Todo este territorio que conforma una inmensidad orográfica, forma parte del Sistema Coriano, destacándose parte de la Sierra de San Luis, en territorio falconiano y en el Estado Lara, La Sierra de Baragua, donde se destacan la majestuosidad del cerro Guacamuco, que distingue el Frente Norte de la ciudad de Siquisique y, el Sirarigua, en los predios orográficos de la Parroquia Xaguas; la Sierra de Matatere al Sur y Sureste de Siquisique, destacándose en esta, la Serranía de Parupano, la zona del café en Urdaneta, y sus piedemontes, zonas de bosques, aptas para la agricultura y la cría, rica en recursos hídricos conformados por quebradas de caudal regular y arroyos de corrientes permanentes, en gran parte del año, donde la pluviosidad, es frecuente en la zona, lo cual complementa las óptimas condiciones para las labores agrícolas y la existencia de una flora y fauna abundante y variada, aunque en la actualidad la flora y la fauna se han visto bastante deterioradas, debido a la influencia de la expansión de las áreas agropecuarias, que han minimizado en gran medida, la afluencia acuífera, en toda la zona.

Los habitantes aborígenes que ocupaban todo este territorio eran tan creyentes en los espíritus, y aún siguen siéndolo sus descendientes, que según su creencia, cada bosque y cada fuente de agua, bien fuera río, quebrada, ojo de agua o manantial, poseía un "dueño espiritual", guardián o "duende"; un espíritu que se encarga de vigilar la conservación ambiental. También en este territorio podemos apreciar la Sierra de Bobare, al sur del municipio Urdaneta, que se troca por el suroeste, con la Sierra de Aroa. También se impone la gran Depresión Moroturo conformada por los renombrados Valles de Moroturo, en los predios territoriales de las Parroquias Moroturo y San Miguel,

El Ritual de la Danza de las Turas en la Actualidad, su celebración, vemos que se ha reducido en su espacio territorial, debido a diversos factores que ameritan su análisis. Aquí voy a hacer una reseña de los espacios desde donde se comenzó a re-expandir; digo re-expandir, porque este ritual estuvo un largo tiempo después de la Conquista y la Colonia en una condición clandestina que la hacían solamente los aborígenes rezagados en las montañas y zonas inhóspitas y es a partir del año 1890, cuando desde la comunidad de Quebrada Honda, cerca de Churuguara, es que se conocen las primeras incursiones públicas y se comienzan a tener noticias de esta tradición ancestral de las Turas, que se expresan en el Reglamento elaborado en 1890, en esta comunidad turera, que se ubica en el "Territorio de las Turas de los Ayamanes", como he venido nombrando este territorio, en este estudio, porque según todas las fuentes históricas consultadas comprueban sin duda alguna, que la Danza de las Turas, originalmente pertenece a los aborígenes Ayamanes, sin negar que con el tiempo, se hayan podido anexar a este ritual otras etnias aborígenes, durante la Conquista, la Colonia y momentos posteriores, cuando se establece la asimilación y campesinización de los aborígenes, como son: en el Estado Falcón: Quebrada Honda de Churuguara que data como primera información del año 1890, según el Reglamento de Turas. Pero es en 1924, cuando en Mapararí se comienza a conocer, la celebración de Las Turas, por promesa del señor Belarmino Vázquez, en homenaje a la Virgen de Las Mercedes, (pero aquí ya existía esta tradición desde muchos años, desde antes de la Conquista), El Tigre, las Crucecitas, y en San Pedro de Mapararí iniciadas por el señor Cecilio Salas fundador del pueblo de San Pedro, a finales del siglo XIX, y El Mamón pertenecientes al Municipio Federación; La Vega del Tuy, La Pastora, Los Cañitos de San Gabriel, El Charo o El Charal y San Mateo, del Municipio Unión; y en el Estado Lara: El Cerro de Moroturo, (del que se tiene como primera información de la existencia de las turas, en el año 1917, según Luis Oramas), El Riesito, El Guaruro, La Ceiba de San Pedro de Moserrat, San Pedro de Cuerille, San Pedro del Turagual de Aguada Grande, la Turiquía, Tapialito, La Palma, Pampanito de Santa Inés, El Jusal y Quebrada Amarilla, ubicados en el Municipio Urdaneta, del Estado Lara.

