Carta abierta al embajador de Venezuela en Londres

Señor Embajador

ALFREDO TORO HARDY

Embajada de la República Bolivariana de Venezuela

Londres



Excelentísimo Señor Embajador,

Permítame el abuso de comentar su carta sobre las razones de su permanencia en la Embajada a pesar de no estar Ud. integralmente de acuerdo con el proyecto político bolivariano. Me anima su franqueza para hacerlo y creo que, también, el hecho de que yo hubiera sido embajador de un gobierno colombiano del cual no compartí ni un ápice su política, su concepción de mando, sus prioridades económicas ni su visión del contexto internacional. Es una realidad que me permite comprender su posición. El Presidente colombiano de aquel entonces decía que yo creía que era representante del pueblo colombiano y no de él. Y es cierto. Mi labor la visualicé como una oportunidad para abrirle espacios económicos y culturales a mi país, a sabiendas de que los gobiernos son temporales, pero el pueblo es permanente. Llegué incluso, abiertamente, a romper relaciones con la Embajada de Chile, porque su embajador era el representante de Pinochet. Aquello produjo el natural escándalo dentro del cuerpo diplomático, pero el gobierno colombiano me mantuvo en el cargo. Fui yo quien renunció, cuando el gobierno sobrepasó los límites aceptables, dada mi ideología. Pero renuncié en silencio, sin el reciente gesto inoportuno y oportunista del ex embajador de Venezuela ante la ONU. Discrepar con declaraciones altisonantes en contra de quien nos ha dado la oportunidad de ejercer una función, a sabiendas de que se toleraba nuestra posición adversa a la suya, no puede ser otra cosa que una salida oportunista y vergonzosa. Una renuncia en estas circunstancias no puede ser ocasión propicia para hacer demagogia a fin de ganar amigos y, menos aún, cuando la razón profunda es creer que se acerca un nuevo gobierno al cual hay que “colincharse”. Eso es oportunismo abyecto que desdice de quien lo protagoniza.

Dejando el tema, que no es, ni mucho menos, el centro de mi misiva, me parece extraordinario y típico del Presidente Chávez que lo mantenga a Ud. en la Embajada en Londres. Es la demostración más clara del espíritu democrático y liberal del Primer Mandatario Venezolano, muy diferente a lo que pretenden hacer creer sus adversarios. El Presidente Chávez siempre me sorprende por su espíritu de amplitud hacia quienes no comparten sus ideas, porque siempre está dispuesto a creer en la buena fe de los demás. Es su gran cualidad, pero también su talón de Aquiles.

Yo soy profundamente chavista por la razón esencial de que ha colocado al pueblo en el papel protagónico de la vida nacional venezolana. Me conmueve ver a ese pueblo que ha reconquistado el orgullo, antes devaluado por la prepotencia de sus anteriores gobernantes. Ahora, ese pueblo se siente capaz, dueño de su destino, pieza clave en el desarrollo de los acontecimientos. Cualquier cosa que no me gustara del gobierno - y hay cosas que no me gustan - se desvanece ante el milagro que implica despertar la autoestima de un pueblo. Ese deseo que ahora tiene el pueblo venezolano de participar sin límites en la vida nacional ha llegado, incluso, hasta sus opositores. ¿Cuándo se había visto en Venezuela que, casi sin excepción, la gente se interesara por el decurso de los acontecimientos nacionales y se involucrara, como ahora, en su desarrollo de manera activa y beligerante? ¿Cuándo vio Venezuela un pueblo estremecerse, como ahora, por cuestiones económicas que afectan, no solo sus propios intereses particulares sino los de la Nación? ¿ Cuándo vio Venezuela, como ahora, a un pueblo organizándose, con mil propósitos, reuniéndose en barrios y veredas para plantearle soluciones a sus problemas comunitarios locales? Esta magia, representada en un pueblo vivo, conciente, participativo y actuante e incluso crítico, es la gran obra de este gobierno presidido por Chávez y es a esa maravilla a la que yo he adherido con fe, con esperanza y con alegría. Es también esa magia la que, a pesar de las dificultades, ha permitido los grandes logros sociales de que puede dar cuenta el gobierno bolivariano. Cuando gritan "Uh! Ah! Chávez no se va" yo pienso que hay algo más importante aún - aun cuando son fenómenos entrelazados - y es que "el pueblo no se va". Está ahí, estará ahí y nunca Venezuela será como antes, para bien de Latinoamérica.

Excelencia, no me cabe duda de que Usted permanecerá en su desempeño como diplomático, porque Chávez es así, abierto, democrático, respetuoso del pensamiento ajeno, así sea contrapuesto al suyo. Ahí está su grandeza. Lástima grande que algunos cegatones se atrevan, por inconciencia o mala fe, a llamarlo dictador.

Con mi respetuoso saludo, reciba este mensaje de una compatriota de la Grancolombia, para quien la Revolución Bolivariana ha sido el gran regalo que le ha dado la vida en sus años otoñales. Cordialmente,

GLORIA GAITÁN


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