Chávez, salarios, educación, salud, las claves del éxito

La historia reciente de Venezuela es muy particular. Y uno no hallará respuestas pertinentes si se sumerge en el debate de los políticos por mantener o acceder al poder.

El ascenso de Chávez al poder por la vía electoral, está antecedido por un descenso sustancial del precio del petróleo, dada esta circunstancia por el saboteo de muchos países, como Arabia Saudita y Venezuela misma, a la OPEP, en lo referente a las cuotas de producción.

La OPEP, que en fin de cuentas es un cartel, que sirve para demostrar que la tal libertad de la economía de mercado no es sino un viejo de recuerdo del capitalismo de los siglos XVIII y XIX, puesto que con sus cuotas de producción que contiene la oferta al mercado sube o mantiene estables los precios, como lo hacen los monopolios en cualquier área, empezó a ser saboteada por influencia de EEUU, el gran consumidor, por sus propios miembros, con el fin de mantener bajos los precios de hidrocarburo.

Esto determinó que, cuando Carlos Andrés Pérez (CAP), asume por segunda vez la presidencia, el precio del barril de petróleo rondaba los 7 dólares, el país estaba endeudado hasta el cuello y el pueblo se llenó de expectativas, dada la "bonanza" de su primer gobierno, el de "La gran Venezuela". El Bolívar se había deteriorado, perdido su valor, el costo de la vida alcanzado a niveles agobiantes para los trabajadores y la mayoría votó casi de manera desbordante de nuevo por él, bajo la esperanza que volverían los buenos viejos tiempos.

Mientras tanto, el precio del petróleo seguía por los suelos y Venezuela, como otros miembros de la OPEP, seguía sirviéndole a EEUU, violando las cuotas del organismo, produciendo por encima de lo acordado e inundando el mercado de petróleo barato.

Al asumir la presidencia por segunda vez, CAP en su discurso de toma de posesión, habla de sus acuerdos con el FMI, relativos a un crédito y las medidas que habría de tomar su gobierno para cumplir con el pago de este, según las exigencias del prestamista. No reaccionó ante la élite petrolera que servía a EEUU y contribuía a devaluar nuestro recurso energético.

Al inicio de la puesta en prácticas de las medidas impuestas por el FMI, que entre otras cosas condujo al alza del transporte, se desató aquel inesperado acontecimiento que conocemos como el "Caracazo".

La historia es conocida, lo que incluye hasta el "triste" final de CAP, quien entró por segunda vez a Miraflores, casi en hombres de la multitud y por quien los venezolanos esperaban volver a decir "ta´ barato, dame dos" y al dólar de bajo costo con respecto a la moneda nacional y salió echado por sus propios compañeros de partido.

El segundo gobierno de Caldera, que significa o mejor describe cómo los viejos partidos AD, Copei, URD estaban liquidados o por lo menos en vías de extinción, pues aquel candidato, habiendo renunciado a su partido, creo uno nuevo y se atrajo el respaldo de una mayoría ajena a aquellas organizaciones y a la izquierda casi toda, incluso la que hoy dice que no votó por él, confrontó las mismas dificultades de Pérez. Escasez de recursos, el peso de una deuda enorme con el FMI y el precio del petróleo en nivel insignificante, pues la política de saboteo a la OPEP se mantuvo. Como CAP, Caldera tampoco se propuso hacer nada para intentar revertir aquella situación. La meritocracia petrolera continuó haciendo de las suyas, como seguir las órdenes de EEUU.

Este cuadro crea una situación novedosa, pues las mayorías empiezan a cambiar de expectativas y hasta gustos, como quitar su respaldo a los viejos partidos y se encantan al principio por la candidatura de Irene Sáez, una ex reina de belleza que nunca antes había participado en política.

Al mismo tiempo, se asoma como un tanto tímidamente, la candidatura de quién se había alzado el 4 de febrero de 1992 contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez, puesto en libertad bajo la presidencia del Dr. Rafael Caldera, pero que asume un discurso discreto y lleno de sueños, ajena a toda intención personalista y con rostro atractivo no sólo por sus cualidades físicas sino su carácter feliz.

Chávez tuvo que vencer y hasta desafiar a factores que le acompañaban que seguían atados a la idea de la violencia, los alzamientos militares, hasta la derrotada y desacreditada lucha guerrillera. Por eso, su candidatura aparece como apagada y sin fuerza inercial.

Pero al mismo tiempo, se produce un fenómeno inédito en la historia moderna de Venezuela, esa que se inició en 1945 aproximadamente y reapareció en 1958, como que los partidos del puntofijismo, que antes competían entre ellos, se ven obligados a unirse alrededor de la candidatura de Salas Rómer para enfrentar a Chávez, pues este, en medio de la campaña, había rebasado en la preferencia de los electores a la ex reina de belleza, quien había venido encabezando las preferencias según todas la encuestas.

Cuando Chávez asume el gobierno las dificultades económicas continúan siendo las mismas y también el cuadro petrolero es el mismo. Por eso, el nuevo presidente opta por gestionar acuerdos dentro de la OPEP que pongan fin al saboteo a las políticas de la organización, en el cual, como ya dijimos, por imposiciones de EEUU y la anuencia de la gerencia petrolera venezolana, la llamada con posterioridad "la meritocracia", que se daba el lujo de operar como si fuese dueña y los gobiernos eso habían permitido, se producía por encima de las cuotas acordadas dentro del cartel petrolero.