Estos son los sitios donde podemos decir que se reinició y se da a conocer públicamente la existencia del La Danza de las Turas de los Ayamanes, pero según las fuentes revisadas, las turas se realizaban también en Aguada Grande, San Miguel de Los Ayamanes, Siquisique, El Copey, La Catalina, y otras comunidades del Municipio Urdaneta como Macuere, El Jusal, La Montañita y es posible que se hayan estado realizando desde tiempos remotos, que ya no se practican desde hace algún tiempo, lo que ha hecho que el espacio territorial para la celebración de este ritual se ha venido reduciendo gradualmente, producto de la crisis que ha producido la migración de los habitantes de estas comunidades y aunado a esto, la llegada de pastores evangélicos a todas estas comunidades que han inducido en gran parte a los habitantes a renunciar a las creencias ancestrales, que las han catalogado de satánicas, lo cual forma parte de la re-colonización de nuestros pueblos, al desconocer las tradiciones vernáculas, por la afiliación a la Religión Evangélica que hoy por hoy, le ha ganado terreno a la Religión Católica, a nivel de este Territorio.

Veamos las apreciaciones de algunos investigadores que he revisado para el refuerzo del contenido del presente capítulo. Según Alfredo Janh citado por Herrera Pacheco, en un extenso trabajo titulado "El territorio de las Turas", se lee:

Por su parte, Jahn (1973: 49), localiza el área ocupada por los Ayamanes entre Matatere y el Río Tocuyo, en el Estado Lara. El autor dice "que el pueblo indígena de Carohana, hallado por Federmann en su viaje, en el que se encontraban únicamente Ayamanes, debió estar cerca de San Miguel Arcángel de los Ayamanes, en el Estado Lara". (Pág. 15).

(…) la información que sobrevive sobre los Ayamanes los sitúa muy puntualmente en el Norte del Estado Lara, es decir, entre Bobare, comunidad que estuvo poblada por los Gayones, -según la investigadora- específicamente en Matatere, hasta Mapiare o Agua Larga, en dirección a la sierra de Falcón; y sus extremos Este y Oeste, en la comunidad de Siquisique y en el Cerro el Pisal respectivamente. (Pág. 16).

También es sabido, que de acuerdo a varias fuentes revisadas, es en año 1917, cuando Luís Oramas realizó una visita al Territorio de las Turas de los Ayamanes, y presenció el ritual de las Turas, en Moroturo y escribió un artículo para el diario La Nación titulado "Baile de las turas", donde escribe sobre el tema de los rituales en el Occidente de Venezuela y nombra a Churuguara, Mapararí y Quebrada Honda, del hoy Municipio Federación del Estado Falcón; Parupano, San Miguel de los Ayamanes, Moroturo y Siquisique en del Municipio Urdaneta, del Estado Lara, como las zonas geográficas enmarcadas dentro del territorio en las que se realizaba la danza de las Turas, señalando como oficiantes del ritual a los descendientes de Ayamanes, Gayones y Jirajaras, lo cual amerita, aún una exhaustiva investigación ya que estas comunidades citadas por Oramas, están dentro del territorio originario de los Ayamanes y no de los Jirajaras y Gayones, lo que no quita que en el transcurso de asimilación y cristianización de estos pueblos aborígenes se hayan mezclado en el transcurso del tiempo, tomando en cuenta el largo tiempo transcurrido desde el siglo XVI, cuando se inicia la conquista y colonización, hasta inicios del siglo XX en plena campesinización, que es cuando Oramas hace la visita a Moroturo.

Tampoco tiene asidero de verdad histórica, que Bobare en el siglo XVI, antes y durante la expedición de Federman 1530, haya sido habitado por aborígenes gayones, ya que la fundación de Bobare como pueblo de Doctrina, con el nombre de Nuestra Señora de La Guadalupe de Bobare se realiza a finales de 1732 ó a inicios de 1733, doscientos tres años después de la primera expedición invasora, siendo fundado este pueblo por el padre Salvador de Cádiz, con aborígenes gayones traído desde El Cerrito, que a su vez habían sido secuestrado por los españoles, de sus lugares de origen. Pero debemos entender que ya Bobare existía como pueblo aborigen, antes de la invasión europea, posiblemente habitado por Ayamanes, ó en todo caso, por Caquetíos, los mismos que ocupaban el territorio de Variquisimeto, pero lo que no cuadra históricamente, es que los habitantes de este pueblo originario, de Bobare en siglo XVI, antes de la Conquista, hayan sido los gayones, aunque los investigadores e historiadores que se han ocupado de escribir sobre la historia de este pueblo, digan que era habitado por gayones, sólo porque doscientos años después fue fundado como pueblo de doctrina con aborígenes gayones, traídos desde otros sitios lejanos, a fundar un pueblo sobre los despojos del ancestral pueblo aborigen de Bobare, destruido, esclavizados o liquidados sus habitantes por los invasores europeos. Tampoco es verdad que los Gayones ocupaban parte del hoy Municipio Urdaneta, antes de la invasión europea, pues, las pruebas irrefutables las encontramos plasmadas en el diario de Federmann, si lo estudiamos y analizamos con perfil de razonamiento histórico-científico, que nos permita desenmarañar la historia de nuestros aborígenes. Lo que sí es posible, es que después de la invasión, ya en plena colonización, los gayones se hayan desplazado a diferentes territorios producto del acoso criminal de los conquistadores y colonizadores, que sometieron con violencia a los pueblos originarios.

