El mundo es y será una porquería…

Eso dijo en un tango un compositor hace varias décadas y no se peló. Vivimos en una eterna controversia, que de analizarse con inteligencia, entenderíamos que no es tal. Lea usted. Mari Pili Hernández, esa bella mujer de negro pelo, que le achicharra a uno las coordenadas biológica cada vez que habla con esa voz tan dulce que a mi me serviría para no comprar azúcar per secula seculote ( con machismo) defiende su posición sobre el no aborto y desde allá, desde la nueva frontera de la irreverencia que nunca ha servido para un carajo, brotan algunas voces agoreras queriendo ridiculizarla, diciendo que eso no es justo en una Revolución, porque según, esas voces agoreras, utilizar las palabras “el tierno bebecito” es jurásico y no cuadra en el tiempo actual. Vaya usted a saber.

Cada cierto tiempo aparece una generación, que intenta atropellar lo genuino. Es decir, si usted guarda el primer cabellito que le cortaron a su hijo en la barbería “El peine rojo”, usted es un Pablo Pica piedra con piedra móvil y todo. Sí usted tiene la fotos de su mamá y de su papá, a quienes hace años se les venció la partida de nacimiento, en un portarretrato de su mesita de noche, usted todavía anda chino en pelota por el Edén pastora corriendo detrás de una Eva para que le de su manzanazo. Y algunos alegan: “Yo respeto los gustos y las opiniones ajenas”, ¡Mentira! Metiches los hay por carajazos. En este caso es súper mentira, porque las opiniones que emergen del corazón materno, no tienen contrarios.

Por ejemplo si un día mi hija me dice: “Papá yo considero que debo pedirle un vestido a Julio Borges para disfrazarme de fascista, e ir por ahí deseándole la muerte a Fidel y a Chávez” ¿qué hago yo? Le armo semerendo peo, porque no puedo respetar esa macabra idea y luego aprovecho para mimarla y recordarle que según la religión católica, no podemos hacer eso, porque eso lo hacen los indignos, los frustrados, los envidiosos, los brutos, los peleles, los tarados. Pero si mi hija llega una tarde con esa sonrisa tan hermosa que se gasta, con ese humor tan exquisito que me hace llorar de emoción y me confiesa que se encuentra embarazada del muchacho condiscípulo que le tiene el corazón como palo de gallinero, entonces la llamo a solas, la abrazo, le beso sus frágiles pupilas, me miró en sus grandes ojos negros y luego planeo con ella que cosas tan divinas vamos a sentir ella y yo cuando nazca esa niña o niño. No soy anti natura y creo que las hembras nacieron para que la humanidad no se extinga, que nada tiene que ver con machismo.

¿Para qué carajo sirven los preservativos, la “te de cobre”, “el espiral”, la pastilla anti conceptiva, los condones Rice? Pensemos que en una pequeña isla viven seis parejas. Es decir, seis mujeres e ídem hombres y éstos últimos están de acuerdo en que a las hembras se les haga abortar. Bueno con el pasar de los años, en la isla no habrá seres humanos. Duélale a quien le duela, la naturaleza sembró en esta tierra que se ha de comer nuestra materia, varones y hembras y no un tercer o cuarto sexo que no se reproduce. A quien esté de acuerdo con el aborto, lo invitamos a que vaya a una ganadería y le pida al dueño de la misma que haga abortar a las vacas. Ah, pero luego usted ve a esos enfant terrible de la nueva era, los que están de acuerdo con que el aborto es de pinga, porque ellos quieren depositar sus indignos espermatozoides libremente y la mujer que se joda”, llegar a viejos escleróticos, sin nadie que le visite ni que le lleve una flor para el paltó.

Mari Pili tiene razón; en la barriga de la mujer crece un cerro de esperanza y el aborto debe ser penado por la LOPNA, porque se supone que ella vela por LOS NIÑOS. Y si alguien alega que los que no ha nacido puede ser asesinado, descuartizado, destrozado, entonces que eche su semen en la tierra y espere ver que de allí broten los seres mas esplendorosos de la tierra. La vida se forma dentro del útero y quien diga lo contrario es un simiritruque elevado a la centésima potencia.

aenpelota@gmail.com


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Ángel V. Rivas

Limpiabota, ayudante de pintura, articulista, Productor Nacional Independiente, editor de El Irreverente. Animador del programa Gigantes del Romance, autor del libro Pacto Satánico y poeta en estado de frustración.

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