Si yo fuera opositor. ¿Saldría a drenar mi “arrechera”?

¿Cuantos años tiene la oposición tratando de salir de Chávez y ahora de Maduro?, ¿cuantas estrategias se han intentado para sacarlos del poder: elecciones, golpes de estado, paro petrolero, guerra mediática nacional e internacional, guarimbas, protestas, paros, saboteo eléctrico, guerra económica? y sin embargo, no solo no se logran los objetivos, sino que generalmente el gobierno sale más fortalecido. Algo debe estar haciendo mal la oposición para sumar tantos fracasos.

Si yo fuera opositor lo primero que pediría es realizar un balance de todas las acciones realizadas hasta el momento para detectar los errores cometidos y poder planificar acciones colectivas a largo plazo que imposibiliten la profundización de la revolución y garantice la derrota definitiva del chavismo. Para ello haría falta concebir lo histórico de un modo mucho mas amplio que la habitual concepción reduccionista de la cultura derechista que considera a lo pasado “pasado, borrón y cuenta nueva”, el futuro es solo una promesa, una meta personal que se alcanza apostando todo al presente, en la que el estudio del pasado es una quimera, el futuro se planifica en base a una meta personal donde lo colectivo se construye con la suma de los logros de los objetivos individuales por lo que lo mas largo plazo que se permite planificar se limita a la propia existencia personal y a beneficios individuales.

Y es que para poder derrotar al chavismo resulta indispensable entender que lo que hoy somos es producto de nuestro pasado, que el pasado cobra vida en el desarrollo de la sociedad, también es necesario construir una propuesta de país que se constituya en una meta colectiva que trascienda nuestra propia existencia y sus intereses individuales para que pueda equipararse al proyecto altruista de patria que presentan los chávistas, construyendo una meta que logre motorizar la lucha por el poder mucho mas allá del odio y la defensa de privilegios, de tal manera que los defensores de la derecha no se sientan solo desesperados por las carencias de hoy abrazándose a simples reivindicaciones o a un cambio “porque si”, sino que se sientan comprometidos en la construcción de su modelo de sociedad para otras generaciones. La meta no puede ser tan simple como que se vayan Chávez o Maduro, ni tan a corto plazo como Maduro vete ya que solo provoca grandes errores causando frustraciones a sus seguidores.

Si yo fuera opositor trataría de lograr consensos desde las bases sociales de todos los estratos para discutir el contexto histórico en que se han desarrollado las luchas del pueblo venezolano para poder entender el fenómeno que tiene a la clase media y los ricos protestando mientras los pobres celebran, buscando una respuesta mucho más acertada que la reduccionista, racista y fascista afirmación de que a los pobres los tienen callados con “un bozal de arepas”, sentencias como esas sirvieron de sustento para el exterminio de 72 millones de habitantes originarios en América con la excusa de que los “indios” no tenían almas y eran bestias, justificaron la esclavización de millones de africanos por las mismas razones o Hitler propició el exterminio de soviéticos y judíos porque eran razas inferiores.

En estos análisis buscaría respuestas a eventos de la historia contemporánea como el hecho de que un 27 de febrero de 1989 un pueblo que votaba en un 90% por AD-Copei, desorganizado, desinformado y oprimido por las fuerzas del estado se atrevió, sin liderazgo alguno, a enfrentarse desordenadamente a la peor represión de la historia contemporánea de Venezuela y sacrificar miles de vidas para frenar la aplicación de las recetas del FMI que se pudieron aplicar y aun se aplican en otros pueblos casi sin resistencia, como un 4 de febrero un “golpista” logró meterse en el corazón de ese pueblo con un breve mensaje de rendición y seis años después logró convertirse en presidente de la republica en unas elecciones con todo en su contra, sin plataforma política, con todos los medios en su contra y sin recursos para la campaña electoral.

También buscaría las razones para las sucesivas derrotas de grandes y organizadas conflagraciones para sacarlos del poder, tales como:

El golpe de estado de 2002 en el que la oposición contaba con el apoyo absoluto de los medios de comunicación, con el alto mando militar, de la vieja PDVSA, de todos los partidos asociados en la Coordinadora democrática, de los empresarios y la “principal central de trabajadores”, de la embajada de USA con militares norteamericanos dirigiendo el golpe y la supuesta mayoría de la población, en 48 horas el pueblo y los militares dirigidos por oficiales de rangos medios lograron devolver al presidente Chávez al poder.
El golpe petrolero de diciembre de 2002 en el que se paralizó “toda Venezuela” sometiendo al pueblo a las situaciones mas duras que le ha tocado vivir en el último siglo, sin gasolina, transporte, comidas, bebidas, sin diversiones, sin gas, clínicas, comercios y bancos cerrados casi en su totalidad, con un escenario internacional dominado por el imperio (sin al Alba, Unasur, Celac), con los 4 “jinetes del Apocalipsis” encadenados por dos meses continuos aterrorizando al pueblo y pidiendo la salida de Chávez y no solo no renunció sino que el pueblo no salió a saquear como en el Caracazo de 1989, no surgió ningún golpe militar y después de 3 meses salió fortalecido logrando ganar posteriormente el referendo revocatorio.
Las Guarimbas del 2007 que contaron con el total apoyo mediático nacional y realizados en muchísimos más sectores que los actuales no lograron más que desmovilizar a su propia gente.
La guerra psicológica y económica aplicada desde noviembre de 2012 pensando aprovechar los problemas de salud de Chávez y que sometió a nuestro pueblo a un brutal desabastecimiento, inflación desmedida, especulación de más del 1000% en todos los productos no regulados y sin embargo perdieron en el 75% de los municipios y el chavismo aumentó la brecha electoral de 1% a 11%

Los resultados de estas discusiones deberían permitir a la oposición planificar acciones concretas enmarcadas en una estrategia política de toma del poder, al contrario de lo que pasa hoy que se empeñan en cometer los mismos o peores errores, se lanzan en otra guarimba cuya única posibilidad de éxito es la de desestabilizar la unidad Latinoamérica con la guerra mediática internacional (como se está haciendo) para promover una invasión tipo Libia, Irak o Yugoslavia o estimular una guerra civil a lo Siria, o dividir al país como a Serbia, estas alternativas de seguro son rechazadas por una aplastante mayoría de la población chavista y opositora por lo que se debe concluir que son producto de la conspiración y manipulación de un pequeñísimo grupo de “venezolanos” que poco le interesa el bienestar de sus compatriotas y que defienden intereses oscuros.

Si yo fuera opositor me deslindaría de la violencia, trabajaría a largo plazo para construir, sin destruir, la patria que yo quiero y me esforzaría por hacer entender a los que comparten mi ideología, que hay un gran colectivo que piensa diferente y que también tiene argumentos para sustentar su ideología y su lucha por la construcción de un mundo mejor aunque tenga que confrontarlos en paz.

Si yo fuera opositor quizás estaría tan enfurecido que no sería capaz de hilvanar las ideas para planificar algo tan complejo y me quedaría con mis tristezas y frustraciones tratando de “drenar mi arrechera” con cualquier propuesta violenta de “mis líderes”.

Como no soy opositor, me ocupo de que haga lo que haga la oposición la revolución siempre salga victoriosa en cualquier escenario.


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Noel Peralta Barreto


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