En razón a este planteamiento etnohistórico hago la acotación que, aunque el objeto central de este trabajo no es verificar sobre el tema de la ubicación territorial de los diferentes pueblos aborígenes que habitaban, en el actual territorio larense en tiempos remotos, es importante destacar, que los Ayamanes, por las fuentes de estudio que he podido analizar, pueden haber sido los habitantes originarios del primitivo pueblo de Bobare, antes de la invasión europea. En tal razón, Querales hace las siguientes observaciones:

"En 1706, con indios sacados de los montes a donde habían huido de Santa Rosa, se fundó el Apostolado de Algarí que apenas duró tres años porque los indios volvieron a los montes de donde, años después, fueron sacados y llevados para la fundación de Bobare a finales de 1732 o principios de 1733 aunque el Dr. Ambrosio Perera, (…), no cree que todos los indios huidos de Santa Rosa, hayan aceptado residir en Bobare y más bien estima que de ir a algún lado, sería a Santa Rosa pero, como sea, de estos fugitivos, comunidades como El Cercado, de la Parroquia Santa Rosa; Chirgua de la misma parroquia, y otras de Cují y Tamaca, tendrían este común origen poblacional y étnico aunque sus territorios pueden ubicarse entre los pertenecientes ancestralmente a otras etnias, como a los caquetíos esos de El Cercado y a los ayamanes al noreste, norte y noroeste de Barquisimeto".

Pedro Pablo Linárez también hace aportaciones históricas, al respecto:

"los indios llevados a Bobare para fundar a Nuestra Señora de Guadalupe en 1732, con indios escapados de Algarí y que en 1673, habían sido traídos, para fundar a Santa Rosa del Cerrito, a media legua de Barquisimeto, ellos y sus descendientes se fugaban a sus regiones ancestrales, los llanos y montañas Dinta y Dinira".

De estas montañas, Dinira se ubica en partes del territorio de lo que hoy conforman geográficamente los estados Lara, Portuguesa y Trujillo, y desde allí los gayones se extendía a los llanos del hoy Estado Portuguesa, desde donde fueron capturados por los conquistadores, y traídos al territorio de los Caquétíos, en Variquisimeto, que después de ser destruido este pueblo originario, sobre sus despojos, los españoles, fundan la Nueva Segovia de Barquisimeto. Y en lo que es el Estado Lara, el territorio ocupado por estos aborígenes, viene siendo el territorio de los hoy municipios: Moran, Torres y Andrés Eloy Blanco, de donde se deduce, según las acotaciones de Linárez, habitaban los valientes guerreros y guerreras gayones, muy lejos del territorio de Bobare y del Municipio Urdaneta.

Lo que no podemos negar es que los gayones, durante la Conquista y la Colonia, fueron traídos en calidad de esclavos a estas tierras desde donde se dispersan luego que se fugan y ocupan y conviven con otras etnias, diferentes lugares de la Región Centroccidental, donde desarrollaron importantes luchas por la sobrevivencia y por la libertad, como es el caso de los cincuenta años de lucha armada ejecutada y dirigida por la Guerrera Ana Soto, en estas tierras larenses, falconianas, portugueseñas y yaracuyanas, escenario de guerra de los gayones conjuntamente con otros pueblos que lucharon por su liberación. Dejo hasta aquí, esta materia para el debate etnohistórico, sabiendo que este tipo de aseveraciones históricas son generadoras de polémicas, que considero ineludibles para el afianzamiento del estudio etnohistórico, necesario.

 



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Reinaldo Chirinos

Licenciado en Educación Mención Desarrollo Cultural. Facilitador del INCES.

 reinaldoc06@gmail.com

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