Radicalismo extremo camino a la derecha

Escribe, escribe que mientras más lo hagas tendrás la alta posibilidad de equivocarte, por mas promiscuo como escritor que uno sea, eso de escribir todos los días de cualquier tema o cosa, sobremanera cuando de posición política se refiere, a la larga tenderá a contradicciones y banalidades con alta dosis de incongruencia y lo mas grave es que cuando se trata de defender una posición política en el campo revolucionario, cada vez a manera de defensa encubierta, entonces el riesgo de girar y girar se hace mas evidente.

La historia antigua y contemporánea está llena de estos casos, sí de escritos y escritores de todo y para nadie, es decir generalmente para si mismos, tratan a lo sumo de una defensa sobre palabras dichas excusando malinterpretaciones, es decir lo que no quise decir, lo que obliga a volver a trillar sobre la mies para obtener el resultado no esperado, dicho de otra manera, si no me entienden hoy, volveré a relatar mañana y quizás de nuevo en breve tiempo.

Desde el punto de vista ideológico, es irrelevante preguntarse “Es malo ser radical”, por cuanto no demuestra absolutamente nada, porque puedo llamarme radical y estar equivocado al mismo tiempo.

Uno de los problemas, es que consciente de la equivocación o al menos de la exageración vertida en opinión, no existe la intención de aceptar o corregir la distorsión aunque no se considere semántica. Hay algo fundamental en la dialéctica política, y es que la honestidad en la hora de redimir sobre lo dicho o actuado, orquestará que la oportunidad de seguir equivocándose se repita incesantemente.

La política tiene su tiempo y espacio, lo que nos conduce a que la dinámica propia de ella, por tratarse del asunto social en esencia, nos obliga a la sindéresis, por tanto, cada paso que se de en la construcción del proceso revolucionario, debe estar limitado por las circunstancias, deberes y derechos.

Todo ello, en el conjunto de la situación nacional e internacional, donde hoy día, son múltiples los elementos a considerar, no solo se trata de llevar adelante el proceso, hay que hacerlo en armonía con la fuerza adquirida, la voluntad solidaria del pueblo y lo más importante con la disposición a querer hacerlo, es por ello, que una revolución pacifica aunque armada, requiere de la formulación de estrategias cónsonas con las metas cuantitativas y los objetivos cualitativos.

La opinión, la crítica constructiva que no interfieran con los planes en el logro de esas metas y objetivos, debe ser bien recibida, porque las actuales circunstancias por encima de todo amerita de la mas férrea unidad en todos los propósitos y alcances que de manera ejemplar, lo que no es prudente ni bueno, es el soslayamiento continuo de la acción ejecutiva que lleva adelante el camino trazado.

No es un dicho aquello, de no me digas que hacer si tu no sabes como hacerlo o estás equivocado y yo tengo la razón, por mas errores que haya en la ejecución de esos planes, debo prepararme en todos los aspectos antes de emitir opinión, que muchas veces generan armas para el enemigo y producen desavenencias innecesarias y fútiles en la hora de la verdad.


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Rafael Febles Fajardo

Economista. Msc. Seguridad Social. U.C.V.. Militante revolucionario. Locutor. Articulista Correo del Orinoco. Poeta y escritor de la revolución bolivariana

 rafaelfebles@yahoo.com      @rafael_febles

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