La dominación de cara al futuro (II)

LOS PLANES A SEIS AÑOS NO SON SUFICIENTES

Necesitamos diseñar desde ya, un programa estratégica de largo alcance: 50 años, que nos saque del laberinto de la dependencia

Continuando con las tres grandes áreas estratégicas para ejercer dominación a través de la dependencia: agricultura, energía y salud, además la militar y de la tecnología que transversaliza las anteriores, en esta segunda entrega me referiré a la energía.

ENERGÍA: en esta materia hemos sido, durante los últimos cien años, dependientes del carbón y del petróleo, para casi todas las actividades de la era industrial. Aun cuando muchos países ya superaron esta era industrial y entraron en la era del conocimiento, nuestros países latinoamericanos y caribeños aún no la hemos consolidado. Esta dependencia planetaria del petróleo, nos ha traído dictaduras, guerras, intervenciones militares, enfermedades desde las pulmonares hasta el cáncer, pasando por deformaciones genéticas -Irak, Libia, Hiroshima, Nagasaki, mar de Aral, dos guerras mundiales- además del RE-calentamiento global que está a punto de hacer colapsar la vida en el planeta. Porque, por esas cosas de la naturaleza, los inmensos yacimientos petroleros se encuentran mayoritariamente en los países llamados del tercer mundo o en desarrollo. Venezuela cuenta con las reservas más grandes del planeta, posee 296,5 miles de millones de barriles, de reserva probada, además de las que aún faltan por probar, que pudieran ser del mismo orden de magnitud.

Por eso, las potencias imperiales, que ya agotaron sus yacimientos, están orientando sus investigaciones hacia la obtención de nuevas formas de energía. Energías alternativas a los combustibles fósiles (carbón y petróleo), más baratas y de fácil desarrollo. Desde hace muchos años son conocidas, pero siempre estuvieron secuestradas por las trasnacionales petroleras. Hoy, una de esas formas alternativas de energía está tomando particular importancia. Se trata del Hidrógeno. Está siendo desarrollado con tal fuerza, que se piensa que dentro de cincuenta años, todas las empresas fabricantes de vehículos, mundialmente conocidas, habrán migrado su tecnología hacia la utilización de motores impulsados por hidrógeno y motores eléctricos. Debemos recordar que fue con hidrógeno que se impulsaron los cohetes que llevaron el hombre a la luna en 1969. Producirlo a partir del agua es una manera limpia, no contaminante y de cero impacto en el recalentamiento global. Con un reactor solar se puede producir hidrógeno directamente a partir del agua, con una eficacia de cerca del 70%, superior a la de la gasolina. Y es muy barato.

Algunos catalogan al hidrógeno como la gasolina del siglo XXI. Además, el hidrógeno es el elemento más abundante en el universo, la energía de todas las estrellas incluyendo nuestro propio sol. El hidrógeno está en todas partes, más del 90% de los átomos del universo son de Hidrógeno. Combinado con el oxígeno forma el agua y añadiéndole carbono es la base de la vida de todos los seres vivos conocidos, animales y vegetales. En estado puro puede ser un combustible potente, limpio y seguro. Va a ser el punto central de la economía energética del siglo XXI.

Ante esa realidad, cabe preguntarse: ¿qué pasará con los precios del petróleo, dentro de cincuenta años? ¿Se mantendrán como hoy, cercanos a los cien dólares por barril? ¿Caerán? ¿Qué pasará con SITGO? Cualquier escenario que imaginemos nos dice que debemos prepararnos científica y tecnológicamente para enfrentar exitosamente estos retos, porque, en verdad, “cincuenta años no son nada”. Debemos definir y lanzar líneas estratégicas de investigación y desarrollo, de largo alcance, para enfrentar este reto. Si llegamos al 2050 sin habernos preparado, corremos el riesgo de retornar a una dependencia peor que la actual, tal como nos lo está alertando el Presidente Maduro: “…volver a la oscuridad y al esclavismo económico…en su discurso ante los Cancilleres del Mercosur.

¿Por qué? Justo es reconocer que en estos catorce años de Revolución es mucho lo que hemos avanzado en diversos órdenes de la vida nacional, todos orientados a saldar la gran deuda social que nos dejó la cuarta república. Estamos llevando agua potable a más del 90% de nuestro pueblo, alfabetizamos, existen la Misiones y Grandes Misiones que nos han resuelto muchos problemas graves, la educación universitaria se ha municipalizado, se le ha dado estabilidad al núcleo familiar y tantas otras cosas más. Pero no es suficiente. Aún nos quedan muchas cosas pendientes por realizar. Veamos algunas. Aun cuando se está diversificando la economía, seguimos siendo una economía rentista dependiente de los ingresos del petróleo. Importamos gran parte de lo que consumimos –fármacos, alimentos, carne, pollo, vacunas, leche, ganado vacuno, electrodomésticos, aceros especiales, entre otros rubros- y lo hacemos con los dólares provenientes del ingreso petrolero. Si las grandes potencias deciden lanzarse por otras formas de energía, como ya lo están asomando, lo más seguro es que los precios del petróleo bajen. Y ésa no sería una buena noticia para nuestra economía. Dice el dicho popular “Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente”.

¿Qué hacer ante un escenario como éste? Tenemos que hacer algo bien contundente para enfrentar este escenario. Necesitamos diseñar, desde hoy mismo, un programa estratégico de largo alcance: 50 años, que nos saque del laberinto de la dependencia, que nos permita llegar a esa fecha (50 años) con resultados exitosos, como país soberano dueño de nuestro destino, capaz de autoabastecernos en los más importantes renglones estratégicos. Los planes a seis años son los que ordena la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en su Artículo 236, ordinal 18, pero con el dinamismo tecnológico de este siglo XXI ¡ya no son suficientes! Debe ser un programa inspirado en el Segundo Plan Socialista que nos legó el Comandante Chávez, para garantizar que sea humanista, con metas concretas en tiempo, espacio, recursos, responsables y resultados. Qué bueno sería que las diferentes visiones ideológicas y políticas se pusieran de acuerdo en este tema de la supervivencia para los próximos cien años, donde la alimentación, la salud y la vida misma de nuestros nietos, está comprometida. Qué lástima que buena parte de la burguesía capitalista nuestra, no es nacionalista. Ojalá la burguesía nacionalista de un paso al frente.

Ya hablaremos de este Programa estratégico de largo alcance. ¡China lo logró!

CONTINUARÁ…

Jorgetejera2010@gmail.com
 

 



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1593 veces.



Jorge Tejera

Trabaja en ALCALDÍA GIRARDOT-ARAGUA Estudió en UNIVERSIDAD DE AIX-MARSEILLE-III, FRANCIA Vive en Maracay, estado Aragua

 jorgetejera2010@gmail.com

Visite el perfil de Jorge Tejera para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: