El negocio de las guerras

Constituyen un próspero negocio es una verdad muy antigua, como es la presencia de los mercenarios en cada teatro de operaciones. El principio de la guerra preventiva asumido por Estados Unidos y sus aliados, que llevó a los recientes conflictos de Afganistán e Iraq, disparó los gastos militares mundiales en detrimento de los gastos sociales. Esta política implica una creciente militarización a nivel mundial y la preparación de nuevos conflictos, así como un despliegue gigantesco de bases por todo el mundo.

Estas políticas existen por razones geopolíticas, militares y económicas para asegurar un suministro continuo de gas y petróleo. El presupuesto militar norteamericano junto con el costo de la guerra de Iraq ronda los 3 billones de dólares, lo que acrecienta el déficit de los Estados Unidos, por otro constituye una sólida base para la actividad económica y los beneficios de las grandes empresas de armamento.

Otro fenómeno que acompaña a la militarización es la utilización de los mercenarios. Las razones son: la disminución de los ejércitos basados en el reclutamiento. La necesidad de militares más especializados. Además a los Estados les conviene contar con personal no considerado como soldados, para evadir el cumplimiento de leyes o convenciones internacionales de derechos humanos.

Así aparecen las Corporaciones Militares Privadas a partir de las guerras africanas de los años 60. En las guerras de los Balcanes estas empresas actuaron como consultores, en el caso de Croacia formando su ejército. En la Guerra del Golfo expandieron su campo de acción. Es en la Guerra de Irak cuando este proceso se incrementó alcanzando cifras entre 20 y 30 mil contratistas.

Estos mercenarios son reclutados por las numerosas compañías privadas contratadas por los ejércitos o gobiernos respectivos (Estados Unidos es el principal cliente) para diversas tareas de apoyo o de combate. Para el Ejército norteamericano esos miles de hombres constituyen una solución, frente a la creciente necesidad de soldados, que no logran alistar como voluntarios.

Por tales razones, Venezuela como principal proveedor de recurso energético del mundo, debe actualizar su equipamiento militar y capacitar a sus Fuerza Armada Nacional Bolivariana, de manera que pueda enfrentar las amenazas de los imperios para apoderarse de nuestro petróleo como sucede actualmente en Libia.

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Germán Saltrón Negretti

Defensor de los Derechos Humanos.

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