Guaidó cada día más fuerte va por la reelección

Ahora sí llegó la hora y será desde el mes de noviembre que las cosas comiencen a enderezarse en Venezuela con el presidente Guaidó más duro que nunca que, mientras Maduro da aumentos pírricos no "bazóficos" y convierte escuelas en gallineros, aunque en la facultad de ciencias de la UCV había un palomar y allí nos metían a oír clases cuando, lo que está por delante son los sinsabores del autoproclamado que, como el que no quiere meterse en atajos políticos, esperanzado está que vendrán tiempos mejores que él seguirá trabajando firme para que haya justicia, la que ni con lupa se ve y, no solamente eso, sino que, seguirán trabajando por la libertad en Venezuela, que tenemos que caminar derechitos y sin chistar.

Es que Guaidó se la sabe de cabo a rabo sin impertinencia ninguna: cada día se hace más pragmático con su estilo incomparable u imponderable sigue convenciendo que en este país hay que aprender a gobernar, por lo que sus métodos no se hacen esperar que de consulta en consulta se llega lejos y, él lo más que tiene son ánimos con todas las empresas del Estado en el exterior bajo su tutela y albedrío que sino fuera por Maduro más encaramado estuviera siempre con el apoyo del gobierno gringo y, de sus patios traseros de Latinoamérica que, en Chile cada día se alargan los problemas y Piñera como todo un conocedor los aplaca con acurrucado optimismo decreta toque de queda, que se espera por los derechos humanos de Bachelet desde la ONU, no así en México que la cosa está que arde con Ecuador donde acaban de pasar un gran susto, ya el filósofo Platón lo había dicho que el Ecuador marcará el rumbo de los tiempos -sin aclarar hacia dónde se inclinaría- que, Guaidó a pasaos apresurados piensa en el mañana y con más voluntad popular a su alcance, mejor presidente será.

El que no haya comprado sus boletos adelantados antes que llegué noviembre no sabe de la que se pierde que cuando, Guaidó habla la tierra tiembla sin ser ningún Atila, pero sus preocupaciones nos preocupan, porque cuando de gobernar se trata hay que dejarlo en libertad que no pierda tiempo que si llueve que no escampe y, nos haga salir del régimen que a él lo atormenta.

Tener un presidente como Guaidó no se da cada cinco ni, cada seis años, pasarán más de muchos más que algún día: sabremos porque se aferró a ese motivo de exponerse por nosotros para ser presidente que sus razones aún no se conocen y, algún día pasarán a mejor vida cuando salgan sus memorias a recorrer mundo y así se correrá ese velo que lo cubre como si fuera un filántropo lleno de deseos condensados por nuestro bien que lo llevan a ver otras estrellas que todavía ningún astrónomo ha visto y, si el país no le juega a su entender las dificultades de Maduro se pueden expandir y, entonces las matemáticas de su desenvolvimientos pueden ser aplazadas y el quid pro quo de sus esperanzas de Estado deben estar al rojo vivo en su pensamiento.

Y, eso de pensar que Guaidó es como una caja de Pandora pudiera ser, aunque tiene que demostrarlo con hechos y más hechos que nos hagan ver a futuro que lo que está haciendo por nosotros por nuestra felicidad merece darle el derecho de la duda que, sus políticas encajen a satisfacción y podamos ser lo que no hace mucho éramos que el sabrá poner el rumbo que desde hace algún tiempo es hacia el Norte y, de allí su gran responsabilidad que tiene que el que ofrece tiene que cumplir para tener más pueblo que la voz del pueblo es la voz de Deus.

Eso de vivir mal no tiene sentido en ninguna parte y que haya más pobres que ricos tampoco y, sin ser nada imprecisos hay que tomarle la palabra a Guaidó y recordarle que no vale echarse para atrás que su gran tarea no ha comenzado que se envuelva bien de paciencia y no pierda los estribos y ahora más con ese puñado de maduristas que llegaron a la AN y, que si a ver vamos su reelección puede estar asegurada, no importa que a Trump no le dé ni frío ni calor con tanto problema en que se ha metido que un impeachment no es nada nuevo.

Entonces Guaidó: manos a la obra que la Patria te lo os agradecerá y, si vos no existieras qué sería de nosotros los pobres que hemos quedado en la peor de las apatías que, ya en ninguna parte nos quieren y la xenofobia de otros países nos cayó como mal sin cura y, tú por los menos, ruega por nosotros que, lo que pesas está valorado en oro ahora como peso pesado.



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Esteban Rojas


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