El diálogo entre desiguales es una jalada; el poder se impone a los incautos que no están bloqueando calles o en huelga

1. Ilusos los padres de los 43 de Ayotzinapa que llevan nueve años, mes tras mes, realizando marchas de protesta y sólo son motivo de burla de parte de los gobiernos de Peña y Obrador. El poder siempre, antes de cualquier diálogo, ha buscado que los medios de información (la tele, radio y prensa) desprestigien un movimiento. Cuando llega el "dialogo" el poderoso bien comido, bien bebido, armado y con sus guaruras reciben y entran los trabajadores con hambre, pero el poder los rodea con galletitas y refrescos para aturdirlos. Otra cosa distinta –como debería de ser- es que el poderoso, desesperado llegue al plantón o levantamiento para ofrecer solución inmediata a cambio de parar el movimiento.

2. Nunca los trabajadores hacen paros, huelgas, manifestaciones con sorpresa. Siempre actúan después de que durante semanas o meses han planteado a patrones o directores sus problemas partiendo de la realidad conocida, sin que les hagan caso. Los diálogos son una vacilada cuando no son de poder a poder y en zona neutral; con gente apoyando en la calle y camiones anti barricadas de gobierno andando. Recuerdo 1976 de la UNAM: Yo era uno de los dirigentes del sindicato de profesores de la UNAM; emplazamos una huelga y movilizamos.; pero el tonto director de la facultad de Arquitectura quiso cesar a un profesor; inmediatamente estudiantes, trabajadores, profesores, paralizamos la facultad y en 24 horas el director se fue para atrás.

3. Recuerdo de memoria que el STEUNAM, (el sindicato de trabajadores) dos años antes, ante las oposiciones jurídicas, burocráticas de las autoridades, "estalló una huelga de hecho, no de derecho" y triunfaron consolidando el sindicato. Muchas veces en las organizaciones por falta de conciencia, de educación política, la gente suele ser muy reaccionaria, muy miedosa, contagiando a los dirigentes que se hacen cobardes. Recuerdo que a un íntimo amigo lo eligieron secretario general de un sindicato, era la SARH; él me dijo: "No se pueden hacer cambios progresistas porque la gente sólo quiere fiestas y tomar mucha cerveza; haciéndolo con ellos te vuelves muy popular. Creo que hay que organizar muchas conferencias y círculos de análisis y discusión.

4. La sociedad capitalista es lucha de clases; lucha entre los que tienen poder económico y político y luchan por hacerlo más grande y los trabajadores que son nadie si no realizan acciones muy combativas de masas. Para que a éstos les hagan caso deben tener poder movilizado y, al contrario -lo que digan con su simple voz, por más razonable, radical y amenazante- no cuenta porque el poder se burla de todo. Vean nada más: el gobierno parece enloquecido contra el poder de la llamada "delincuencia organizada" y está dispuesto a negociar con ella o, de plano, no ha dejado de negociar para encarrilar hacia los sectores que convienen. La pregunta sería: ¿Cuál es tu fuerza movilizada que presentarás en el diálogo con el poder?

5. Los diálogos no siempre son necesarios o de nada sirven, sobre todo si ya sabemos de memoria lo que dirá el gobierno: que después de más de cinco años "hay que investigar porque el ejército nada tuvo que ver". O, el insulto mayor: "que sólo asistan al "diálogo" los padres sin asesores y abogados" para que ellos le besen los pies? Ya nada de plantones en el zócalo, el monumento o explanadas; extender la información en UNAM, POLI y demás, entrenándolos para bloquear glorietas de cruce de las principales avenidas, calles, casetas, buscando paralizar la ciudad hasta que el gobierno llegue a negociar. Y si el gobierno, con plan suicida o asesino, llama a la "guardia nacional" para arrojar gases lacrimógenos, sacar nuestras máscaras para respirar, así como palos, piedras y resorteras para defendernos.



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Pedro Echeverría


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