El golpe de abril del 2002 contra Hugo Chávez Pedro Carmona se auto juramentó y "democráticamente" disolvió todos los poderes (V)

Lo particularmente dramático de todo lo comentado hasta aquí, es que mientras Pedro Carmona Estanga, en un acto sin precedente e insólito, se auto juramentó como "Presidente de Venezuela", así de simple, porque el Decreto le borró el nombre de "bolivariana", como un acto de desconocimiento al Libertador, cuyo retrato retiraron previamente del salón en el cual se celebraba aquel triste acto, donde estuvo por años, el auto juramentado lo hacía sosteniendo en su mano izquierda, mientras miraba y sonreía como con sarcasmo, una hoja de papel en blanco. Esa noche, en aquel infeliz acto se cometió la mayor infamia y falta de respeto a la dignidad y orgullo de los venezolanos que tenemos los pies hundidos en esta tierra.

Pero sigamos revisando lo dispuesto en el sarcástico Decreto Carmona que destina a retornar en Venezuela "a la institucionalidad Democrática". Con ese fin se dispone en el artículo 3°: "Se suspende de sus cargos a los diputados principales y suplentes de la Asamblea Nacional".

Pero todavía, se atreve a destituir a funcionarios nombrados por el Poder Legislativo como el Contralor General de la República, Defensor del Pueblo, ordena se revise la constitución de 1999 y suspende la vigencia de los 48 Decretos con fuerza de Leyes, promulgados por el Presidente Chávez de conformidad a la Ley habilitante. No se quedaron en el tintero, disposiciones para destituir a gobernadores y alcaldes, funcionarios que habían sido electos en elección universal, directa y secreta, como tampoco otros altos funcionarios escogidos, por disposición de Ley, por la Asamblea Nacional. Así en el artículo 7° se dispuso: "El Presidente de la República en Consejo de Ministros podrá renovar y designar transitoriamente a los titulares de los poderes públicos, nacionales, estadales y municipales para asegurar la institucionalidad democrática y el adecuado funcionamiento del Estado de Derecho; así los representantes de Venezuela ante los parlamentos Andino y Latinoamericano".

Hay algo curioso de nuevo en este artículo que se repite una y otra vez; por intermedio de un Decreto promulgado por una persona, fundamentándose en un papel en blanco, cuando más con el apoyo de un pequeño círculo de civiles y algunos militares de alta graduación, apela a la ilegalidad, desconocimiento de la Constitución vigente, todas la leyes de la República, la decisión soberana del pueblo de Venezuela que en referendo aprobó su Carta Magna, eligió su presidente y demás autoridades que Carmona destituye de un plumazo, se aspira "asegurar la institucionalidad democrática". La legalidad entonces la determina la voluntad de una persona y un grupo y no la del pueblo de Venezuela. El golpe y aquel Decreto caracterizan lo que es institucional o no.

Fueron más allá; en el artículo 8° deciden destituir: "de sus cargos ilegítimamente ocupados al presidente y demás magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, así como al Fiscal General de la República, al Defensor del Pueblo y a los miembros del Consejo Nacional Electoral".

Carmona Estanga y sus asociados se transmutan en tribunal, sin proceso judicial alguno, determinan que esos cargos estaban "ilegítimamente ocupados" y por tal destituyen a quienes los ocupan. Pero la curiosidad se vuelve asombro cuando la mayoría de esos Magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, absolverán a Carmona y a quienes con él contribuyeron a dar el golpe, pues decidirán que "no hubo golpe" sino "vacío constitucional de poder", por ausencia del presidente y del vicepresidente. En la sentencia del TSJ que le tocó conocer el caso, por ponencia de Franklin Arrieche, se le dio valor sustancial a lo declarado por el general Lucas Rincón; afirmación que con posterioridad fue desmentida.

Hasta Pedro Carmona Estanga, como hemos leído en este texto, admitió que uno de los errores de ellos, los golpistas, había sido no sacar a Chávez del país y no haber impedido que hiciese "saber al mundo que no había renunciado".

Cuando se elaboró aquella ponencia y luego el colectivo del TSJ la aprobó con las debidas abstenciones o votos en contra, se sabía bien que tal renuncia nunca existió como también se supo la situación del Vicepresidente Diosdado Cabello. Pero por encima de todo, hay que resaltar el atrevimiento de proceder a derogar la constitución vigente, la de 1999, la única, en toda la historia de Venezuela, aprobada con los votos del pueblo en ejercicio de su soberanía y años después, para Carmona Estanga y sus socios, eso no tuvo significado e importancia alguna.

