Ese toro enamorado de la luna

¡Al fin! En Cataluña le dijeron ¡no! a esa carnicería circense. El Parlamento Regional de Cataluña se bañó de oro y dejó que bajo el cielo de esa comunidad el toro buscara a su luna para verse con ella en la orillita del río. ¡Qué extraña es la vida! Desde el primero de enero de 2012 la sangre del hermoso animal no bañará más las zapatillas del llamado “más inteligente” de los mamíferos. No más paseo arrastrado bajo el sol de una tarde esculpida en licor y algarabía, panderetas y vendimia, del que se cree el non plus ultra de la existencia…No más olé, para festejar la victoria de quien no la merece antes quien la tiene.

Ya no abandonar de noche la manada en busca del génesis a la muerte estúpida para regocijo de los mismos que ayer victoreaban en las plazas de Roma las heridas de los cristianos, porque gozar sintiendo el cálido paso de la sangre de un toro por una espada, es lo mismo que subirse a un avión y lanzar bombas sobre las tantas Guernica del planeta…es el mismo grito, sólo que uno se escucha y otro no…

¡Qué diablos importa que se enojen los filósofos de tascas y bares, los eternos contertulios del infierno!, después de todo, ellos serán regocijados en sus sádicos placeres por otras muertes…pero en Cataluña no: ahí la vaca soñará con poder pastar al lado de su amado aunque la luna se ponga celosa…

En el preámbulo a la muerte, ¿cuántas preguntas han de hacerse los condenados injustamente? ¡Que silencio ha de escucharse, ¿cuántas palabras han de silenciarse, sin que la locura pueda darnos alguna exactitud analítica?

La práctica criminal de quien se imagina el superior de la especie, el hombre, en Cataluña llegó a su fin. El telón a la sangría bajó lentamente, detrás, en la tramoya, las espadas, los capotes, las banderillas, esa lanza que un rejoneador afinca sobre el lomo de la inocencia, fueron abandonadas, no más, buscando el corazón de quien está esperando en el espejo del río para ver a su amada que le tiñe la cara con sus haces. Bajo un árbol, en la espesura de la sabana, cercano al río, queremos festejar esta alegría que la justicia haya llegado para estos animales, pero, ¿por qué la luna tiene esa brillante sonrisa bajo el agua, mientras un toro se acerca sigiloso?


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Ángel V. Rivas

Limpiabota, ayudante de pintura, articulista, Productor Nacional Independiente, editor de El Irreverente. Animador del programa Gigantes del Romance, autor del libro Pacto Satánico y poeta en estado de frustración.

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