Aquel Niño Jesús Palestino que nació en Belén

Quizá el arma más efectiva de las guerras de hoy sea la "insensibilidad difusa", ese raro sentimiento de impotencia que sentimos ante el amenazante poderío imperialista, que compartimos con el de victorias individuales y grupales -digamos familiares-, que nos mantienen a salvo del dolor ajeno cuando es lejano.

Quizá el genocidio que comete Israel en el pueblo palestino sea el ejemplo más claro de lo que queremos decir: la indignación y la rabia que nos copó el pecho los primeros días del ataque israelita a Gaza y que aumentó al mirar las imágenes de la matanza de seres humanos como si de insectos se tratara, ha ido bajando dos hasta convertirse en parte de nuestro ambiente cotidiano y en algún momento quedó detrás de los regalos del Niño Jesús, las hallacas, el ponche y el pan de jamón.

¿Cuántos palestinos morirán mientras abrimos los regalos esta noche? ¿Brindaremos por ellos o por nosotros?

Aquel niño palestino que nació en Belén, tiene hermanitos y hermanitas regados por todo el mundo, son como él, con todos los colores en su piel y sueñan con dulces y con juguetes también.

Aquel niño palestino que nació en Belén, tiene una madre que fue una con él por 9 lunas, lo vió crecer y andar rapidito cuando dió sus primeros pasos y en el primer día en la escuela. Hoy lo lleva en mortaja a una fosa común... con sus amiguitas e hijos de la vecina también.

Aquel niño palestino que nació en Belén, está muriendo por las bombas imperialistas que lanzan sobre su propia tierra y ante la impotencia de poder salvarlo, por lo menos, esta noche, entre alegría y sabores, dejemos caer una lágrima por él.

Aquel niño palestino que nació en Belén, es como mis nietas y nietos, tremendo, preguntón y respondón tambien, y ojalá pudiese crecer como los nuestros y ser hombres y mujeres de bien, pero los sionistas asesinos no quieren verlo crecer.

Aquel niño palestino que nació en Belén, no sabe de las cosas por las que los adultos se matan  entre sí, como el odio que cae sobre su pueblo y todo lo empapa, como la lluvia que acaba con las fiestas de cumpleaños.

Sé que hoy es  día de fiesta popular en el mundo catolico donde vivimos y que estas líneas están fuera de tiempo y lugar, pero es que no puedo dejar de pensar en aquel niño palestino llorando sobre los cadáveres de sus padres y quiero resistir al raro sentimiento del que al comienzo les hablé.

Y, para que no piensen que la edad nos enganchó: 

¡Feliz Navidad! Niños Y Niñas , madres Palestina ,que la paz llegué pronto !!!

 
 
 


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Antonio J. Rodríguez L.


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