(A 200 años de la Carta de Jamaica)

VI Congreso Internacional de Ciencias históricas en Venezuela

Aunque no seamos historiadores de oficio ni filósofos o sociólogos, como hemos expresado o escrito en otras ocasiones, verdad es que parte de nuestros de intereses intelectuales gira en torno a ciertos asuntos que involucran el análisis y comprensión de la dinámica social en el tiempo y el espacio con los aportes de varios campos de las ciencias humanas y sociales; por eso los encuentros con los colegas de una disciplina u otras, en trabajos colaborativos o interdisciplinarios nos resultan de gran utilidad en espacios académicos como los congresos científicos.
En ese espíritu hemos participado en este VI Congreso Internacional de Ciencias Históricas en Venezuela, realizado en la ciudad de Barquisimeto los días 8, 9 y 10 de junio del corriente años 2015, en los hermosos y cuidados espacios del Instituto Universitario Jesús Obrero, IUJO; evento que es de tal amplitud temática con sus foros y mesas de trabajo desarrolladas en forma paralela que resulta imposible dar cuenta de la totalidad de las cosas allí tratadas, como no sea las conferencias magistrales centrales y de aquellas simposios y mesas en que uno escoja participar por afinidad u obligación autoimpuesta, por así decir, de tal suerte que lo que se diga aquí no puede ser sino parcial; cual lo es todo conocimiento humano, de creer al oscuro Parménides en su afamado Poema Pedagógico, más aún cuando no son sino meras opiniones, doxa logoi y no discursos de talante epistémico y de verdades fijas.
Se nos podrá decir en contra o recriminar que la historia militante, para recordar en esto al maestro Dr. Federico Brito Figueroa en una de sus obras últimas (“Historia disidente y militante”), antes que participar en deliberaciones exige trabajo de calle en los consejos comunales, ubch u otras organizaciones de base o campaña, como anda en estos días la colega Blanca Romero, según leemos en la prensa regional para superar ciertas debilidades que aún padece la revolución bolivariana y transformarlas en fortalezas; a lo que habría que responder con las palabras de uno de los conferencistas, a saber, que sin formación intelectual rigurosa en el campo científico no se podrá hacer las transformaciones que exige en estos momentos Venezuela, los iniciadores de la nacionalidad de 1810 en adelante se habían formado en general en la Universidad Real y Pontificia de Caracas en leyes y teoría política, (parafraseamos en esto a los doctores Reinaldo Rojas y José Pascual Mora García, en el Simposio Memoria del Federico Brito Figueroa, la frase que copiara de uno de los distinguidos historiadores es del siguiente tenor: “La revolución requiere de gente preparada”, hay formarse académicamente y ser al menos un gran lector y estudioso de lo que se publica sobre asuntos de interés nacional)
Pero los compañeros egresados universitarios, miembros de las comunidades populares e incluso muchos investigadores en historia y ciencias sociales o docentes universitarios no acuden masivamente, como creemos debería ser, a estos eventos académicos de encuentro e intercambio distendido y profundo sobre asuntos de interés; algo habrá qué hacer. Pero es harina de otro costal. Por ejemplo, abaratar los costos de inscripción, buscar apoyo de organismos públicos y privados o, hasta como sugirió alguien por ahí, vender además de libros víveres y jabón. Hoy tan escasos en Venezuela, con una escasez, inflación y depresión del salario del profesor universitario que, según testimonio ahí vertido: un profesor de la ULA-Mérida llega a su casa proveniente de un congreso científico internacional, venía contento e ilusionado con un maletín repleto de publicaciones, pero al recibirlo su hija más pequeña sorpresivamente le recriminó: Papá no traigas tantos libros, trae comida…
Volviendo al asunto que nos proponemos tratar se tiene que el miércoles 8 de julio del corriente, cuando pudimos asistir, desde las cinco de la tarde en adelante, nos encontramos con que (a) en auditorio de la biblioteca del IUJO los organizadores del VI Congreso de la Ciencia de la Historia se proponían entregar la Placa de Reconocimiento José Gil Fortoul a la investigadora Belín Vásquez, con 56 años de experiencia docente (LUZ) y la Placa Marc Bloch al Mérito al investigador Pedro Cunill Grau, más allá de ser un acto de justicia, pensamos que esas dos personalidades homenajeadas, se nos ocurre pensar que (b) pueden ser considerados como unos gerentes líderes en la gestión del conocimiento, ya que no sólo capturan información valiosa en archivos y demás repositorios documentales con fines de reconstruir procesos conformantes de la nacionalidad, si no que (c) motivan