Miseria psicológica de una ideología arbitraria

¿Qué bloquea al socialismo bolivariano, sadismo o estrechez de espíritu? ¿Por qué la revolución social tiene que parecer una posibilidad abstracta?

En todos lados hay políticos sedientos de prestigio manteniendo ejércitos de funcionarios, en un Estado ocupado en poner en marcha industrias nacionalizadas y otras con capitales mixtos, con técnicas de punta costosas, pero de las que todo el mundo espera maravillas para el año…está por definirse. Entonces, la vida es apasionante para el político y para el tecnócrata, porque se vuelven modernos y futuristas. El futuro es el mal del socialismo.

Los políticos convertidos en tecnócratas y los tecnócratas convertidos en políticos forman grupos de presión eficaces, pues, amenazan al ministro y al publico diciendo que se corre el riesgo de una catástrofe si no son escuchados, sobre todo, porque saben que el pueblo desconfía de los tecnócratas-políticos en general, pero que, en cada caso, piensan siempre que, en efecto, hacen falta más equipos médicos, mas computadoras, mas vehículos, más dinero, mas investigaciones científicas, pedagógicas para la cultura, el pueblo y la juventud. Así, los gobiernos gastan dinero con largueza y como se piensa que nunca es bastante consideran que están haciendo una buena gestión en el proceso revolucionario, no quieren enterarse que decepcionan al pueblo.

Hemos invertido tantos millones por aquí y por allá, falta mas mucho mas, de pronto, se topan con un ministro con quien contaban, no tiene miras suficientemente amplias, consideran que, por no haber ingresado a la argolla hay que sacarlo. Surge el celo, la desconfianza y es decapitado por esos grupos o anillos de presión tecnocráticos-políticos decisorios en el gobierno.

Amplificación caricaturesca de los inventores paranoicos de la ideología socialista encargados de arruinar a posibles lideres, al mismo Estado y a la colectividad en el proceso rumbo al socialismo. Siempre hay que temer en revolución que, un gobierno ignorante se deje persuadir por estos grupos de presión que sostienen el burocratismo para derrochar millones de dólares para viajar a Marte o al fondo del mar en busca de material para el socialismo, miseria psicológica de una ideología confusa.

El pueblo tiene la ingenuidad de hacer coro cuando la demagogia lo incita a indignarse por una vulgar cuestión de vacas flacas, si el gobierno tarda en realizar proyectos que pondrían al país en ruta para salir del subdesarrollo y colocar al socialismo al alcance de nuestras manos, así como lo está, la revolución de las distracciones. ¿Por qué no aplicar lo que ya tenemos y conocemos? Se trata de aplicar lo que ya esta descubierto y que la elite gobiernista se dé un baño de sencillez y humildad. Por otro lado, el único obstáculo es, la mentalidad retrograda para no aplicar la pedagogía científica en la industria del saber.

Después bastaría empalmar la universidad con la industria y al pueblo con el estado económico. Este empalme es el verdadero poder político del socialismo científico del siglo XXI. Mientras tanto, hay muchas ilusiones y equívocos en el proceso que no se solucionan o se desmienten por interés político del gobierno, contrario al buen sentido que debe reinar en el proceso de un socialismo técnico y científico. La técnica por definición es subordinada al estudio sobre el papel. Es escandaloso el carácter especulativo que las mas necesarias ideas estén subordinadas a los capitales disponibles, esa situación es aceptada como realidad, pero de allí, a que los políticos tecnócratas definan para el pueblo sus verdaderas necesidades, equivocados o no, es una miseria psicológica de una equivocada ideología socialista de los fabricantes de utopías.

De nuestro conocimiento por la experiencia de estos años, la única utopía es que, el presupuesto de cada año se proyecte y se establezca para un socialismo a corto plazo. La idea de que se requiere media vida para establecer pautas ciertas de un socialismo científico es discutible. A los técnicos del socialismo les falta tiempo para condenar al capitalismo; si se dedicaran a trabajar para construir un socialismo no empírico, científico, se encontrarían que no hay nada que frene sus ideas. Lo que es razonable como indignante.

Este tipo de políticos-tecnócratas, son personajes muy burdos, porque no se apartan de su costumbre de gastar dos veces el capital para agrandar o transformar el proceso. Se preguntan: ¿Cómo aspirar al confort estadounidense sin el imperialismo? Sistema global orientado hacia la satisfacción individual presente en nuestro proceso, aceptado por la miseria psicológica del funcionario público y por gran parte del pueblo.

Nuestra realidad y la realidad mundial, no debe ser causa para desarrollar una ideología hostil, arbitraria al interés del socialismo, practicada por tecnócratas-políticos que no corrigen las tonterías de sus colegas y las suyas propias porque son consejeros de ministros.

En nuestro proceso no abundan las ediciones científicas que respalden la optimización calculada sobre las estrategias optimas de las reservas y existencias, o sobre el crecimiento sincronizado del capital sobre la industrialización o sobre el desarrollo científico del empleo de la mano de obra, y sobre las proporciones de las inversiones casa adentro o de cómo corregir las estimaciones pasajeras de los efectos tecnológicos en un cambio de sistema.

Para esta dirección económica y política se requiere emplear verdaderos gerentes despiadados con los utopistas, con los ideólogos paranoicos y con los grupos de mistificación. Gerentes a cargo de cálculos económicos e ingenieros calculando resistencias de materiales y revolucionarios convencidos que apoyen con el proceso al socialismo. Eso hace falta allá arriba.

rcpuma061@yahoo.com


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Raúl Crespo


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