LUMPEN

No entiendo la incontenible avalancha de críticas a EL NACIONAL, por el editorial del pasado lunes 14 de octubre, en el que calificó de “lumpen” a esa inmensa mayoría del pueblo venezolano, escasamente representada por lo que ha sido calificado como “la marea roja”, ante la imposibilidad de calcular el número de los presentes. Digo “escasamente” porque, al igual que yo, muchos no estuvimos presentes debido a circunstancias que nos lo impidieron; de lo contrario, todavía estaríamos tratando de salir de Caracas.

Mi dificultad de entender tal vez sea por la misma “ignorancia” que me impulsa a apoyar un proceso de cambio en el país que contribuya al logro de una mayor justicia social, fundamentado en el principio natural de que todos los miembros de nuestra sociedad deben poder acceder a las mismas oportunidades que una verdadera democracia ofrece. Bajo este principio, considero que no son los bienes de un pequeño sector los que se encuentran en peligro, sino sus privilegios mal habidos; porque sólo se pretende derribar las barreras que ellos han levantado para evitar que el resto de la población conozca sus verdaderas acciones y los orígenes de algunas fortunas imposibles de ser saqueadas por el “lumpen”, porque están depositadas en el extranjero.

El ataque a EL NACIONAL es tan desmedido, como inconmensurable fue la concentración del domingo 13; pero, el primero, me obligó a consultar mi viejo diccionario, con la pretensión de extraer el concepto claro de “lumpen”. Una de las acepciones se refiere al “grupo constituido por los individuos marginados de las sociedades urbanas”. Al buscar “marginado”, encontré la siguiente definición para “marginar”: “preterir a alguien, ponerlo o dejarlo al margen de una actividad, prescindir o hacer caso omiso de él”. Creí que el diccionario estaba equivocado al sustituir “preferir” por “preterir”; pero luego descubrí que esta palabra significa “hacer caso omiso de una persona o cosa. Omitir en el testamento a los herederos forzosos sin desheredarlos expresamente”.

Terminada la consulta seguí sin entender la causa por la cual tantas personas se han sentido tan ofendidas como para reclamar el contenido del editorial, porque conocido el verdadero significado de la palabra “lumpen”, ésta no necesariamente se usa de manera despectiva y puede significar “grupo constituido por los individuos desheredados expresamente”; en otras palabras, el director de EL NACIONAL es ahora parte del “lumpen” que, por aplastante mayoría, el pueblo venezolano “desheredó” de unos supuestos derechos que ellos creyeron adquiridos por la misma “gracia de Dios” con la que Colón se supuso revestido para arrebatarle las tierras a nuestros antepasados.

Su actitud no sorprende; porque, como vocero oficial del “lumpen” al cual ahora pertenece, reclama su “derecho divino” para continuar disfrutando de unos privilegios que no derivan todos del esfuerzo personal, sino del engaño en el que contribuyó a mantener este pueblo durante tantos años, para que a cambio recibiera las prebendas establecidas por los titiriteros a los cuales sirve. En su ofuscación, arremete contra quienes, por derecho natural, han determinado “hacer caso omiso de ellos” y han escogido a quien les garantice una democracia realmente participativa, en la cual este “nuevo lumpen” deberá ceder privilegios en beneficio de una mayoría que, como cualquier pueblo, en algunas oportunidades ha tratado de ahogar su desesperanza con una “carterita” del ron que ellos mismos promocionan, por la falta del pan que contribuyen a encarecer.
¿Cómo se puede desconocer la contribución cultural de un medio periodístico como EL NACIONAL, cuando permite mejorar nuestro vocabulario y profundizar en el análisis y comprensión de un proceso político de cambios profundos en las estructuras sociales, que le ha permitido a un pueblo, tildado de ignorante, entender los verdaderos significados de los diferentes sistemas de gobierno? Gracias a aquel, en este país ya nadie se asusta con el “coco” del “comunismo”; se clarificó el concepto de “totalitarismo”; se evaluó el daño recibido por el “capitalismo”; se evitó la aplicación del “neoliberalismo”; se conoció la actuación del “fascismo”; permitiendo concluir que, en este momento, la mejor elección sea el “chavismo”. Como una forma de corresponderle este “servicio social gratuito”, se debería establecer un instrumento para recordarle que vive del “lumpen” que consume los productos que anuncia y no del número de ejemplares que pueda vender cada día.


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Luis E. Rangel M.


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