Nuestra gran herencia

Al decidir compartir estas cavilaciones con mis compatriotas, quise iniciarlas con unas palabras del camarada comandante en un Aló Presidente, realizado en Tucupido, estado Guarico cuando decía;

“Yo quiero insistir siempre en eso, debemos recuperar la memoria histórica… vamos a recordar aquella expresión de Lao Tse, gran sabio chino… cuando dijo que la esencia de la verdadera sabiduría esta en saber de donde uno viene. Ahí esta la esencia de la verdadera sabiduría, de donde tu vienes, si tu no sabes de donde vienes, como individuo, como grupo, como pueblo, todo lo demás es ignorancia y como de decía Bolívar, por la ignorancia nos han dominado mas que por la fuerza”

Recuperar la memoria histórica es parte de esa evaluación diagnostica permanente que debemos hacernos como pueblo para proyectarnos al futuro, y no como decía un vocero de la oposición; “el presidente tiene que dejar de ver por el retrovisor”; cuando oí esa expresión, pense; con razón la oposición sufre tantos accidentes.

Debemos aprender del movimiento revolucionario mundial, de la lucha de todos los pueblos en los distintos modos de producción donde se ha expresado la explotación del hombre por el hombre, aprender de los grandes acontecimientos mundiales pero también aprender de nuestros pasos; de la gesta independentista, de la gesta zamorana, en todo hay enseñanzas y así como hurgando en las relaciones de producción, actividades económicas, formas de organización social y política de nuestros pueblos originarios, podemos encontrar principios, valores y practicas que ayudan en la construcción de nuestro socialismo, así mismo en nuestra historia reciente, en esa lucha permanente, incesante, algunas veces desesperada pero no desesperanzada por alcanzar la aurora de la revolución, también podemos encontrar enseñanzas para sobrepasar obstáculos que frenan el ritmo necesario de nuestra revolución.

Si escudriñamos en esa historia reciente del movimiento revolucionario venezolano, podemos encontrar camaradas que no tuvieron nada que ver con las grandes decisiones, grandes aciertos, grandes errores, pero tampoco con las grandes traiciones ,hombres y mujeres que con estoicismo sostuvieron las banderas de la lucha revolucionaría y que en cada pueblo, en las plazas, en el mercado o en cualquier tribuna soltaban sus maravillosas profecías; que algún día por razón de las leyes históricas y dialécticas las contradicciones de clase se agudizarían de tal forma que el pueblo organizado rompería las cadenas para dirigir su destino. Ese; “algún día”, lo expresaban con la alegría, que da la convicción revolucionaria. Ese; “algún día”, es hoy.

Esos hombres y mujeres, que muchas veces les pasamos a un lado como quien pasa de una mano a otra un libro sin abrir, sin percatarnos, los invisibilizamos. Tal vez victimas nosotros de la misma cultura que queremos transformar, vemos la historia como la narración de grandes epopeyas y la vida de sus grandes lideres negando nuestra predica cuando decimos; la historia la hacen los pueblos.

Ellos son historia; los luchadores y luchadoras, anti-perejimenistas, los luchadores de los años 60 y 70 contra el régimen puntofijista, propagandistas en mítines relámpagos, editores de periódicos en batea, pregoneros clandestinos, los que vencieron con el silencio a la tortura; ellos sin saben lo que es dictadura.

Recuperar la memoria histórica es darle mayor significo a nuestra presente, es comprometerse con el porvenir mucho mas allá de insignificantes aspiraciones personales. Hoy esa tarea es impostergable, hoy cuando vemos como las zancadillas, el utilitarismo, la maniobra, se convierte en táctica de algunos, dentro de la revolución; hoy mas que nunca tenemos que apelar al legado histórico de nuestros viejos y ejemplares militantes, hombres y mujeres que revolucionaron hasta el sentido de la riqueza y se convirtieron en millonarios; de una extraordinaria fortuna que no se expresa en la formula dinero, mercancía ganancia sino en honradez, dignidad, ética, y moral revolucionaria.

Sepamos administrar esa extraordinaria herencia.




Patria socialista o muerte


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José H. Ovalles G.


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