El gobierno de Raúl Leoni, el de las desapariciones y una muestra más del disparate del llamado a la lucha armada

Nota: Este trabajo forma parte de Nuestro Libro "Golpes de Estado en Venezuela y América Latina".

En julio de 1963, Raúl Leoni, con el decidido apoyo del Buró Sindical de Acción Democrática, pues es obvio que Betancourt no le apoyó, alguna versión explica eso como una jugarreta porque éste era partidario, en su interpretación del Pacto de Punto Fijo, de respaldar a Caldera, ganó la candidatura presidencial de su partido AD.

Concurre eoni a las elecciones nacionales y gana la presidencia de república el 1° de diciembre de 1963, con un pírrico porcentaje del 32.81 % de los votos válidos, lo que significó apenas 954.574 votos. Elecciones que se caracterizaron por una abstención muy baja, en unas circunstancias tales que los partidos PCV y MIR, estaban ilegales. Datos muy interesantes, al momento de juzgar la pertinencia de la decisión tomada por los partidos MIR y PCV de asumir la lucha armada.

El MIR y el PCV, optaron por no participar en aquellas elecciones, no porque estuviesen ilegalizados, lo que no les permitía presentar candidatos, pero sí contribuir a unir lo que fuese posible y necesario y votar por quienes entonces consideraran pertinente, sino porque en su opinión, aquello contradecía su opción de lucha armada. Y más que abstenerse, desarrollaron acciones destinadas a sabotear el proceso, lo que no se tradujo en nada significativo.

Resultados

1 de diciembre de 1963

Total de población electoral

3.369.968

 

Total de votos escrutados

3.107.527

 

Total de votos válidos

2.918.877

 

Votos nulos

188.650

6,07%

Abstención

262.441

7,79%

Candidato

Partido/Alianza

Votos

Porcentaje

Raúl Leoni

Acción Democrática

957.574 votos

32,81%

Rafael Caldera

Copei

589.177 votos

20,19%

Jóvito Villalba

Unión Republicana Democrática
Partido Socialista de Venezuela
Movimiento Electoral Nacional Independiente

551.266 votos

18,89%

Arturo Uslar Pietri

Independientes Pro-Frente Nacional

469.363 votos

16,08%

Wolfgang Larrazábal

Fuerza Democrática Popular

275.325 votos

9,43%

Raúl Ramos Jiménez

AD-Oposición

66.880 votos

2,29%

Germán Borregales

Movimiento de Acción Nacional

9.292 votos

0,32%

https://es-academic.com/dic.nsf/eswiki/418288

El cuadro anterior revela como la candidatura de Leoni, como anteriormente dijimos con apenas un 32.81 %, ganó las elecciones, mientras que los votos de Jóvito Villalba, 18.89 %, de Wolfgang Larrazábal, por el FDP, Partido de Jorge Dáger, recién salido del MIR, con el 9.43% y Raúl Ramos Jiménez, 2.28 %, llegaron al 30.62. Sin que tomemos en cuenta para este análisis que, la candidatura de Arturo Uslar Pietri, quien tuvo el apoyo del Movimiento agrario de Ramón Quijada, también recién salido de AD, alcanzó la cifra de votantes de 16.08 % y un 2.29 de votos nulos. Y es digno de hacer mención que la candidatura del Dr. Uslar, gozaba de simpatías entre potenciales votantes de la izquierda, dado su prestigio intelectual y ecuanimidad.

Pero también se puede concluir que, aun después de facilitar a Betancourt para que los ilegalizase, si el MIR y el PCV, hubieran actuado de manera acertada, como contribuir a buscar encuentros, acercamientos entre las fuerzas progresistas, no hubiese sido nada difícil derrotar a AD, partido que todavía continuaba con tendencia a la desbandada, como lo demostraría la división posterior liderada por las fuerzas del Dr. Luis Beltrán Prieto Figueroa, que se mantenían dentro de aquel partido en condiciones por demás inconformes.

Un resultado diferente, hubiese permitido un desenlace de los acontecimientos que hubieran permitido al MIR y al PCV recomponerse e incorporarse a la lucha efectiva por los intereses de los trabajadores y de la venezolanidad toda.

Como dato significativo y hasta trascendente, merece tomar en cuenta que la abstención, apenas alcanzó la mínima cifra del 7.79%.

