Guerra total contra Venezuela

"¡Viene el Lobo, viene el Lobo!", y el Lobo llegó por fin, esta vez sí es cierto; pero la población venezolana, sometida desde el 2003 a una "guerra total", aun no lo cree. La declaración de Obama, con remedo de decreto, dice claramente que "Venezuela representa una amenaza inusual para la seguridad de los E.E.U.U.". Esta es ya una declaratoria de invasión para atacar a nuestro país con bombardeo, tropas de asalto, utilizando las bandas paramilitares, que tienen más de 10 años instaladas en todo el territorio nacional, acompañados por los disociados, sin ningún apego a la Patria que los vio nacer, y que ven con respeto y admiración el terrorismo Yankee que nos mete en las terribles consecuencias de una "guerra de salvación", así llamada por el cinismo y la retórica de los voceros de la casa sombría.

La "guerra total", que el terrorismo imperialista se apresta a lanzar sobre Venezuela, ha venido siendo preparada desde más o menos 13 años. Durante todo este tiempo, la inteligencia norteamericana dirigida por el MOSSAD y la CIA, ha venido ablandando la voluntad de resistencia y de acción del pueblo trabajador venezolano.

Por el Zulia comenzaron, los especialistas en montar las condiciones propicias al escenario de la guerra, a filtrar decenas de miles de paramilitares colombianos que comenzaron a prestar dinero sin pedir más requisitos que la fotocopia de la cédula de identidad. Se inició una operación de exterminio de las víctimas que supuestamente no pagaban a tiempo sus deudas con sus prestamistas. El país repentinamente se llenó de motos, y el sicariato dirigido por el paramilitarismo se instaló como un hecho normal y cotidiano, aceptado por todos. Para entonces los paracos se había adueñados de los puntos claves, no sin antes desalojar a los pequeños y medianos propietarios de negocios.

En todo el territorio nacional, el paramilitarismo se fue posicionando para una larga operación que en este momento está a punto de explotar en una invasión, en la cual buscan enrolar a la masa descontenta y confundida a través de la agresión económica que desde hace un año aproximadamente nos ha metido en una cola permanente, donde los bachaqueros se llevan cerca del 60% de la mercancía que el gobierno bolivariano procura.

Para esta "guerra total", el terrorismo imperialista, ya tiene sus Marines instalados aquí, esperando la fase de los bombardeos. En su cinismo habitual, dirá que "no ha enviado ni enviará tropas para el conflicto venezolano"

El miedo ha sido trabajado científicamente por el terrorismo imperialista en Venezuela, tal cual lo hiciera hace muchos años en Colombia. Ese miedo inoculado a cuenta gotas por medio de la acción de mafias que le roban el vehículo a los indefensos obreras y trabajadores, que luego por medio de palabreros lo devuelven a su dueño mediante el pago de una considerable suma de dinero, donde la descomposición de los cuerpos policiales colabora, y se hace de la vista gorda, sin que pase nada; el sicariato discriminado, primero de campesinos y ahora en todos los espacios, la impunidad que arropa a los ejecutores de esta maniobra imperialista de ablandamiento, montada desde el Zulia por el alumno más aventajado de Posada Carriles, Henry López Cisco.

El pago de la recompensa, muy usada por el filibusterismo Yankee, desde sus inicios, muy vista en las películas de vaqueros, utilizada por Uribe Vélez en Colombia, instala definitivamente el conformismo en los pueblos confundidos, y la aceptación tácita de la impunidad, como algo que nadie puede corregir, y que por tanto hay que aceptar. En este punto, de la terapia de choque ejecutada por el terrorismo imperialista, los pueblos trabajadores, como el colombiano, y en el futuro próximo, el venezolano, aprenden a vivir con el miedo, mientras convalidan la invasión silenciosa o ensordecedora.

En medio de la enseñanza del miedo empleando todo tipos de terapias al consciente y al inconsciente, el terrorismo imperialista ha utilizado en Venezuela, otra fase de su "guerra total": la enseñanza y la aceptación pasiva de la corrupción. Entre nosotros la corrupción ha sido aceptada como práctica de vida, se ha convertido en un hecho cotidiano; entre los consuetudinarios colistas del bachaqueo, que están recibiendo 3.000 bolos por hacer cada cola, se levanta el reclamo de hacer reivindicar el derecho a ser corrupto. Al respecto Luis Emilio Rondón, adeco conspicuo, en insólita declaración decía que la corrupción es un derecho humano. No se equivocó este lacayo del terrorismo Yankee, la corrupción es parte de la operación "guerra total" lanzada sobre nosotros por el terrorismo de la casa sombría.

Ante la "guerra total" del terrorismo imperialista, que se presta a ejecutar ahora la invasión sobre Venezuela; una de las acciones de defensa y ataque es sacar de las colas, a las bolivarianas y bolivarianos que apoyaron a Chávez y ahora al gobierno de Nicolás Maduro, en la continuidad de la Revolución, para que defiendan a la patria venezolana. Sobre esas colas donde el enemigo ha montado una rigurosa escuela de disociación psicótica, es necesario que se aplique la vigilancia y control de las autoridades del proceso, y sobre todo la acción de las Juntas Populares de Distribución y Consumo de los Alimentos, de urgente implantación para quebrar los monopolios adueñados, en gran medida, del negocio de la distribución.

El bravo pueblo nuestro se prepara a dar la batalla de resistencia y de ataque al terrorismo imperialista que pretende adueñarse de Venezuela.

En Bolívar, y en todos nuestros mártires por la independencia y la lucha por la liberación nacional y el socialismo, nos encontramos todos.



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Eduardo Mármol


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