A 60 años de la muerte de Jorge Eliécer Gaitán

La tragedia colombiana pica y se extiende

La tragedia colombiana nos golpea el alma. Es un dolor que nos mantiene en un estado de permanente inquietud y angustia porque nada vislumbramos u oteamos en el horizonte que nos indique que pueda ser revertida pronto. Sólo atinamos a descubrir cada día mayores razones para convenir, tristemente, que el hermano país seguirá sumido en ella, en tanto las elites gobernantes lo mantengan atado a la política imperial de dominación impuesta desde Washington al mundo todo, la que, como sabemos, se alimenta de la guerra y de los conflictos regionales que logra generar.

La situación de nuestro hermano país es, realmente, patética. El gobierno de Uribe Vélez se ha convertido en un peón de la Casa Blanca, de donde le han asignado en esta parte del globo, la tarea de ser su instrumento al igual que lo es el estado de Israel en el medio Oriente, para que actúe de quinta columna y le facilite las vías más expeditas que le permitan domeñar y controlar de forma absoluta, al menos, a los países de la cuenca andina: Ecuador, Bolivia, Perú y Venezuela. Tómese nota que después de Israel y de Egipto, Colombia es el país que más ayuda militar recibe de los Estados Unidos.

¿Por qué afirmamos tan oscuro presagio? Porque su jefe, Bush, quien es repudiado por más del 75% del pueblo norteamericano a causa de sus aventuras guerreristas atroces y bárbaras en Afganistán e Irak y, entre otras actuaciones más, por haber conculcado en términos aberrantes los derechos civiles de los norteamericanos, mediante la aplicación de la ley “patriot” (detenciones y allanamientos sin órdenes judiciales, interferencias de llamadas telefónicas, etc.) y creado la crisis económica más aguda de los últimos 50 años, grita en alta voz de modo permanente y ante cualquier escenario, que Uribe Vélez es su mejor y mayor aliado en la región. A esto hay que agregarle que ante la reciente violación del territorio ecuatoriano por fuerzas armadas colombianas, donde murieron cerca de 30 personas, su reacción fue la de no acompañar el rechazo unánime que aprobaron el resto de los países miembros de la OEA por esa sangrienta injerencia y, muy por el contrario, le dio a Uribe todo su respaldo por esa “acción preventiva para garantizar la seguridad de su país”.

Ayer (08/04), Bush consignó ante el Congreso de su país el proyecto del TLC con Colombia y en el discurso de entrega, dijo: "Este acuerdo impulsará los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos en una región crítica. Fortalecerá a un aliado valiente en nuestro hemisferio (..) La necesidad por este acuerdo es demasiado urgente, lo que está en juego por nuestra seguridad nacional es muy elevado para permitir que termine este año sin un voto (..) Colombia también enfrenta un régimen anti-estadunidense en Venezuela, que se ha reunido con líderes terroristas de las FARC y ha desplegado tropas en la frontera con Colombia como un medio de intimidación al gobierno colombiano y su pueblo (..) Si eso no es suficiente para ganar el apoyo de Estados Unidos, ¿entonces qué es?", preguntó.

Como se sabe, la bancada de los demócratas que hace mayoría en el Congreso de la Unión se opone a dicho tratado por la política de opresión y muerte que ha impuesto Uribe en el país, a la que él denomina “política de seguridad democrática” y que ha logrado, al parecer por su intensa campaña mediática, ciertos avances en materia de seguridad frente a las acciones armadas de los grupos insurgentes (FARC y ELN) sólo y únicamente en los centros urbanos de las grandes ciudades. Lo que no dice la campaña, obviamente, es que esos llamados logros en seguridad, han sido posibles a punta de la persecución y el asesinato de dirigentes sociales y, básicamente, de líderes sindicales, al punto de que la organización de derechos humanos Human Rights Watch, distante de tener algún tipo de alianzas con el mundo progresista de hoy en el Continente, ha dicho en comunicado difundido recientemente, que en Colombia se asesinan todos los años más dirigentes sindicales que los que mueren en el mundo todo. Según sus investigaciones, agrega el comunicado, desde 1986 han muerto algo más de 2.500 y solamente el 2% de esos asesinatos fueron investigados y sancionados.

De manera que cuando se comprueba que, efectivamente, Colombia marcha al son que le tocan desde el norte y que no es mera especulación aquello de que vive una guerra interna de vastas proporciones que amenaza con extenderse a los países vecinos, aupado todo ello desde el norte, es muy cuesta arriba imaginar la posibilidad de que su tragedia concluya en cuestión de poco tiempo.

oliverr@cantv.net


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Ivan Oliver Rugeles


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