Marcelo Colussi y la especie humana

He leído con atención un interesante artículo de Marcelo Colussi publicado en Aporrea.org ("Informe sobre la especie humana", 07/08/2022). Un texto inteligente y agudo. Me llamó positivamente la atención su aproximación creativa: es un informe sobre la especie humana preparado por unos investigadores alienígenas. Comparto buena parte de su contenido y difiero de algunas aproximaciones, como suele suceder.

Transcribo en primer lugar el siguiente párrafo del citado artículo, donde el "informe" reza: "La especie humana es la única que pudo desarrollar una forma cultural no biológica. Su identidad como especie viene dada por ese barniz cultural no genético, que tiene que ver con su particular inteligencia. Es por ella que en el curso de esos dos millones y medio de años fue dando lugar a formas culturales de lo más disímiles". La idea de que el humano es capaz de desarrollar "una forma cultural no biológica" tiene en su fondo la concepción antropocéntrica del mundo, acaso la principal causa del fracaso de todas las civilizaciones humanas que han evolucionado desde las comunidades originarias. Nada que haga el humano es "no biológico" o "no genético". Las razones parecerían de Perogrullo, pero es difícil reconocerlas porque nos pensamos como desconectados de la naturaleza: el humano es un ser biológico condicionado por propiedades genéticas, tal como ocurre con todos los seres vivos. No hay forma de cortar ese vínculo, que no sea en nuestras mentes contradictorias. La contraposición cultura-naturaleza niega las cualidades, precisamente, de la naturaleza. Naturaleza es lo único que hay, todo, absolutamente todo lo que ocurre en el universo es natural: naturales son los templos, las autopistas, las ideas, el arte, las guerras, los homicidios, los aviones, las tormentas, los arroyos, todo. Ciertamente, el humano presume, a pesar de su inconmensurable y evidente pequeñez, que sus artilugios, bastante insignificantes en el conjunto del Universo, son distintos a la naturaleza: vanidad de vanidades.

El que planteo no es un problema menor, pues en la medida en que creemos que somos capaces de hacer algo distinto a la naturaleza, se nos da la falsa posibilidad de ser dueños de ella, y por lo tanto de "sojuzgar" la tierra, tal como Dios lo autoriza en esa apología del antropocentrismo que es la Biblia.

En esa misma línea, el citado artículo asienta: "En su corta historia como especie, una vez erguido y transformado en ser bípedo habiendo abandonado para siempre la vida arborícola de sus antepasados inmediatos, la "cultura" pasó a ser su nueva naturaleza. Si algo define a estas criaturas es que muy poco tienen definido en términos biológicos. Todo en ellos es producto de su historia cultural". Vuelvo a lo mismo: la cultura no es ninguna "nueva naturaleza", sino una manifestación de la misma naturaleza de siempre, que no es ni vieja ni nueva, pues en el Universo no existen esas diferenciaciones temporales. En el Universo las cosas son lo que son, sufren cambios que forman parte de un continuo, de un proceso que no es temporal. Concibo el tiempo como una facultad humana que es, sobre todo, una herramienta para trabajar, para programar ciclos de trabajo, para acumular experiencias. En el Universo no hay días, ni meses, ni ayer, ni hoy, ni mañana. No estoy diciendo que el tiempo no existe, sino existe solo como concepto humano.

Por otra parte, la creencia de que "Todo en ellos (los humanos) es producto de su historia cultural" es verdad solo en parte, puesto que esa historia cultural tiene claros antecedentes y razones en los instintos humanos, que, como todos los instintos y todo lo que existe, son naturales. En esta idea me voy a detener un poco.

He estado interesado, en los días que corren, en regresar sobre la célebre novela de Robert Louis Stevenson "El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde". La dicotomía humana bien-mal ha estado presente en la literatura desde tiempos ancestrales, mas el valor de la novela de Stevenson es que popularizó el concepto presentándolo como una dicotomía universal, expresada en una sola persona que contiene en si misma las virtudes y las miserias humanas. Es urgente y necesario que el humano se reconozca como especie, con sus luces y sus sombras. Que deje de pensarse como un ser superior o especial, y se asuma como el animal que es, y se haga sumiso a las invencibles fuerzas de la naturaleza, que es lo que se plantea con la metáfora que es Dios. No es cualquier discusión esta de la aparente separación de cultura y naturaleza.

El desconocimiento de la realidad que señalo lleva a Colussi a afirmar que "Su carga biológica (de la especie humana) se ha ido perdiendo al anudarse en forma definitiva con lo cultural, con lo social". En realidad, lo cultural es parte de su "carga biológica", la que no se ha perdido en absoluto. Lo que ocurre es que, en la evolución de la sociedad humana a partir de las comunidades primitivas, se han impuesto los instintos que caracterizan a la maldad: la avaricia, el egoísmo, la insolidaridad, la destrucción y la autodestrucción, la pulsión depredadora. Todo ello es parte de nuestra "carga biológica".

La insistencia de Colussi en separar la naturaleza humana del resto de la naturaleza es permanente. En el supuesto informe alienígena asienta que: "De todos los animales estudiados (aclaramos que pusimos especial énfasis en la especie humana dejando algo de lado a las otras) es el único donde pudimos encontrar conductas que pervierten lo instintivo tornándose autodestructivas. Come, pero ahí encuentra una serie de fenómenos que no son biológicos: hay individuos que comen muchísimo más de lo necesario, mientras otros deciden no comer". Ya me he referido a esta falsa idea de que el humano puede hacer algo "no biológico", lo que me interesa de este párrafo es el concepto de que las conductas humanas "pervierten lo instintivo tornándose autodestructivas". El carácter autodestructivo es típico de la especie humana, es un reflejo de sus instintos depredadores, no es ninguna perversión, sino una confirmación de estos instintos. Aquí haré un alto para abordar el asunto de cómo se produjo el fin del imperio inca.