Del cuadro anterior se concluye que, para ese momento, los partidos MIR y PCV, que pocos meses antes gozaban de un extraordinario respaldo, fueron ignorados por "las masas" en su llamado de abstención y por la lucha armada. Pues ese 7.79 de abstención lo revela, como que también distintos factores, alejados de AD y COPEI, alcanzaron buenos números.

De manera que, hubo facilidades para crear un cuadro diferente, que permitiese a los sectores progresistas tener fuerte representación en los órganos del poder público y hasta desarrollar una política distinta a la que se inició con Betancourt y continuó Raúl Leoni.

Apenas, dada la normal tendencia abstencionista, por muy optimistas que sean quienes pudieran querer defender lo acertado de aquella decisión, la de llamar a no votar y si a la lucha armada, apenas pudieran reclamar una cifra similar a la obtenida por Germán Borregales. O, para decirlo en otras palabras, estas cifras, al sólo arranque denuncian el fracaso del llamado a rebelión y lucha armada del PCV y el MIR; no sólo se puede decir que no tuvieron respaldo en las masas, sino más bien lograron el repudio, pues hasta su misma militancia le dio la espalda. Apenas contaron con el apoyo de una reducida vanguardia. Un resultado tan triste como el obtenido por Ernesto Guevara en la sierra boliviana. Es más, el llamado de esos partidos a sabotear las elecciones y el acto electoral, mediante actos planificados, no simple declaración, resultó en lo mismo.

El triunfo de Leoni, significó un descenso significativo con respecto a la votación alcanzada por Rómulo Betancourt en 1958. Las divisiones de ese período produjeron un descenso de 350 mil votos. Mientras tanto Copei, aliado de AD durante todo el período de Betancourt, pasó de haber obtenido 400 mil votos, en las elecciones de 1968 a 600 mil en las de 1963.

El triunfo de Leoni, que era una continuación de la preeminencia de AD en el gobierno, generó distanciamientos. Es posible, por los acontecimientos posteriores, que Caldera viera en el descenso de AD y el ascenso de su partido, la posibilidad de derrotar a sus anteriores aliados en las próximas elecciones. El mismo Caldera, al intentar explicar su no ingreso en el nuevo gobierno dijo que el ascenso electoral de Copei se tomó: "…como un motivo de sospecha, de recelo, como norma determinante para una actitud que si bien nos invitaba a participar en un gobierno, al mismo tiempo nos miraba como con ojos de rivalidad y como con el temor de que nuestro crecimiento futuro pudiera afectar otro interés político". Longo, Luis José. "De Cipriano Castro a Carlos Andrés Pérez (1899.1979. Citado por Luciano Wexell S. Pág. 151.

Al juramentarse ante el CNE, organismo que le proclamó ganador, Leoni dijo las siguientes palabras que parecieran ser un compendio de ironía con respecto a lo que fue su gobierno y al mismo tiempo una velada crítica a lo que había sido el gobierno de Betancourt:

"Seré un presidente que gobernará para todos los venezolanos, y que todo se dejará dominar por la pasión de servir bien a Venezuela y de no defraudar la fe de los que en mi creyeron. Tengo convicciones firmes, pero soy ajeno a la soberbia y a la arrogancia, por eso puedo asegurar que gobernaré con sujeción a los principios democráticos, de respeto a la libertad y a la humana, dignidad, por cuya vigencia he luchado toda mi vida y con todo mi corazón y alma".

Pero antes de seguir adelante, es interesante detenerse a comentar algunas expresiones de este discurso, como "…soy ajeno a la soberbia y a la arrogancia, por eso puedo asegurar que gobernaré con sujeción a los principios democráticos, de respeto a la libertad y a la humana dignidad…".

La oposición de Betancourt a la candidatura de Leoni, debió generar entre ellos dudas y hasta resentimientos. Lo que entonces se consideraba la genuina derecha adeca, entre quienes habían muchos de los "bueyes cansados" del Buró sindical, como entonces se les llamaba, pero además la representación humana del sectarismo, que se le había escapado de las manos a Betancourt por los cismas que había provocado en el partido, tanto como debilitarlo al extremo, consideraban como pertinente que el candidato a suceder al presidente en ejercicio debía ser de su partido y al Dr. Raúl Leoni, como pomposamente le llamaba todo el mundo, el lógico candidato a las elecciones de 1963.

