A pesar de la metas de inflación, el dólar sube

Todo el mundo, establecer metas de inflación se ha convertido en un régimen popular entre los banqueros centrales.

Nueva Zelanda fue el primer país en adoptar este régimen, en 1990, y desde entonces varios países avanzados y emergentes han seguido su ejemplo. Los autores de la mainstream frecuentemente concluyen que fijar metas de inflación ha sido un éxito, aunque miden el resultado casi exclusivamente en términos de las tasas de inflación. En otras palabras, existe un consenso general en cuanto a que los regímenes de metas de inflación han conducido a tasas de inflación más bajas y a la convergencia de la inflación entre los países. A pesar de este evidente consenso, resulta interesante señalar un cierto desacuerdo entre los seguidores de la mainstream,"corriente principal". En las últimas semanas, la presión del mercado financiero para producir una modificación en la cotización del dólar oficial se acrecentó al calor de una ola de rumores que anunciaba una inminente devaluación, alentada también por corridas cambiarias que agregan tensión a la compleja actualidad económica. En ese marco, la brecha entre el valor legal e ilegal de la divisa llegó casi al 70 por ciento al inicio de Diciembre.Si bien estos críticos no ponen en tela de juicio que la lucha contra la inflación sea racional, no consideran que la estrategia de metas de inflación constituya un régimen monetario útil o benéfico. En particular, creen que dicho régimen restringe innecesariamente la política del banco central. Además, algunos críticos se preguntan abiertamente si las metas de inflación contribuyen realmente a bajar las tasas de inflación. Está claro, como lo han señalado muchos economistas, pertenecientes o no a la mainstream, que las tasas de inflación ya se dirigían a la baja cuando se adoptaron las estrategias de metas. No obstante, el presente trabajo centra su atención en los efectos reales del establecimiento de metas de inflación.

Resulta evidente que estas parecen haber tenido un efecto negativo en la distribución del ingreso,La relación entre inflación y distribución del ingreso es un argumento post-keynesiano bien conocido. Por ejemplo, en su libro primigenio, Davidson (1972: 347) arguye que "la distribución del ingreso es tanto una causa como una consecuencia de los procesos inflaciona rios". La idea de Davidson se sitúa en el centro del conflicto respecto del enfoque para analizar la inflación, lo que también coloca en el centro a la distribución funcional del ingreso. No obstante, aunque el conflicto sobre la distribución del ingreso puede ser una causa de la inflación, es ciertamente un resultado de ella, pero también de la lucha del banco central contra la inflación, como hiciéramos notar anteriormente. Si los argumentos presentados son correctos, esperaríamos que después de adoptar el régimen de metas de inflación empeore la distribución del ingreso para quienes perciben salarios. En verdad, aunque el impacto de las estrategias de metas de inflación sobre la distribución del ingreso nunca se ha probado empíricamente, para nuestro mejor conocimiento, Argitis y Pitelis (2001) ofrecen un fuerte argumento contra la utilización de la política monetaria para luchar contra la inflación, precisamente debido a su efecto negativo sobre la distribución del ingreso. Ellos explican cómo el proceso de ajuste resultante sobre precios y salarios afectará la distribución del ingreso entre las clases, y entonces "afectará la distribución del ingreso entre ingresos salariales y no salariales, a expensas de los trabajadores" ( en el sentido de que la participación de los salarios empeoró después de su adopción. Ello explica y a la vez da lugar a una caída sustancial en la demanda efectiva, con los consecuentes efectos negativos en la producción y el empleo. Tal conclusión se mantiene.

Aun después de comparar nuestros resultados con la evolución de la participación de los salarios en los países que no fijan metas de inflación. Se requiere un mayor trabajo para estudiar los efectos precisos y a largo plazo derivados de fijar metas de inflación. Sin embargo, baste decir por ahora que la evidencia disponible y los resultados empíricos no son alentadores en cuanto a las magnitudes reales y el comportamiento de la economía.

BIBLIOGRAFÍA Allsopp, C. y Vines, D. 2000 "The assessment: macroeconomic policy" en Oxford Review of Economic Policy (Oxford) N° 16. Arestis, P. y Sawyer, M. 2005

"Interest rates and the real economy" en Gnos, C. y Rochon, L. P. (eds.) Post-keynesian principles for economic policy (Cheltenham: Edward Elgar). Argitis, G. y Pitelis, C. 2001

"Monetary policy and the distribution of income: evidence for the United States and the United Kingdom" en Journal of Post Keynesian Economics, N° 23. Ball, L. y Sheridan, N. 2004

"Does inflation targeting matter?" en De Nederlandsche Bank Staff Report (Amsterdam) N° 118. Barro, R. J. y Grossman, H. I. 1974 "Suppressed inflation and the supply multiplier" en Review of Economic Studies, N° 41.

 

 



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Antonio J. Rodríguez L.


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