Alquimia política

El ser humano según Maturana

Cada vez que se aprecia a un funcionario público comportarse como un "patán", o a un docente universitario "abusar de su majestad" de líder y orientador de conocimiento, asumiendo directrices como académico, Rector o Vicerrector, que van en contra de los valores humanos de dignidad y respeto a los semejantes, se piensa mucho si esos seres humanos que por situación circunstancial están en esos cargos o funciones, tiene una somera idea de lo que es un "ser humano". Porque de seguro, de tener una idea clara acerca de qué es eso, obrarían con mayor justicia y equidad, valores consumados con la energía vital del ser humano que una vez que nos tocas trascender como espíritu, es lo único que nos acompañaría eternamente.

El ser humano es energía activa y vital; energía transcendental e inmutable, la única manera de perder sus propiedades y mostrarse difusa y opaca, es cuando la cargamos de mala vibración, de acciones en este plano terrenal que van contra la justicia y la equidad. La frase muy cristiana de que hay que "tener temor a Dios", viene de esa realidad: hay que comportarse con justicia y equidad para alcanzar mantener compacta y fortalecida nuestra energía vital.

En este asunto la presencia del pensamiento teórico-físico del chileno Humberto Maturana (1928), ha tenido vigencia en los últimos treinta años. Maturana ha creado, desde las ciencias humanistas, en especial ha dejado aportes significativos a la psicología constructivista, la percepción denominada "new age", o nueva era, del que es considerado un icono y símbolo de referencia fundamental; es importante para Maturana motivar la terapia espiritual como un espacio protegido donde se dé el "…reencontrar de los pilares de las relaciones humanas, aprender a comunicarse positivamente, desarrollar habilidades de empatía hacia la familia y los hijos, aprender a escuchar desde el otro y traer nuevamente a la relación los espacios de respeto, aceptación y reconocimiento del otro como una persona distinta a nosotros. Esto es la terapia conversacional, es decir, disolver el sufrimiento en conversaciones de reformulación y aceptación de las experiencias y contenidos negados. Por tanto, las distintas coordinaciones conductuales consensuales que se dan como contradicciones emocionales dentro de un sistema, pueden ser resueltas en el lenguajear…" (Maturana, en "Ontología da Realidades. Belo Horizonte, Ediciones UFMG, 1996, p.43).

Maturana concibe que el surgimiento y la construcción de la persona, entiéndase ser humano, se da como una consecuencia del uso del lenguaje; y si se tiene seres humanos que no hacen uso del lenguaje ni buscan construir los afectos en las instituciones y organizaciones modernas, se está ante la ausencia de lo humano y de los valores, lo cual, por acción lógica de una sumatoria de elementos cualitativos, termina por construir la idea de que quienes están en algunas organizaciones tomando decisiones no son "seres humanos en el concepto propio de la palabra", y es por ello que sus decisiones son contrarias a los valores y principios que hacen característicos a los seres humanos en la civilización moderna.

El ser humano, desde el punto de vista de Maturana, emerge desde la filiación materno-infantil hasta su desarrollo integral como persona adulta. Pero esa persona adulta no lo es por la edad, no hay una edad determinada para ser adulto, hay unas condiciones específicas; en acepción de Maturana, cuando una persona en su conducta cotidiana, de manera espontánea, comienza a comportarse autónomamente, con apego a una ética y moral de justicia y equidad, se está ante la adultez.

En razón de lo expuesto, recalca Maturana, la persona al ser adulta es capaz de establecer como razón de vida, el respeto y la identidad hacia el bien-estar material y psíquico, en una comunidad que se maneja en un convencionalismo cultural donde se impone lo humano por encima de lo material, ya que se comprende que uno nada de lo material se lo llevará "al más allá de energía", sino que se lleva las buenas acciones traducidas por ser justos y solidarios en nuestras relaciones interpersonales y de vida.

En cuanto al "vivir", el ser humano lo define Maturana, como producto de la aceptación de la cercanía e identidad corporal en total confianza con los afectos que se dan desde la relación materno-infantil. Este es el ámbito relacional natural que se crea en el crecimiento del ser humano, donde se van fijando los valores de responsabilidad y ética, asumiendo las bases de un mundo válido y acogedor para los seres humanos.

El término adecuado para designar, desde el pensamiento de Maturana, qué significa un ser humano, es lo instintivo de la convivencia en la intencionalidad de declarar las reacciones y contrastes, en un proceso asociado a las conductas. El cómo nos comportamos con nuestros semejantes y con el entorno natural, define el lugar que ocupará en la espiritualidad nuestra energía.

Ahora bien, por qué el hombre se ha vuelto ciego en cuanto a darle importancia a sus actos en existencia y convivencia, en la sociedad actual; la respuesta se circunscribe, a juicio de Maturana, en cuatro aspectos: Al no comprender que el vivir humano emerge de un modo inconsciente; al no ver los valores como abstracciones; al no comprender que somos amorosos; y al no entender lo central de la formación del vivir humano (vivir humano en general y el vivir humano adulto en particular), es que hay un fluir relacional inconsciente del convivir materno-infantil.

En concreto, el "ser humano", requiere fortalecer la relación amorosa materno-infantil para crear las condiciones de un estadio adulto valioso, desde tres visiones, a juicio de Maturana: 1.- Motivar la fluidez del convivir armónico en el Bien-Estar, fundada en un trasfondo de emociones y sentires como el generador inconsciente de las conductas que implican respeto por sí mismo; 2.- Hacer del aprendizaje racional , un acto de transformación consciente con otros seres o el mundo que se vive en general; y 3.- Reconstruir de manera consciente el espacio de convivencia que hace posible que los valores de justicia y equidad se apoderen de las relaciones humanas y le den significado a la idea de cambio y transformación que se proyectará en las grietas sensibles del "vivir" espiritual una vez que se traspase el umbral de lo físico y psíquico del existir.

En un texto lapidario de Maturana ("Amor y juego", Chile, Editorial J.C. Sáez, 2003), el autor dice que la vida "…humana, como toda vida animal, es vivida en el fluir emocional que constituye en cada instante el escenario básico desde el cual surgen las acciones…" (p.96).

Lo humano en el "ser humano", no está ahí por su naturaleza, sino por su desenvolvimiento; se puede ser "humano", sin nunca llegar a "ser humano". Lo humano surge cuando el hombre comienza a tener consciencia del acto de lenguajear en el conversar como una manera cotidiana de vivir. Hacer una vida humana a plenitud, donde el ser se comporta en el rango de justicia y equidad, equivale a llegar a "ser" un humano que será inmutable en el momento de finiquitar su existencia física y psíquica; es decir, al morir, y traspasar el umbral del "vivir" y transformarnos en energía, mantenemos la vitalidad e integralidad de la fuerza humana que nos marcó acciones en la existencia; pero cuando obramos sin justicia y sin equidad, pasamos a ser cuerpos oscuros, perdidos en el firmamento sideral, fraccionados y débiles.



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Ramón Eduardo Azócar Añez

Doctor en Ciencias de la Educación/Politólogo/ Planificador. Docente Universitario, Conferencista y Asesor en Políticas Públicas y Planificación (Consejo Legislativo del Estado Portuguesa, Alcaldías de Guanare, Ospino y San Genaro de Boconoito).

 azocarramon1968@gmail.com

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