Las momias de la IV y su amnesia voluntaria

Quienes de alguna manera hemos tenido la dicha de haber vivido un antes y un después en nuestra historia contemporánea, no podemos menos que reír a mandíbula batiente, para no salir a drenar nuestra arrechera, contra quienes piensan que el pueblo es pendejo y vienen como si nada, luego de ser criminales de lesa humanidad a dar lecciones de democracia y a descalificar lo que hemos logrado en colectivo a través de la revolución bolivariana, que enarboló y nos legó el comandante eterno Hugo Rafael Chávez Frías.
Nos referimos a las momias de la IV República, que luego de insuflarse una buena dosis de amnesia, para hacerse los locos y pretender borrar el su horrendo pasado, se han desempolvado y están saliendo de sus catacumbas para ver si se apoderan de la dirección de las guarimbas que están montando los “nalguitas blancas”, que dicho sea de paso desprecian y no quieren saber de sus ancestros por considerarlos incapaces al dejarse defenestrar con el liderazgo de un zambo arañero de Barinas y la fuerza de la lumpen barriotera, campesina y de cachifas que se adueñaron del poder, por ineptitud de quienes como herederos de Páez y la burguesía española criolla, no supieron administrar la hacienda que les dejó el “Taita”, luego de retirarse a su patria putativa a morir, multimillonario, olvidándose del potro de la sabana llanera, cuyo recuerdo le daba urticaria para ir a jinetear el potro de la cultura Anglosajona, de los conciertos y la música de cámara, en los fastuosos teatros frecuentados por los caballeros de frack y las damas de manto y lupa, a quienes ofrecía sus habilidades musicales.
En verdad, cuando vemos a estos fantoches, pavonándose de demócratas y ofreciendo formulas para salvar al pueblo, no sabemos si encender la velita de la ira o el faro de la ironía. Pero luego de observar y meditar, las desfachatez y desvergüenza de estos sujetos, optamos por darle energía al faro de la ironía, para disfrutar, pensando en como estarán quemándose por dentro cuando para engañar al pueblo, como buenos fascistas, tienen que saborear ese veneno ideológico que les intoxica, como es la democracia.
Nada más cómico y a la vez vergonzoso, que ver al abuelito “Monster”, condenando el que se utilice a los tribunales para persuadir a quienes subvierten el orden y perjudican a la ciudadanía, con paros, como el de la educación superior. El abuelito Monster, como buen alumno de Rómulo Bentancourt, le indigna que se recurra a este medio, cuando en su época de gobernador de Caracas, de diputado, por Acción Democrática, los métodos eran supremamente democráticos. Se persuadía a los huelguistas y manifestantes, con la Ballena y el Rinoceronte ( Equipos emisores de violentos chorros de agua) y detrás de estos una compañía de la Guardia Nacional y otro de las Policía Metropolitana de la época, con la orden de dispara primero y averiguar después. Los que quedaban patulecos en la calle, por algún disparo que no le liquidó, un culatazo o un golpe con un auto patrulla, eran conducidos al Cuartel San Carlos (Cárcel militar) o la Cárcel de la Planta (Tenebroso reten), como guerrilleros urbanos y enemigos de la democracia y allí permanecían hasta que alguien recordara que no habían sido juzgados y entonces con expediente amañado, eran enviados a la “Isla del burro”, en la Laguna de Tacarigua, con sentencias de 15 o 30 años y no había Comisión Interamericana de Derechos Humanos, no OEA, ni ONU, que denunciara esa joya democrática.
Esa “Momia de la IV” que en vez de ocuparse de trabajar para mejorar su gestión en el Distrito Capital, com o Alcalde Metropolitano, al igual que el gobernador de Miranda de manera irresponsable se mantiene en campaña, abandonando sus obligaciones.
La otra momia de la IV que vino a Guayana a comparar de manera velada la situación de Venezuela, con la de España y la de Chile, luego de la muerte de los dictadores, Francisco Franco y Augusto Pinochet, es un candidato social - cristiano de la IV República, que por algún tiempo fue el mimado del homicida del periodista Leoncio Martínez (Leo), hasta que le disputó la candidatura presidencial;en su afán por ganarse los votos del pueblo, mediante el engaño más vil, se fue a dormir en un cerro de Caracas en plena campaña electoral, supuestamente para palpar la realidad de los pobres. Pese a los millonarios arreglos que hicieron en el rancho para evitar que se contaminara de pueblo, salió de allí a colocarse en cuarentena en una clínica del Este, para desinfectarse y no correr el riego de contagiar a su familia. Este esperpento de la historia, como definió el profesor Jorge Giordani a esa clase política, vino a ofender al pueblo venezolano, al comparar a nuestro comandante eterno con los sanguinarios Francisco Franco y Augusto Pinochet. Porque ofender a Hugo Chávez, es ofender a la Venezuela libre y soberana, a la Venezuela de los patriotas, de la dignidad, de la solidaridad, de la libertad y de la redención de los pobres y desposeídos, no solo de nuestro suelo, sino del mundo, porque el internacionalismo solidario, que nos legó Chávez, así nos designa.

Este candidato con su socarronería es experto en ofender la inocencia del pueblo y hasta de la inocente fauna, porque no hay que olvidar, que esa oportunidad, en que fue a burlarse de los moradores de los cerros de Caracas, también ofendía a un ícono de nuestra fauna felina, El Tigre, nombre que escogió para identificarse, como si el tigre fuese un sanguinario, como los dirigentes adecos y copeyanos que durante 40 años, saquearon y asesinaron al pueblo venezolano. El Tigre en la selva, mata para alimentarse por su condición de depredador, pero no para negociar y ni para servir al amo, como lo hicieron estos apátridas de la IV República, durante sus cuarenta años de dominación sobre el pueblo indefenso.
Por eso esperpentos como estos no podrán descalificar la obra del pueblo venezolano, alcanzada con la conducción del Comandante Eterno Hugo Rafael Chávez Frías y ahora con la conducción colectiva y de nuestro camarada obrero presidente Nicolás Maduro Moros.
Aunque quieran disfrazarse de hermanitas de la caridad, de sacrosantos demócratas, de tolerantes, de amigos del pueblo, los venezolanos jamás olvidaremos que siempre han sido los mismos que comen hostias, pero defecan demonios y las momias de la IV con su amnesia aprendida.
Periodista
CNP 2414 cd2620@gmail.com



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Cástor Díaz

Periodista CNP 2414

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