Ese acuerdo, por el cual Chávez hasta viajó por el medio oriente, puso orden dentro de la OPEP, sus miembros optaron por respetar las cuotas establecidas, tanto que Chávez asume el control de nuestra empresa, para disgusto de la meritocracia y el nivel de los precios del hidrocarburo alcanzó los límites justos, deseables y Venezuela comenzó a gozar de un ingresos sustancial que permitió entre tantas cosas, la recuperación de los salarios de manera justa y equilibrada. Y demás, en muy corto tiempo, pudimos contar con las reservas necesarias para controlar las amenazas del dólar y poner límite a los precios de toda mercancía en el mercado interno. Al mismo tiempo, la producción de oro incrementaba las reservas internacionales, tanto que Chávez se dio el lujo, de hacer uso, de vez en cuando, de ellas para mejorar la vida de los venezolanos y sin que ellas menguasen.

Sin duda, sin algún parámetro es válido para juzgar el prestigio, respaldo alcanzado por Chávez, quien en 1998 ganó las elecciones con el 56.20 % de los votos depositados, dado el desprestigio de los viejos partidos y luego en el 2006 alcanza la cifra porcentual de 63.85, este sería el nivel alcanzado por los salarios y el de las pensiones del IVSS, suficientes para que se pudiesen cubrir necesidades básicas más allá de un individuo. El salario mínimo en Venezuela llegó a triplicar el promedio de América Latina.

No hay duda que el discurso de Chávez, sus ofertas destinadas a ganarse la población para construir un nuevo modelo, distinto al relacionado con el rentismo petrolero, pero a partir de este mismo; sus políticas de vivienda, salud, educación, le granjearon ese respaldo que se manifestó en el año anteriormente mencionado. Pero como ya dijimos, lo relativo al salario de todos los trabajadores y demás beneficios prodigados a las mayorías, fueron determinantes en el enorme apoyo popular que alcanzó.

Lamentablemente, es asunto a tratar en otra oportunidad, Chávez no pudo poner en marcha los planes económicos que sirvieran para suplantar nuestras debilidades y seguimos dependiendo del ingreso petrolero y más en momento cuando esta ventaja nuestra entra en crisis.

Muerto el comandante, el país y su economía entró en franca decadencia, por diferentes motivos, entre los cuales las sanciones impuestas por Estados Unidos han jugado un rol fundamental, como también las muy malas políticas diseñadas para el sector petrolero dentro de su propia administración, en lo que Rafael Ramírez jugó un rol fundamental, que no pudieron soportar en primer término la caída de los precios del petróleo derivado del período del uso del tratamiento del "fracking" y el cierre de nuestros yacimientos de petróleo liviano y la indudable falta de pericia y audacia de parte de la nueva administración para hacer los ajustes que demandaban las circunstancias. Pero tampoco hay que olvidar la actuación de los factores opositores que jugaron, por el interés de alcanzar el poder de manera ilegal, de modo contrario al interés nacional y por la destrucción de su economía.

Los salarios han llegado a niveles inimaginables, como que el mínimo nuestro es uno de los más bajos del mundo; el ingreso nacional y las reservas internacionales disminuyeron. Del petróleo se habla, bastante se sabe y pese los discursos, seguimos dependiendo del rentismo petrolero y el levantamiento de sanciones por parte de EEUU sobre todo en esta área, y lo que es más, que ese país vuelva a ser mercado importante nuestro, por lo que se desarrollan lentas pero permanentes conversaciones o diálogos.

No obstante, pese se habla del repunte lento pero sostenido de la economía venezolana, los salarios se mantienen en niveles de pobreza sustantiva. Economistas ligados al gobierno, como cosa curiosa, lideran el reclamo del aumento salarial y el rechazo de las tesis monetaristas que hablan, como al revés, por la espera de un aumento de la producción para subir los salarios.

Mientras tanto, desde la muerte de Chávez, desaparecida la magia unitaria que de él emanaba y la minimización del salario, las fuerzas del chavismo comenzaron a dispersarse y hasta fragmentarse y, en consecuencia, a disminuir sustancialmente el respaldo del cual gozaba el gobierno.

Hoy, el gobierno cuenta con el respaldo casi usual de todo gobierno, por el sólo hecho de serlo, manejo de recursos y la atracción del poder mismo, pero está muy lejos de ser aquella fuerza del pasado. Y esto está ligado, entre tantas cosas derivadas de la economía toda, a la precariedad del salario.

La continuidad del gobierno, hasta ahora parece garantizada por la división de las fuerzas opositoras. No hay en ese universo partido alguno que compita con el Psuv, ni candidato con cualquiera que este sustente.

Teóricamente hablando, la única posibilidad que tiene la oposición de ganarle las elecciones presidenciales al factor gubernamental, es generando el milagro de encontrar una candidatura y elaborar un programa que la unifique. Pero es obvio que, para alcanzar tal meta, se requiere tiempo, buena disposición y el acercamiento de mucho talento.

El gobierno pudiera ganar las elecciones presidenciales, pero de manera muy precaria y hasta corre el riesgo cierto de perder las parlamentarias como en el 2014, lo que plantearía un nuevo cuadro, pues es muy difícil que esta oposición de ahora, actúe de manera tan errónea como aquella.

De donde uno concluye que quienes ejercen el poder y sobre todo lo hacen en nombre de Chávez, tienen un serio reto por delante, pues ganar la presidencia de manera precaria no es una opción muy ventajosa. Y una de las maneras que pudieran voltear ese cuadro, pese todo lo dicho, poco recreativo y atrayente es prestándole interés a las calamidades populares, como salud, educación y particularmente el tema salarial que incide sustancialmente sobre los dos primeros. Y el tiempo corre de manera inexorable y la angustia derivada de las calamidades de la pobreza pudiera incidir en cualquier cambio.



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

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