El cambio de la sociedad es la prioridad

Cambiar la sociedad es cambiar nosotros en nuestras actitudes o prácticas de vida a la vez, es una sola acción. Revolución es entrar en acción permanente frente a la transformaciones cósmicas (dentro del orden de las cosas) necesarias, como una manera de vivir… siguiendo la ruta de la perfección humana. Los escépticos dirán –"pero eso es una estupidez, la perfección no existe". Sin embarga es eso lo que hacemos a diario de forma inconsciente: ir por algún tipo de perfección, de logro calculado. Cada logro humano, individual o colectivo es una forma de perfección, es un paso más hacia ella. La revolución social es un movimiento consciente y colectivo hacia la perfección humana.

Debemos retomar ese movimiento y esa dirección, si no queremos perecer como especie, dentro de esta suerte de cáncer social que se llama capitalismo: el anarquismo "orgánico" de la sociedad, la exacerbación de la vanidad, y de un individualismo sin personalidad ni sentido vital.

Nosotros luchamos por algo más que un sueldo justo y comer pernil en diciembre, nos mueve el futuro de la humanidad, cuando la vemos descomponerse ante nuestros ojos, como un pedazo de carne putrefacta, miles de gusanitos ávidos comiendo de un cadáver, para luego morir tan pronto como se sacian: no quedará nada, ni gusanos ni carroña.

¡Qué sentido tiene enviar al espacio el ADN del humano y parte de su memoria, si ningún ser inteligente de otro planeta eventualmente podrá tropezarse con esta raza de "seres tan especiales"! Somos una especie tan perezosa y negligente que legamos nuestra herencia, nuestro ADN fundamental, a los extraterrestres, para que, después de nuestra autodestrucción, puedan, si acaso, reproducirla por allá lejos. ¿Quién, con dos dedos de frente, querría en el universo reproducir una raza de seres que se auto extingue, que no es capaz de vivir en su cautiverio social…, para qué? Yo sí confío en la vida humana y en su futuro, confío en la inteligencia capaz de conservarla en el tiempo y en el espacio.

Pareciera una tontería idealista. Pero, en comparación, es más bien una esperanza pero fundada en la realidad de todo lo que el hombre ha sido capaz de hacer en miles o millones de años. Tontería es creer en la vida después de la muerte, o en Dios todopoderoso en el cielo, o en que Jesús resucitó entre los muertos. Después de la muerte no se tiene certeza (aún) de que exista algo parecido a la vida, que no sean los gusanos que se comen la carroña. Por eso, lo importante es legar humanidad al futuro. Por eso es tan importante alcanzar nuestra perfección, la corrección, la educación, la tradición, la memoria; la vida de Cristo, el ejemplo de Cristo vivo como el verdadero evangelio cristiano, y no las locuras del "rabino Pablo", o Saulo, como prefieran.

Por eso es importante que la humanidad engendre sus mejores modelos, los crie y los reproduzca, cante sus proezas y victorias sobre la muerte, pero como especie, porque la vida del hombre (y de la mujer) es breve. ¡Somos "seres de un día"!, dicen los dioses del Olimpo, los verdaderos inmortales, que habitan en nuestra memoria colectiva, en nuestra herencia e historia primordial. Nuestra perfección es la suma de nuestra creación colectiva a través del tiempo, somos cultura, en el sentido más humanista y culto del concepto.

¿Abandonar la revolución para que un pequeño grupo de seres insatisfechos, literalmente exploten, atarugados de lujos, mueran infartados, heredando a sus familias vulgaridades, sus malos hábitos y su ignorancia? Abandonar la revolución por miedo, por flojera, por comodidad, ¡es vergonzoso!... Habrán aquellos que se burlen y se gocen de su libertad de ser así: "el miedo es libre" –balbucean en medio de una borrachera y muchos lo repiten –… Como si eso fuera cierto (dice Nietzsche, el Sujeto no es libre, la acción lo es todo, y entonces el burgués, pequeñoburgués y afines se retuerce de la arrechera).

No hay nada más vital que la tensión de vivir cambiando, la adrenalina del reto por alcanzar a diario algún logro, intelectual o emocional, ¡moral! Si todos compartiéramos esa experiencia de forma "simpática", vibrando con la misma intensidad, como Florencia lo hizo en el Renacimiento, Maduro, Guaidó… ¡Trump!, fueran ahora un mal recuerdo. La revolución es un renacer sostenido…

Chávez lo hizo brevemente (diez años no es nada), lo intentó valientemente, y parece que nadie – o muy pocos – de aquellos que estuvieron cerca de él sintieron el efecto colectivo de su entusiasmo revolucionario produjo en el pueblo que lo acompaño, hasta que fue envenenado. Su homicidio fue una afrenta a la humanidad con descaro, y nadie en el gobierno o en el partido de gobierno, ahora es capaz de decir nada (me refiero a todo ese mundillo difuso que se califica de izquierda).

Fue una muerte injustificada. Lo único que la justifica ahora es el desprecio que ha acumulado su recuerdo, el desprestigio, la calumnia a que fue sometido después de su muerte, sin defensores valientes de sus ideas y de su obra "evangélica", su ejemplo. La gente que estuvo cerca de Chávez y de Fidel no se percata hoy, embobados en sus madrigueras, de cómo aumenta, en fuerza e intensidad, la propaganda contra Chávez y Fidel, en contra del socialismo; no se dan cuenta, o de hacen los bobos, que crecen los prejuicios de clase, raciales, a favor de la estupidez y la ignorancia fascistas; que el modelo más generalizado que domina el mundillo de las redes sociales es el fenómeno Kardashian. Todos estos líderes de televisión y tuiter aceptan esta basura con mucha naturalidad, con la misma que ven la devastación del Arco minero, el incendio en el Amazonas, la traición al legado de Chávez, ¡la solución capitalista!..., conversando de la "tragedia humana" en la Plaza Bolívar, tomando chocolate y comiendo galleticas artesanales… Cuando hace seis años juraban lealtad y vociferaban ¡independencia y patria socialista!, emulando a Chávez y rompiéndose las guayaberas rojas por él. Hoy se repliegan a sus asuntos privados. Los más osados y poderosos simplemente mienten impúdicamente en público.

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Desde aquí felicitamos a Manuel Sutherland (a ¡Fernando Saldivia Najul!) por su lucidez y sencillez para explicar lo que a muchos nos resultaría muy complicado hacer. ¡Ojalá su seriedad intelectual se contagiara, como se contagian los bostezos! Necesitamos mucha gente haciendo ciencia de esa manera, con amplitud y sentido político (compromiso político). Necesitamos esparcir el virus de la revolución (ya que la palabra no es suficiente argumento), sobre todo a los diputados de la ANC para que salgan de sus cuevas despiertos... Es mejor cambiar desde dentro, que comenzar de nuevo desde más atrás… ¡Vamos a cambiar todo lo que deba ser cambiado!... ¡Viva Chávez!



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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

 marcosluna1818@gmail.com

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