Esas discrepancias, esa rivalidad, debieron haber influido en Leoni cuando hizo mención a las palabras "arrogancia y soberbia", que casi todo el mundo, dentro y fuera de AD, usaba para endilgárselas a Betancourt, no sin razones. Pero no se quedó en ellas, se refirió al respeto a la libertad y dignidad humana, precisamente lo que más faltó en el gobierno de su viejo compañero de andanzas y de las fundaciones del PDN y AD y lo que motivó, aparte de sus inconsecuencias en materia económico con los trabajadores y el pueblo en general, tantas divisiones en el viejo partido, del cual Leoni se sentía orgulloso.

No obstante, si Leoni le estaba enmendando la plana en ese discurso a su jefe político desde los años juveniles, por haberle negado el respaldo y haber arruinado a AD, con el tiempo pudo comprobar que en Venezuela, en su tiempo y como pasó con él mismo, quien creía mandar desde Miraflores, en fin de cuentas no fue sino una marioneta. Leoni sabiéndose débil a lo interno, falta de suficiente apoyo popular, como lo mostró el resultado electoral, desconfianza en las fuerzas armadas, dificultades en lo económica, las que heredó de Betancourt, aunque sí con el apoyo del Departamento de Estado y sus fuerzas represivas acantonadas en Venezuela desde el período anterior, tanto que la policía política era manejada por extranjeros, lo que contribuía a darle un toque más cruel a sus actuaciones, gestionó para incorporar otros factores políticos a su gobierno.

Así, 8 meses después de haber tomado posesión de la presidencia de la república, el 5 de noviembre de 1964, se instala lo que se llamó el gobierno de "Amplia o Ancha Base". Antonio Sánchez García, en "La Pesada Carga de la Ausencia", refiriéndose a Arturo Uslar Pietri, quien había fundado el Comité Independiente Pro Frente Nacional (CIPFN) y participado como candidato competidor de Leoni, obteniendo una votación de 459.240 votos (16.01%), siendo el más votado en Caracas, alcanzó a elegir 5 senadores y 22 diputados y luego en febrero 1964, el Frente Nacional Democrático (FND) o partido de la campana, por el símbolo que usó, dice lo siguiente: "Los intentos por 93 regresar al primer plano de la política nacional, alcanzando una senaduría, postulándose para la presidencia de la república en liga con Raúl Leoni y Rafael Caldera, en 1963 y construyendo el Frente Nacional Democrático (FND) en 1964, con el que participó en el gobierno de Amplia Base hasta 1966, incorporándose brevemente al redil del Pacto de Punto fijo".

Por otro lado, comenzando el año 1964, son expulsados de URD, José Vicente Rangel, Luis Miquilena y José Herrera Oropeza y toda la dirigencia de la juventud urredista (Vanguardia Juvenil Urredista) encabezada por Víctor José Ochoa, por oponerse a formar parte del gobierno de Amplia Base encabezado por Raúl Leoni, lo que constituyó, como dijo el autor citado anteriormente, una reedición del Pacto de Punto Fijo.

Así nació de las entrañas de URD Vanguardia Popular Nacionalista (VPN). Longo, Luis José, citado por Wexell Severo, Luciano, en pág. 151, dice al respecto del gobierno de Amplia Base: "Después de muy detenido estudio y cambios de puntos de vista sobre el programa al cual se ajustaría el gobierno de amplitud que se aspiraba constituir por parte de Acción Democrática, Unión Republicana Democrática y el Frente Nacional Democrático, llegaron por fin a un acuerdo. En virtud del mismo, el gobierno de Leoni dejaba de tener la debilidad que aparentaba y pasaba a contar con un sólido piso político".

