La eternidad de los malos olores

Hay una mierda que no huele, anunciada, dicha y prestigiada por las postmodernizadas Cornetas de Jericó; y estar dentro de ella, untado de ella constituye por sí solo, la residencia en el Paraíso. Esa riqueza de la mierda, de la mierda hecha riqueza, sigue siendo para unos pocos ricos, muy ricos, y para miles de millones de seres humanos, pobres, muy pobres y todavía postmojoneados de la legitimidad de la Plusvalía que le es robada, el sueño máximo, el cenit de un orgasmo celestial.

“¡Qué vaya a comer mierda!”; dicen los plusvalizados a un hermano de su paradisíaco infortunio inodoro. Y la exhortación de la orden es cumplida; la clase obrera y los trabajadores son los primeros consumidores de la comida chatarra, es decir de la mierda en chivera, son además, los más entusiastas Come Vidrios en las supertiendas que llaman Mall. El delirio consumista de la Mierda va desde el entretenimiento mass mediático al versionamiento constante de la ideología burguesa que lo insta a comer mierda y más mierda.

En esa recreación de la mierda como consecuencia de la ideología burguesa los trabajadores terminan adorando a su patrón que ya no es el ladrón de la Plusvalía, como lo demostrara científicamente Karl Marx y Federico Engels, no, qué loco y qué viejo se ha puesto Marx, Lenin, Engels, no, el capitalista es un santo barón, es el benemérito señor que le da trabajo, aunque sea con lástima, pero le da trabajo para que se “gane la vida”, y es que la vida forrada en mierda, y según el pensamiento burgués, le pertenece a los explotadores, a los pobrecitos explotadores, que arriesgan sus capitales corporativos, es decir la Plusvalía acumulada, para crear nuevos puestos de empleo. ¿Será esta la foto de la mierda vestida con los arreos de San Nicolás?

En el centro de la aparentemente poderosa e inodora mierda del Capitalismo, estalla la crisis, una recesión, mas profunda que aquella del año 29 del siglo pasado. El Imperialismo contradiciéndose sus propias tesis sobre el mercado y sus relaciones con el Estado, inyecta centenares de miles de millones de dólares a las corporaciones que se derrumban como castillos de naipes. Y la mierda parece recuperar sus vapores aromáticos, la mass media parece no encontrar la pócima que le quita su olor original, Hyde se impone sobre Jekyll, Utterson, queriendo salvar a su colega y amigo, enloquece en medio de una maraña interminable de fórmulas que no convencen a la bestia desatada; y la Mierda imperialista recupera su olor solemne.

La mierda imperialista en medio de sus especiales olores de chatarra, tras la aventura guerrerista de la invasión a Irak que le cuesta diariamente 20 mil millones de dólares, su Guerra de las galaxias, su auto genocidio de Katrina, su auto atentado de las Torres Gemelas, sus Frankenstein, Osama Bim Ladem, Noriega, Uribe Vélez, aquel generaducho, hasta hace poco hombre fuerte de Pakistán, Saddam Husein, la CIA, sus ONG, el descalabro del ALCA, la DEA, la imposibilidad de ocultar, ante las terribles evidencias, que el negocio de las drogas ilícitas, (narcotráfico) es un negocio de su Departamento de Estado. Negocio por cierto que no pueden abandonar por que proporciona el 46% del volumen de capitales de la economía norteamericana; ante toda dantesca realidad, la mierda imperialista esta en bancarrota, y está desatada en sus vapores.

Es precisamente en estos momentos, que la mierda imperialista es peligrosísima, su solución en estos casos ha sido históricamente, fomentar guerras para recuperar su economía. Ya no le sirve la guerra de Irak, necesita abrir otro frente de Guerra en América Latina, y es posible que esta sea su última guerra.












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Eduardo Mármol


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