Después de un periodo de apogeo, a finales del siglo XV occidental, el imperio inca entró en declive por diversos problemas, siendo el principal la confrontación por el trono entre los hijos de Huayna Cápac, los hermanos Huáscar y Atahualpa, que derivó en una guerra civil. Entre los incas la viruela acabó con el monarca Huayna Capac, provocó la mencionada guerra civil previa a la aparición hispana y causó un desastre demográfico (muertes violentas masivas en el Tahuantinsuyu). Finalmente, Atahualpa venció en 1532. Su ascenso al poder coincidió con el arribo de las tropas españolas al mando de Francisco Pizarro, que capturaron al inca y luego lo ejecutaron. Con la muerte de Atahualpa en 1533 culminó el Imperio incaico. Se cumplió así con los parámetros humanos que son relatados por un antiguo mito occidental nacido en una civilización lejana del Imperio Inca, en el tiempo y en el espacio: la muerte de Abel de manos de su hermano Caín. El instinto autodestructivo humano ha provocado masacres, genocidios, holocaustos a lo largo de toda la historia. La dimensión de las matanzas ha crecido según se han desarrollado las armas, hasta llegar al episodio horroroso de Hiroshima y Nagasaki. De manera que la autodestrucción no es una perversión conductual, sino un instinto en sí mismo. Esta realidad la refrenda el mismo Colussi, por mampuesto, en su artículo: "las tendencias agresivas, el afán de poderío, el poder de ataque, signa toda la historia de la especie. Desde la primera arma –la primera piedra afilada– su historia es una sucesión de armas para atacarse y dominarse recíprocamente; y desde que pudimos constatar sociedades complejas hace unos cuantos milenios, esa hambre de dominación ha servido para aumentar las diferencias entre clases sociales y para ampliar su capacidad ofensiva". Y también: "Luego del hambre, la segunda causa de muerte de los individuos que forman toda la humanidad, es la violencia. Enfermedades naturales sigue habiendo muchas, pero en general, merced a esa industria inteligente a la que hacíamos referencia, están muy controladas. Mueren más personas por hambre y por causas violentas que por trastornos bio-físico-químicos (…) La violencia marca todas sus relaciones. Como anticipábamos, las interacciones entre los miembros de la especie están marcadas/determinadas por distintas formas de violencia". Y, además: "Esa es su característica distintiva. Viven matándose entre sí y a sí mismos: de hambre, con guerras, utilizando sustancias que saben que son altamente nocivas (estupefaciente varios, alcohol etílico, tabaco), despreciándose en nombre de diferencias culturales (los amos sojuzgan a los esclavos, los hombres a las mujeres). Pero lo más curioso es que atacan su propio medio ambiente, y en especial el agua, el elemento que les es indispensable para la vida. El afán de poderío rige todos sus actos, aunque todavía no terminamos de entender con exactitud por qué. Es esa tendencia la que está llevándolos a un desastre ecológico de proporciones".

Finalmente, Colussi no puede evitar caer en el determinismo ideológico y en el consuelo de la utopía: "En los últimos años de su existencia (de la especie) surgieron voces que entendieron esta tragicómica situación, intentado construir otras alternativas. "Socialistas" se llaman a sí mismos. Cuando comenzaron a implementar sus novedosas concepciones, a partir del año 1917 según su sistema de medición del tiempo en un enorme país marcado por las bajas temperaturas, si bien solucionaron algunos de los problemas ancestrales de las sociedades (el hambre, por ejemplo) no dejaron de evidenciar que la lucha por el poder seguía estando presente e influyendo en cada paso. Pero, sin dudas, abrieron la puerta a la esperanza por una sociedad más equilibrada. Aún no la han conseguido, pero comenzaron a buscarla. Aunque, por supuesto, el peso de la tradición es una carga excesivamente pesada, y la transformación se hace por tanto algo muy difícil, muy lento. Luchar contra el peso cultural (la idea de clase social, de superioridad del amo sobre el esclavo, el machismo, el racismo, los nacionalismos) les cuesta infinitamente más que transformar la naturaleza material. Pero parece que, aunque con grandes dificultades, en ese cambio de rumbo cultural están".

¿En qué universo las concepciones socialistas son "novedosas"? Existen desde la remota

Antigüedad. Para Platón la riqueza debía ser distribuida de manera igualitaria (socialismo básico), mientras que para su discípulo Aristóteles debía serlo proporcionalmente al esfuerzo de cada uno. El planteamiento cristiano de "amaos los unos a los otros" y "ama a tu prójimo como a ti mismo", y metáforas bíblicas como la multiplicación de los panes apuntan en el mismo sentido. El mantra burgués impuesto en la Revolución Francesa de "libertad, igualdad y fraternidad" contiene los mismos elementos utópicos. Después de Marx, se le ha venido colocando apellidos a la utopía: "socialismo científico" y "socialismo del siglo XXI", por ejemplo. Pero la verdad es que hasta ahora el socialismo es una entelequia, una hipótesis. Claro, la raíz del socialismo nunca dejará de ser atractiva, soñar parece ser también un instinto de la especie humana. Mas los sueños, mientras no se realizan, sueños son, y no es infrecuente que se conviertan en pesadillas. Respeto, por supuesto, el sueño de Marcelo Colussi. Yo, en cambio, como he dicho en otro texto, practico una forma de escepticismo: soy colapista,



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Néstor Francia


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