Carta para Aporrea, escribidores y lectores

Dicen que los taoístas han usado el dedo gordo del pie como centro. Otros decires apuntan que el centro está en el ombligo, o en el vientre, pero se afirma que hay una gran variedad de centros. Hay para escoger y para practicar, según sea el caso. Yo, antes de decidir escribir esta carta, he utilizado mi dedo gordo para centrarme. Relajé mi cuerpo, lo que permitió que mi consciencia se refugiara en ese lugar indicado. Debo informar que no me fue fácil "dominar" mi mente y hacerla "desaparecer" para que mi consciencia bajara. Al final, después de varios intentos, lo logré y me puse a escribir.

He escrito con esta carta 880 trabajos publicados en Aporrea, desde el 6 de agosto del 2013, por lo cual estoy sumamente agradecido a este portal, visitado por tirios y troyanos, día a día, en el país y en otras latitudes. Nunca me han censurado un artículo. Y eso dice mucho de los responsables de mi permanencia en el tiempo de Aporrea. En ese sentido, he escrito artículos que podrían ser catalogados, por algunos lectores, de "jala bolas", ya que, en ellos, defendí a Hugo Chávez y a su proceso, igual como lo he hecho con Nicolás Maduro. En su momento, hice una defensa a ultranza, ya que comulgué con lo que parecía llenar mis expectativas como revolucionario de la época de los 60.

En efecto, me hice un rebelde incorregible, desde que tuve uso de razón, y pude identificar las causas de la pobreza que golpeó, en la década que me tocó vivir mis años de infancia, y, desde allí comencé a transitar el camino de la rebeldía, y en la búsqueda de un mundo mejor, más justo y sensato. Fue así que, con el correr de los años, mi conciencia se abrió y se hizo más fuerte. Y un buen día, me encontré en medio de un desorden total, en el marco de lo que se ha llamado "El Porteñazo". Esa experiencia me costó casi seis años de cárcel, y muchos "tragos amargos", después que salí en agosto de 1967 de la Cárcel Nacional de Tacarigua, en lo que se conoce popularmente como la Isla del Burro, en agosto de 1967. Especialmente acondicionada por el gobierno de Rómulo Betancourt, para encerrarnos a los participantes de ese despelote militar, así como a los guerrilleros de la época. Entonces, es comprensible que cuando surge Chávez y sus compañeros, me uniera, desde el punto de vista ideológico, al proceso que él encarnó hasta que murió.

Luego, después de muerto Chávez, le tocó a Nicolás Maduro, tomar las riendas del proceso, mandato del propio líder del 4 de Febrero, de 1992. También defendí su gestión, sobre todo en los `primeros dos años. Pero, igualmente, he sido crítico, muy crítico, después que empecé a ver que los errores se multiplicaban. Los errores no han parado y yo tampoco. APORREA es testigo de las dos caras. Por tal razón estoy altamente agradecido de ese portal, donde aspiro llegar a mi artículo número mil en el 2019.

Igualmente, agradezco a mis "compañeros" escribidores en Aporrea, ya que he aprendido mucho de cada uno de ellos, por lo cual les deseo lo mejor de lo mejor, junto a sus seres queridos, en estos días navideños, y durante el año que se avecina. ¿Cómo dejar fuera a los lectores, y, en especial, mis lectores? Imposible. A ellos nos debemos quienes escribimos, mal o bien. Por cierto, entre mis lectores tengo algunos que son demasiado ácidos conmigo, en sus calificativos, actitud dura que demuestran cuando me escriben a mi correo. Pero igual, les deseo mucha felicidad en estos días y en los que vienen, junto a sus familiares.

He llegado al final de mi carta. A TODOS, ABSOLUTAMENTE A TODOS, UNAS FELICES PASCUAS Y UN PRÒSPERO AÑO NUEVO. Año que espero sea mejor que el saliente para todo el pueblo venezolano.

Puerto Ordaz, 11 de diciembre del 2018.



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Teófilo Santaella

Periodista, egresado de la UCV. Militar en situación de retiro. Ex prisionero de la Isla del Burro, en la década de los 60.

 teofilo_santaella@yahoo.com

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