Cuando nace lo que tiene que nacer y muere lo que tiene que morir


Nunca tuvimos una mejor victoria que la de esta navidad, el 7O y el 16D representan de modo tajante la esencia revolucionaria. El pasado quedó herido de muerte en el campo de batalla y el futuro floreció hecho millones.


Una revolución es el cambio radical de un modelo a otro, es el cambio a una nueva sociedad que sepulte la sociedad explotadora para comenzar el camino liberador del socialismo. Eso acaba de ocurrir en nuestra reciente historia, escrita por el pueblo, de forma indómita, como respuesta definitiva ante el destino.


Con excelencia militante, con paciencia que se llena de paciencia, el pueblo de Venezuela aguarda por su presidente comandante.


Si puede ser que los designios de la vida nos traigan buenas o malas noticias, ha sido una excelencia noble y hermosa la forma serena y humana con la que todas y todos hemos dejado la tranquilidad necesaria para que nuestro comandante de su batalla por su salud, rezan los cristianos, oran los musulmanes y pedimos los ateos a la vida, pero con la calma, con dignidad y con el respeto inmenso ante las fuerzas de este mundo.


El mapa de la patria esta pintado de rojo, apenas quedaron ínfimos espacios a las fuerzas que combatimos. Contra las ideas de aquellos que hablaban de un “equilibrio de fuerzas” necesario y que no era mas que el fantasma del puntofijismo, el pueblo barrió con sus votos al enemigo en 20 de los 23 estados que conforman la republica y tomando el poder legislativo en 22 de los 23 estados; y esto no es otra cosa que la revolución hecha revolución, como decía Gramsci y cerrando ese ciclo que parecía inalcanzable, aquí murió lo que tenía que morir y nació lo que tenía que nacer.


La alegría de la patria es algo que no se puede esconder, solo faltaría la presencia de la mejor de las victorias, que nuestro comandante regrese lleno de salud a disfrutar junto a su pueblo este tributo inmenso que le ha dado. Pero si algo hemos sabido manejar sabiamente es separar lo personal de lo histórico, la victoria en si es una gran victoria. Una victoria que abrió un largo camino que se nos impone y grandes retos que desde este mismo momento hemos sabido asumir.


Agoreros buitres sobrevuelan el cielo de la patria con sus graznidos de fatalidad, división y destrucción. Fatídicos anuncios de desastres y divisiones, de fragmentación y peleas internas en un ejército que sale cada día más unido y fuerte, con la premisa del cumplimiento de la voluntad de nuestro jefe: ¡UNIDAD, UNIDAD y más UNIDAD!



Sepamos seguir siendo un solo pueblo, ese pueblo de Simón Bolívar que nos pide Chávez, que nos pide la América y el mundo. Sepamos que cruzamos ya la línea del retorno, aquí se hizo irreversible la revolución bolivariana.



Sepamos espantar a los espantos que pretendan sembrar confusión y división. Avancemos cada día mas unidos en el inmenso territorio del futuro.







¡Nunca fue mas cierto que aquí ya todas y todos somos Chávez!



¡Patria Independiente y Socialista: Viviremos y Venceremos!







brachoraul@gmail.com

@hombrenuevo


Esta nota ha sido leída aproximadamente 2056 veces.



Raúl Bracho


Visite el perfil de Raúl Bracho para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:


Notas relacionadas