y cohesionan equipos de trabajo, (d) crean nuevo conocimiento como rubro para la toma de decisiones por quienes elaboran políticas públicas para superar desequilibrios y (e) lo difunden a través de la docencia, las publicaciones y formación de nuevos talentos al fungir como tutores en los estudios de postgrado, maestrías y doctorados, escoger a los candidatos y generar la disciplina necesaria del trabajo intelectual en el escenario académico, cuestión que no se puede hacer sino de la mano de un maestro, de una maestra, ya la investigación rigurosa, pertinente y relevante en el campo de las ciencias se aprende como en los antiguos talleres de los gremios artesanales, donde un maestro artesano contaba con su ayudantes y aprendices…
Sin embargo, dado el contexto actual, empeorado por la escasez, alta inflación, acaparamiento, contrabando y otras lindezas del increíble y heroica ética empresarial de algunos actores sociales, los bajos salarios y conflictividad en el entorno en el que actúan las organizaciones universitarias en Venezuela; agréguese a ello que casi siempre en las casas de estudios superiores se trabaja con muy escaso presupuesto para su funcionamiento administrativo, la docencia, la extensión y la investigación. Lo que sigue lógicamente es que en Venezuela no hay motivos para dedicarse a la investigación; pensamos nosotros que lo anterior sea el referente pragmático de la siguiente afirmación de la doctora Belín Vásquez, al agradecer el mencionado reconocimiento: “…cada vez somos menos quienes seguimos investigando en Venezuela, los que seguimos en Venezuela la labor académica”.
Por eso nos preguntamos: ¿Qué podrá hacer al respecto la revolución bolivariana? ¿Cambiará esta malhadada situación la II Contratación Colectiva de los Trabajadores Universitarios de Venezuela que ahora se discute? Por estos días cuando el país requiere más que nunca potenciar la ciencia y la tecnología, ¿el docente e investigador universitario recibirá los apoyos que necesita para la realización de lo que hemos llamada acá gestión del conocimiento? Son preguntas que nos surgieron al oír el elogio que hacían a los mencionados personajes, universitarios a carta cabal.
La formación de seres humanos es tarea compleja e inacabada, como lo comentara la Dra. Vásquez y nos lo recuerda también el filósofo español Fernando Savater en “El valor de educar” y en las universidades de todo el país, públicas y privadas, se intenta enseñar las labores inherentes a la investigación pero como ya se ha dicho son pocos quienes asumen semejante vocación en el proceso curricular del pregado y el postgrado, que implica compromisos tanto con la ética de la investigación y con los aportes que puedan ofrecer al país para denunciar las deficiencias existentes y proponer políticas públicas para superarla, ya que la historia es una ciencia práctica, contrario a como creen los legos; pues, como señalara el maestro Dr. Federico Brito Figueroa: “Los problemas relacionados con la economía, la población y la estructura social, en el cuadro histórico de Venezuela siglo XX, integran el Tomo II (de la obra monumental: “Historia Económica y Social de Venezuela”, UCV, Caracas, 1979). “Es la Venezuela petrolera, que de país de estructura rural, precapitalista y monoproductor agropecuario se transforma violentamente en área minero-exportadora en función de las necesidades de los países metropolitanos, y en área de inversión de los excedentes de capital financiero-monopolista, originarios precisamente de esos países metropolitanos, en especial de Estados Unidos”, (p. Introducción, p. 11).
Al respecto, algunos allegados y alumnos nos preguntaron acerca de qué problemas íbamos a resolver, concretamente, con nuestra asistencia y participación en este VI Congreso Internacional de Ciencias de la Historia o que si las ponencias, foros y simposios era la relatoría de investigaciones que tributaran a la solución de problemas comunitarios locales o regionales; quien hace trabajo de investigación histórica, más allá de la labor del anticuario, cronista de cuestiones evanescentes y el de simple diletante del pasado por el pasado mismo, como lo destaca don Mario Briceño Iragoory en su obra “La historia elemento creador de cultura” y en “Mensaje sin destino”; una de las primeras contribuciones (que no es cosa menor) es la de crear y desarrollar la sensibilidad y sentimiento de estima y valoración por la geografía física, social y cultural que a lo largo de la dinámica historia ha venido creando el ser humano, el hombre y la mujer venezolana; dinámica que se expresa de diversas maneras, según se recordó allí al homenajear al Dr. Pedro Cunill Grau, quien en un momento grave de su vida decidió venirse a Venezuela y ha contribuido tanto al conocimiento de la historia como de la geografía venezolana. Principalmente con sus obras monumentales, según lo hemos podido apreciar en la biblioteca del Instituto Pedagógico de Barquisimeto: “Geografía del Poblamiento del Siglo XIX en Venezuela”, tomos I; II y III, “Geografía de la Sensibilidad en Venezuela”, premiado como uno de los libros más bellos del mundo, por su diseño y diagramación (gracias al joven Enrique Rojas Merchán, según lo expresara en el evento el mismo Cunill Grau), “Paisajes geográficos de Venezuela” u “Opciones geográficas de Venezuela”, entre muchos otros libros.
Los informes o reportes de investigación en los estudios de postgrado, especialización maestrías doctorados, pudieran ser usados como parte de los diagnósticos con fines de elaborar políticas públicas o del Estado-Nación, empresas o particulares, en caso de que tales investigaciones estén vinculadas estrechamente a las demandas de la sociedad y los planes estratégicos de la Nación; sin negar que los estudios de geografía e historia recordando en esto a Marc Bloch puede al menos también entretener al discurrir sobre “Momentos gastronómicos” e ilustrar sobre otros temas de las sensibilidades, aspectos cotidianos y símbolos domésticos e intelectuales y motivo para el noble ejercicio de la admiración, parafraseando en esto al Dr. Freddy Castillo Castellanos, en un texto leído para homenajear a su amigo, el Dr. Pedro Cunill Grau, un cultor de la geo-historia y del arte de hacer vivir una clase animada y de amplia reflexión en la universidad, con su sagrada puntualidad, siempre con Venezuela bajo el brazo, (José Balza, dixti).
Finalmente conviene dejar constancia que, aunque ya seamos viejos docentes de aula, todo lo que uno logra sentir y reflexionar en el marco de este tipo de homenajes a figuras tan destacadas de la docencia y la investigación en Venezuela, y aunque suene a lugar común, no tiene precio, siente uno el acicate de un mayor compromiso, es ampliamente motivador para seguir desarrollando líneas de investigación, ya que el que hace verdadero trabajo de investigación histórica, como por ejemplo el viejo comunista Juan Bautista Fuenmayor, con sus 20 tomos sobre Historia Política Contemporánea de Venezuela, rubro para formación de una profunda conciencia crítica, la organización y la movilización, una enseñanza que es parte del legado del comandante Chávez; pues, repetimos lo que oímos de uno de los ponentes, un investigador no precisamente identificado ahora con el proceso bolivariano: el revolucionario tiene que formarse académicamente, como lo hicieron los héroes civiles de la gesta emancipadora de 1810: Germán Roscio, Andrés Bello, Francisco Isnardi, López Méndez, Simón Bolívar, entre otros, fueron hombres de gran formación, adquirida tanto en las aula de la vieja universidad colonial, real y pontifica como en las bibliotecas particulares, como abogados, médicos, militares o filósofos inquietos muy a su mandar.
En otro escrito próximo queremos seguir reflexionando acerca de lo oído, conversado y anotado personalmente en este VI Congreso Internacional de Ciencias de la Historia, principalmente por las vivas impresiones que nos causaron la conferencia sobre Bolívar en Jamaica en 1815, el Simposio Memoria del Maestro Historiador Federico Brito Figueroa y el Simposio Petróleo y Energía Sustentable, donde participó un joven becario del Ministerio del Poder Popular para la Energía en Rusia, con quien se tiene un convenio (Venezuela y Rusia firman acuerdos energéticos y…-RNV Movil, www.mv.gob.ve/movil/post.php?p...) donde cursa un doctorado en Física y desarrolló una inquietante ponencia acerca de la energía nuclear en Venezuela; cuya política de investigación y desarrollo estaba presente en el Plan de Desarrollo Simón Bolívar 2007-2013 pero desapareció en la ley del Plan de la Patria 2013-2019, cuando la posibilidad de tener un reactor nuclear en Venezuela puede tener aplicación alta con fines pacíficos, tanto con fines medicinales o terapeúticos, en hospitales y clínicas, como para generar energía eléctrica, pero después del desastre nuclear de Japón, generado por el tsunami en la isla de Fukuchima en Venezuela y otros países de la región se ha parado, con excepción de Argentina, (Venezuela detiene su incipiente plan nuclear-America-Infobae, www,infobae.com/…/100901-…, 17 Mar 2011), (Energía nuclear en Japón-Temas RT-RT.com), (Energía nuclar en Argentina, energía-nuclear.net/…) (energíanuclearenvenezuela.com…29 de mayo 2015).



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Luis Saavedra

Docente, Trabajador popular.

 luissaavedra2004@yahoo.es

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