Economía centralizada y parasitismo burocrático

Se continúa con el proceso del capitalismo al socialismo, pero, continúa la influencia de la casta parasitaria burocrática con su nefasta administración pública y su distorsión de todas las relaciones sociales que proyectan desde Miraflores, frenando el avance decisivo hacia el socialismo.

La esperanza de que el burocratismo altere la revolución mediante las auto reformas, sosteniendo la revolución desde arriba, siempre ha fracasado y es lo que espera la oposición. 

La apremiante necesidad de terminar con la usurpación del poder por el burocratismo, junto a la inflación, la especulación, explican la creciente preocupación de una gran parte de la población bolivariana sobre las grietas abiertas en las filas revolucionarias sobre la planificación de la economía.

Parecería que existe una carencia de mecanismos económicos para impulsar el aumento de la productividad del trabajo, se vuelve muy difícil así, asegurar la soberanía en el proceso directo de planificación y administración de las unidades productivas porque una planificación democráticamente centralizada exige la eliminación del poder del burocratismo para asegurar el excedente.

Hasta ahora, ninguno de los intentos burocráticos de reformar el sistema burocráticamente centralizado ha logrado el salto cualitativo en la productividad porque no existe la conquista de la democracia por el campesino y por el obrero, verdadera propiedad colectiva de los medios de producción para una eficaz planificación central.

Revolución política al interior, es lo que se requiere para eliminar la dominación de la clase burocrática; aliviaría el proceso para retomar el camino hacia una sociedad sin clases, la cual, provocara grandes cambios en el accionar campesino y en la infraestructura social garantizando al obrero y al pueblo el comienzo de la transformación de la vida familiar.

El burocratismo  resulta cada vez más dañino. Su total incapacidad de conciliar las necesidades de la planificación social, con la oposición, le hacen el juego por la defensa de sus privilegios. Su incapacidad de desarrollar la ideología bolivariana, propia, la continua aparición de diferencias en el seno, demuestra que estamos ante una perversión del proceso de construcción socialista. Un ala defiende con salvajismo su posición capitalista, la otra cede ante la presión de las masas, las dos  cuidando intereses, es decir, la doble moralidad al servicio del pueblo.

Esta circunstancia no ayuda al mantenimiento de la revolución, al contrario, divide a la población en esferas de influencia e impide todo avance puntual del proceso a nuevas faces de crecimiento, ejemplos. Las misiones, las aldeas y los mismos proyectos. Esto se contradice con el pretendido objetivo de derrocar al capitalismo interno.

Esta coexistencia pacífica al interior de la revolución demuestra el carácter contrarrevolucionario del actual proceso, no elimina la amenaza del golpe porque su objetivo es ayudar a la oposición en el sostenimiento de la división por las esferas de influencia.

El hecho de que el burocratismo de la burocracia haya dominado este proceso, en estos últimos 5 años para no retroceder mucho, plantea problemas teóricos, práctico y políticos, a los cuales los revolucionarios deben responder claramente por el aumento de la insatisfacción del pueblo. El poder de la burocracia apuntala la dominación del burocratismo y el resurgimiento de la oposición, quien encuentra materia prima para hacer del proceso un cambio lento.

Hace falta una revolución política al interior de las estructuras públicas. 


rcpuma061@yahoo.com


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Raúl Crespo


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