Benigno Rojas, un abogado y de los fiscales que investigó los sucesos de abril del 2002, reveló al diario "Correo del Orinoco", para la edición del 07 de junio del 2014 que: "Pedro Carmona Estanga declaró ante la fiscalía, tras ser capturado por su participación en el golpe de Estado, que parte del plan de la derecha era asesinar al presidente de la República, Hugo Chávez". No obstante, sabemos por boca del propio Carmona Estanga, que ellos sabían que el Presidente Chávez no había renunciado y, en consecuencia, no tenían a mano ningún documento para fundamentar lo que afirmaron en el "Decreto" y justificar "el vacío constitucional de poder" y sí que el presidente estaba secuestrado. En efecto, Pedro Carmona, declaró a "El Mundo" de Madrid, según cita tomada de la página web "Rebelión", lo siguiente: "Fue un error no sacar a Chávez del país, quizás el más importante que cometimos en esos momentos". Para agregar luego: "El grupo militar que mantenía el diálogo con el Presidente estaba dividido y esa falta de cohesión fue fatal, pues se precipitaron las cosas y Chávez anunció al mundo que no había renunciado, sino que estaba retenido en contra de su voluntad".

Este último texto permite comprender y probar dos cosas, que en efecto el presidente estaba secuestrado y esto lo confiesa Carmona Estanga y, como dicen los abogados, "a confesión de parte relevo de pruebas".

De manera que no hubo tal vacío constitucional de poder y no había motivos legales para sus actos. Es decir el 12 de abril del 2002, se consumó en Venezuela un golpe de Estado y se dio inicio a una dictadura que afortunadamente sólo duró 48 horas. En segundo lugar, la tesis de la intención de matar al presidente, que éste mismo denunció, cobra fuerza en esas declaraciones de Pedro Carmona a "El Mundo", de Madrid.

En otro espacio se consigna que desde Colombia donde todavía está asilado, sostuvo que el respaldo que le estaba dando la OEA les garantizaba que Venezuela saldría "de ese trance más rápido que en el caso de Honduras".

Ante estos reconocimientos del implicado uno observa una vez más dos elementos característicos de los golpes de Estado en América Latina, la presencia de la OEA, como ministerio de colonias de Estados Unidos, que en aquel entonces, no sólo lo era en la definición sino que actuaba como tal; en Honduras se vio claramente como la OEA a través de determinados personajes, como Insulza y Oscar Arias, se prestaron para que el golpe contra el Presidente Zelaya fuese exitoso. Por supuesto, lo anterior sirve también de una manifestación más para mostrar como Estados Unidos estuvo metido en el golpe de Estado contra el Presidente Chávez, como también contra Zelaya. El segundo elemento, propio de las dictaduras y destino fatal de los golpes de Estado, es la disposición al asesinato. Asesinaron mediante paramilitares y francotiradores, el 11 de abril, para crear un cuadro propicio para que algunos estamentos militares, en medio de la confusión desconociesen al Presidente y hasta lo secuestrasen y estaban dispuestos a seguir matando; ese el fin asignado al presidente, como lo admitió Carmona Estanga, según el fiscal del Ministerio Púbico, Benigno Rojas.

En estas declaraciones, el fiscal Benigno Rojas, señala "dos hechos puntuales", como él mismo dijo, del interrogatorio hecho a Pedro Carmona Estanga, que llamaron nuestra atención: "el primero tiene que ver con el convencimiento absoluto que tenía Carmona Estanga de que estaba haciendo lo correcto, y lo segundo que la soberbia de no querer reconocer sus errores, principalmente, aquel de haber emitido un decreto que estaba acabando con el hilo constitucional y la institucionalidad del país".

De lo anterior, uno deduce que aquel proceder se corresponde exactamente con la concepción que la derecha tiene en materia constitucional y hasta en derechos humanos. La constitución es un documento para ella hecha para ser violada y, los derechos de la ciudadanía a ejercer la soberanía, es asunto que le trae sin cuidado; por eso no hubo en Carmona Estanga, cuando se le interrogó, disposición alguna a reconocer errores y menos preocupación por haber intentado romper "con el hilo constitucional y la institucionalidad", como expresó asombrado Benigno Rojas.

Pero sigamos con el decreto de Carmona Estanga para encontrar más cosas que aclaran los fines del golpe y las verdaderas intenciones de quienes estuvieron envueltos en el mismo. Para tal propósito leamos el artículo 3°: "Se suspende de sus cargos a los diputados principales y suplentes de la Asamblea Nacional".

De un zarpazo, como todo golpismo tradicional, se llevaron por delante un organismo que aparte representar la voluntad popular, como el Presidente mismo, sin mediar los mecanismos previstos en la Constitución e integrado tanto por partidarios del gobierno como de la oposición, dejando a los venezolanos todos sin representación alguna sino en manos de un personaje a quien nadie había elegido, en una República Democrática y Protagónica y donde su constitución establece en su artículo 72, un precepto no conocido en la de otro país del planeta: "Transcurrida la mitad del período para el cual fue elegido el funcionario o funcionaria, un número no menor del 20 por ciento de los electores o electoras inscritos o inscritas en la correspondiente circunscripción podrá solicitar la convocatoria de un referendo para revocar su mandato. Cuando igual o mayor número de electores y electoras que eligieron al funcionario o funcionaria hubieren votado a favor de la revocación, siempre que haya concurrido al referendo un número de electores y electoras inscritos o inscritas, se considerará revocado su mandato y se procederá de inmediato a cubrir la falta absoluta conforme a lo dispuesto en esta Constitución y en la Ley".

Por último dejaremos constar de manera muy categórica, como la dictadura instaurada el 12 de abril del 2012, encabezada por un civil, Pedro Carmona Estanga, entonces también presidente de la Patronal Fedecámaras, reconocido rápidamente por algunos gobiernos que siempre han conspirado contra Venezuela desde 1999, se apresuró a declarar mediante el artículo 4° del Decreto, la suspensión de la vigencia de los 48 Decretos Leyes promulgados por el Presidente Chávez, sobre todo la Ley de Hidrocarburos, de Tierras y Pesca. Por supuesto, esa tarde, en aquel salón del Palacio de Miraflores, los allí congregados premiaron al ungido como Presidente con atronadores aplausos, mientras gritaban eufóricos: "¡Te queremos Pedro!".

Instante mismo en que desde los cerros de Caracas, las barriadas y las poblaciones vecinas, la gente formando multitudes, los militares, comenzaron a movilizarse hacia Miraflores a defender su presidente y producir un acontecimiento inédito, sin antecedente, por lo menos en la historia de América Latina. Más tarde Carmona Estanga, en el exilio, habiéndose fugado de Venezuela, justificó este proceder todo, como la convocatoria a un presunto proceso electoral para 365 días a partir del 12 de abril del 2002, como se dijo en el Decreto, en lugar de los 30 días consecutivos después de la ausencia absoluta del presidente, según demanda la Constitución bolivariana de 1999, diciendo que no podían convocar elecciones de inmediato porque los chavistas las volverían a ganar. Se trataba de ganar tiempo y hacer lo que ya habían comenzado a hacer de inmediato, lo que suelen hacer las dictaduras para enterrar los recuerdos, adhesiones e imponer por el terror, quizás también lisonjas y migajas, nuevos "paradigmas".

No tuvieron tiempo de desarrollar a plenitud sus planes para borrar de la mente del colectivo la huella profunda del chavismo, su mensaje de justicia, de reconocer la deuda social con el venezolano que lleva implícita la idea de Hugo Rafael Chávez Frías, de darle al pueblo, como dijo Bolívar, "la mayor suma de felicidad posible", repartiendo de la manera más equilibrada los beneficios de la renta petrolera y del trabajo en general. Como tampoco tuvieron tiempo de recorrer la senda del pinochetismo que, como vimos en su oportunidad en este texto, comenzó por acorralar, atropellar y destruir las fuerzas allendistas, en todo su espectro y luego se volvió contra sus iniciales aliados y todo aquél que entorpeciese sus planes de continuismo y perpetuación. Como decir, empezaron por Salvador Allende hasta llegar a Eduardo Frei, quien trabajó activamente en favor del golpe creyendo que contribuía a "rescatar la institucionalidad", en verdad representada en el médico mártir, dirigente del Partido Socialista chileno. Y lo hicieron mediante la más brutal e indiscriminada represión hasta llegar a la crueldad de robarles niños a sus padres. Pero no dejaron, quienes tomaron el poder el 11 de abril del 2002, de asomar las pezuñas y cometer algunas tropelías, que dejaron huellas demostrativas de lo que se proponían ejecutar, como toda dictadura y dictadores. Lo que suele emerger de los golpes de Estado y las invasiones..



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

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