Pero aquel ensayó no duró mucho. En 1966, el FND se retiró del gobierno y URD en 1968. Mientras tanto, la policía política de Leoni, como lo hizo la de Betancourt, arreció la represión e inauguró la práctica de los "desaparecidos", que se volvió habitual y masiva con las dictaduras del cono sur. Así, aquel hombre que ofreció gobernar sin "soberbia ni arrogancia" y con apego al "respeto a la libertad y dignidad humana", tenido por muchos como generoso y ajeno a la violencia, dejó un historial de muertos y desaparecidos, que validó la aplicación de la pena de muerte, lo hace candidato a la declaración de genocida. Como se dice, para muestra basta un botón, de la inmensa lista de muertos y desaparecidos, sin contar la multitud de presos políticos, la mayoría sin razón y con violación constitucional reiterada, sólo nombraremos tres: Alberto Lovera, profesor, militante del PCV, cuyos restos aparecieron flotando en una playa de Lecherías del Estado Anzoátegui, atado a un pesado instrumento para que no emergiese a la superficie el 17 de octubre de 1965. No era un secreto que Lovera había sido detenido y torturado por la policía de Raúl Leoni. Fabricio Ojeda, periodista, militante de URD, detenido y ahorcado en su celda el 20 de junio de 1966, en el mismísimo Palacio Blanco, frente a Miraflores, a pocos metros del despacho de la presidencia. Bartolomé Vielma Hernández, abogado, dirigente del MIR, detenido el 21 de marzo de 1967 y desaparecido hasta hoy.

Como anexo, en este libro, insertamos un trabajo a la memoria de este inolvidable amigo. La debilidad del gobierno no era una ilusión ni una apariencia, como dijo el autor citado anteriormente, si nos sujetamos a considerar el respaldo popular que cada día descendía más. Poco tiempo después, en 1967, AD se vuelve a dividir para dar nacimiento al Movimiento Electoral del Pueblo (MEP), al frente del cual estuvo el Dr. Luis Beltrán Prieto Figueroa y quien fue su candidato presidencial en las elecciones de diciembre de 1968 que ganó Caldera. Esa vez, El Dr. Prieto ganó las elecciones de su partido y en consecuencia le correspondía representarlo como candidato presidencial para las elecciones de 1968. Desde Berna, Suiza, donde se refugió Betancourt, para que no le llegasen las fuertes emanaciones del odio que había engendrado, por su inconsecuencia con el pueblo venezolano, traición a los principios de su partido y la cruel y abundante represión a que sometió a sus opositores, tales como detenciones en masa, tortura a discreción, constante violación a hogares, cierre y asedio a periódicos, asesinatos de las formas más crueles, como lanzar a seres humanos vivos desde helicópteros, apertura de campos de concentración, ordenó que dividiesen el partido pero que jamás el llamaría a los suyos a votar por "ese negro".

La experiencia, la capacidad política de Rafael Caldera, que pudo aprovechar aquella tarde de 1992, cuando en el Congreso de la República, se pretendió condenar a los alzados del 4 de febrero, liderados por Hugo Chávez Frías, con aquel discurso del senador por AD, Morales Bello, que terminó con la frase ¡mueran los golpistas!, para proyectarse como próximo presidente de Venezuela, objetivo que en efecto alcanzó, fue la misma que 1963 le permitió otear la posibilidad de triunfo por lo que, como él mismo dijo, sus antiguos aliados, les miraban "con ojos de rivalidad y como con un temor de que nuestro crecimiento futuro pudiera afectar otro interés político".

Mientras tantos, los partidos PCV, MIR continúan ilegalizados e inútiles todos sus intentos por retornar a la legalidad, sus militantes presos, perseguidos o exiliados. La ilegalidad y la represión fue el signo de la época. Este libro está conformado con dos anexos, que uno de ellos se refiere a los "Orígenes del Bipartidismo en Venezuela", llamando así al largo período en el cual AD y Copei se transmitían el poder bajo la premisa del Conde de Lampedusa en el "Gato Pardo", "cambiar para que nada cambie: "Si queremos que todo cambie, siga como está, es necesario que todo cambie". "¿Y ahora qué sucederá? …..después todo será igual pese a que todo habrá cambiado". "……..una de esas batallas que se libran para que todo siga como está".

Justamente por lo dicho anteriormente y por la línea central del texto, que consiste pues en mostrar cómo los golpes de Estado y los dictadores o quienes asumen el poder por la violencia, comienzan por perseguir primero a quienes tumban y luego, cuando se sienten asegurados, en piso sólido, la emprenden contra aquellos que le acompañaron pero que saben no dispuestos a seguirles hasta sus últimas consecuencias - la dictadura - pasaremos a hacer algunas ligeras reflexiones sobre el gobierno de Allende, las fuerzas que contra él se confabularon y como el pinochetismo al consolidarse y haber perseguido con saña al allendismo, se vuelve contra sus iniciales partidarios.



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

 damas.eligio@gmail.com      @elidamas

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