Martes, 29 de junio de 2021. ¿Quién va estar pendiente de eso?, me preguntó una amiga, sólo los viejos verdes como tú, se contestó ella misma, cuando le comente algo que he venido observando últimamente en las calles de Caracas, en el mercado , en el Metro, en el centro, en Catia, en El Valle, en el este y por muchos sitios de la ciudad.
He venido observando que debido a la reconformación de la población de la capital, desde el punto de vista de la edad de sus habitantes, también se ha ido ajustando el sistema de relaciones entre estos, sobre todo en el ámbito de la conformación de parejas.
Cantidad enorme de jóvenes de ambos sexos, pero sobre todo varones, se han ido al exterior en busca de mejores condiciones de vida, eso es innegable, aún cuando la cifra absoluta de emigrados no está especificada, se nota con una mirada rasante del perfil poblacional de Caracas que esta ha cambiado, hay mucho menos jóvenes en las calles y numerosas familias reportan que muchos de sus miembros jóvenes y no tan jóvenes se han ausentado.
Advierto que estas observaciones no surgen de un estudio científico estricto y riguroso sino que las podríamos clasificar como observaciones personales de quien les reporta el fenómeno que paso a describir.
En la situación previa a la pandemia y a está fuga masiva de jóvenes que salen del país, las relaciones de pareja se mantenían dentro de un patrón, mas o menos conocido, los jóvenes se relacionaban entre si y las parejas mas o menos contemporáneas estaban a ojos vista.
Eso no significa que no hubiesen parejas de diferentes edades, de las que se llevan muchos años de diferencia, las había, pero no conformaban el patrón común, llamaba la atención el ver a un señor mayor de cincuenta con un niña en sus veinte años, la gente los miraba, criticaba y comentaba.
Igual ocurría con una señora de cierta edad que se relacionase con un hombre que se consideraba muy joven para ella, sobre todo en los ojos de otras mujeres que no se les ocurriría cruzar esa frontera.
Digamos que se trataba de relaciones comúnmente aceptadas pero inusuales en el contexto de la vida caraqueña.
Bueno, eso está cambiando.
Las relaciones se han ido adaptando, reacomodando a la nueva estructura etaria de la población, la necesidad de interactuar, de relacionarse del ser humano se impone y la capacidad de readaptación ante nuevas circunstancias aflora y se están observando la conformación de nuevas parejas formadas por personas de diferentes edades, que anteriormente serían criticadas, sobre todo por las lenguas de doble filo, y que ahora ante la nueva situación que vivimos están siendo aceptadas.
Los prejuicios en esa materia han ido cediendo.
Sucedió antes, en el pasado, en las épocas de posguerra alrededor del mundo y ahora lo estamos viviendo aquí en Venezuela, cuando la estructura demográfica varía significativamente la población se adapta y busca salir adelante.
Así que nos estamos enfrentando a un nuevo panorama en el aspecto de conformación de las parejas que nos circundan.
Amigo lector, amiga lectora relájense y disfruten los cambios.
