Misterios de la ciencia (8)

LA CAMIONETA DE MI MAMÁ…

Si algo bueno tuvo la Cuarta fue que los estudiantes subversivos no teníamos que hacernos pasar por víctimas. Si te apendejabas te metían un plomazo, y si llegabas herido al hospital te sacaban a rastras del quirófano y te remataban en la patrulla; o te reventaban a patadas antes de mandarte a los sótanos de la Digepol, entregarte a la justicia militar o a un Teatro de Operaciones. Nunca estudiante alguno tuvo el gusto de conocer a un Fiscal del Ministerio Público, ni gozó de las hoy populares garantías constitucionales. Mis ingenuos 17 años respondieron al interrogatorio policial con la frase mágica que los camaradas de Chapellín me habían hecho memorizar: “Me acojo al precepto constitucional de no declarar” y sólo obtuve carcajadas (“este dice que se coje al prefecto…”) y una rumba de carajazos que Ramos Allup y Antonio Ledezma todavía me deben.

Coreábamos “las calles son del pueblo, no de la policía” el tiempo necesario para que nos probaran a tiros lo contrario. Claro, vivíamos una democracia pluralista, ejemplo de Latinoamérica, y no bajo el “rrrrégimen autocrático, dictatorial y narcoterrorista del tirano Chávez”.

Este comunismo nos está matando. Para cumplir con la agenda de Puerto Rico, el ex-estudiante Ricardo Sánchez alias “Raspadito”, presidente de la Federación de Centros de la UCV, tiene que prenderle fuego a los asientos traseros de la camioneta de su mamá, cuidando de no dañar la pintura metálica de la carrocería. Es el mismo musiú con la misma guarimba: ridículo teatro montado por el Partido Mediático. No sé si Mari Pili ya brincó la talanquera, pero le va a tocar una parte del muerto que andan buscando…

AMAZONAS NO ES VENEZUELA

O sigue sumergido en el pasado de la Cuarta República… Porque es corrupción, de la obscena, que los empleados de la Gobernación y la Alcaldía de Atures (¿unos 7 mil votos?) hayan cotizado al Seguro Social durante años y no figuren en los archivos o memoria digital del Instituto. El señor Félix Acosta, de la tercera edad a juzgar por su Cédula 1.564.666 carece de seguro porque desaparecieron sus cotizaciones, que junto otras miles se pudren en cajas abandonadas, mientras a la jefa de la sub-agencia del Seguro Social en Puerto Ayacucho, Josefa Guaruya (hermana del gobernador) le resbala cualquier memorando de empresa privada, alcaldía o gobernación (como el del 16/05/07) donde soliciten inscribir trabajadores, alegando que “no tiene tiempo para ingresar datos al sistema”. Una obrera viajó a la sede central del Seguro Social en Caracas donde, después de hacer cola durante días, la abogada Josefina Rocamonte, de la Dirección de Afiliación y Fiscalización, le dijo que para atenderla tenía que traer una carta de un fiscal o auditor del Seguro Social de Amazonas… como quien dice “vaya a la esquina a ver si llueve”. La ineficiencia es la primera forma y condición indispensable de la corrupción. Y la corrupción es el enemigo interno de la revolución en Venezuela…y también en el Estado Amazonas.

MONSEÑOR LICRA

Por recomendación de los obispos venezolanos el Vaticano concedió su más alta condecoración, la Orden Piana, al sanguinolento tirano Juan Vicente Gómez, En 1939, al inicio de la Segunda Guerra Mundial, los obispos alemanes emitieron un mensaje: “En esta hora decisiva exhortamos a nuestros soldados católicos a cumplir con su deber en obediencia al Führer”. Siempre los mismos fariseos, mostrando su utilidad al poderoso y su indiferencia por los pobres. Se oponen a la revolución porque enseña a dar al pueblo lo que es del pueblo y al César lo que es del César: 23 puñaladas.

GUARAIRA REPANO INCOMBUSTIBLE


Inflados del fétido aire tibio de la codicia y la mentira, ciegos de administrar casas de sombra, rectores y rectoras de algunas universidades salieron en defensa de los estudiantes burgueses y, misterios de la ciencia, según ellos la montaña quemada no fue quemada, los pirómanos no usaron gasolina sino extintores, y Puerto Rico y Venezuela son repúblicas hermanas aunque a nosotros todavía nos falte la bandera americana. Estos rectores y rectoras (del género Académicus Putrefactus) son insignes maestros en corrupción, que según la ciencia política es “la privatización de lo público”, y pegados de la inmerecida teta de la República, pretenden violarla y la insultan porque no se deja. Ojalá nunca pase, pero si algún día los bañan de gasolina y los prenden, diremos que no se está quemando el rector sino su traje y que los gritos no son suyos sino de su laringe. ¡Ah malhaya! Si Chávez no nos hubiera enseñado a respetar la diversidad biológica…


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Eduardo Rothe


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