Alquimia Política

La Universidad sin alienación y sin oligarquía

Antes de empezar hay que, radicalmente decirlo, la universidad venezolana es oligarca, elitescos, anti popular; hasta los recién vestidos como “profesores universitarios”, en los últimos cinco años, son extensión de esa oligarquía maltrecha que siempre ha rechazado al pueblo, al soberano; y cómo es posible que si ya hay un franco proceso de transformación universitaria, aún sigan apareciendo esos reductos de la “indecencia académica” que se hacen llamar profesores universitarios de planta, porque ellos al llegar al alma mater han caído en la centrífuga de la alienación. Podrán decir que no todas las universidades tienen esos especímenes, pero definitivamente hasta en las universidades creadas en este proceso revolucionario, se han logrado colar con el burdo argumento “del alto nivel de formación académica”. Hoy día, cualquier universidad privada, gradúa con alto grado de rendimiento (ojo: notas no conocimiento) a esos especímenes que luego por palancas y contrasentidos, logran entrar a las universidades, así que no es un argumento válido. Lo propio sería que ese académico, porque no discuto que siga siendo el calificativo para quien tiene vocación docente y de investigación, demuestre su conocimiento colocándolo al servicio de las comunidades y no al servicio propio; la universidad transformada solamente será posible al extirpar ese tipo de académico que aún camina, lastimosamente, por los pasillos de nuestras universidades y hasta con velo y corona de cargos de suma importancia para la articulación del proceso de transformación. Yo fuera autoridad: extirparía de raíz esos grupos sin que me temblara el pulso, porque el daño que hoy causan a la academia es muy grave y el costo es incalculable (estimo que necesitaremos veinte años para adecentar la academia en Venezuela).


Ahora bien, no es posible llegar a una idea clara de lo que es la Universidad “por y para” el Poder Popular, si antes no se contextualiza en el problema de la alienación que tanto describió el alemán Karl Marx (1818-1883). El materialismo histórico, llamado por Marx método dialéctico, quiere ser una teoría científica sobre la formación y desarrollo de la sociedad. Mediante una teoría económica, histórica y filosófica intenta descubrir las leyes que rigen el cambio social y presenta un método para la interpretación de los conflictos sociales y, en esa medida, para cambiar la sociedad.


En este sentido, la tesis principal de ese materialismo histórico consiste en afirmar que son las bases económicas y los modos de posesión de los bienes materiales el fundamento de toda estructura y transformación social. El motor del cambio y la base de toda estructura social no son las voluntades individuales de las personas, ni las ideas, ni la voluntad divina, sino lo material, las necesidades económicas y los intereses económicos de los distintos grupos sociales. Con esta forma de materialismo, Marx se enfrentó al materialismo teórico del filósofo alemán del siglo XIX, Feuerbach y al idealismo de Hegel, destacando en ambos casos que para entender al hombre y su historia, es imprescindible el estudio de las condiciones económicas y sociales en las que vive.


A todas estas, Marx exhorta a comprender el papel de los oprimidos en toda sociedad de explotación (esclavista, feudal, capitalista), empleando el concepto de alienación (entiéndase por esta categoría: enajenación, extrañamiento); y toma la noción de Hegel, que la había utilizado para explicar el proceso por el cual la Idea pone la Naturaleza, es decir, se pone a sí misma como lo absolutamente otro, se enajena.


Marx hace una interpretación materialista del término alienacióndestacando que el sujeto de la alienación no es el Espíritu o Dios, sino el hombre, y la causa de la misma no es teológica sino económica y política: la alienación es la condición histórica en la que se encuentra el hombre consecuencia de la propiedad privada de los medios de producción.
La propiedad privada aliena al hombre porque lo transforma de fin en medio, de persona en simple instrumento para la producción, ignorando sus necesidades, exigencias y dignidad. En el sistema de producción capitalista el hombre se hace cosa, mercancía, usada por el propietario de los medios de producción como un simple instrumento más en la cadena de producción de bienes. En el trabajo, el hombre se enajena, no es dueño, de sus propias facultades creadoras ni de los objetos de su trabajo, que se convierten en seres ajenos y llegan a dominarlo. La preocupación esencial de Marx no fue la desigualdad en la riqueza sino la liberación del hombre de un tipo de trabajo que lo transforma en cosa y lo convierte en esclavo de las cosas. Su crítica de la sociedad capitalista se dirigió principalmente a su modo de producción: Marx suponía que la enajenación del trabajo, aunque existente a lo largo de toda la historia, alcanza su cima en la sociedad capitalista y que la clase trabajadora es la más enajenada. Marx no se limitó a reivindicar la emancipación de la clase trabajadora, sino que buscó la emancipación general del ser humano, y la creación de un orden social en el que el hombre, y no la producción de cosas, sea el fin.


En ese marco de ideas aparece otra variante de la alienación que es la “alienación en la estructura social”; el “trabajo” o “actividad productiva” crea los bienes necesarios para la satisfacción de dichas necesidades, y constituye la actividad principal del hombre y la base de toda vida social, de su organización y de su historia. La producción de bienes está condicionada por "las fuerzas productivas"; las riquezas naturales y los conocimientos y las técnicas utilizadas en la producción. Las relaciones de producción son "relaciones de propiedad", relaciones de trabajo entre propietarios de las fuerzas productivas y no propietarios, entre "explotadores y explotados" entre clase dominante y clase dominada. Según el modo de producción y las relaciones sociales que de él se derivan, así será la estructura social.


Y en cuanto a los cambios que la sociedad confronta en ese proceso de descodificar la alienación, esos cambios se basan en la existencia de una sociedad escindida: es el enfrentamiento entre explotadores y explotados, el afán de dominio de una clase y los intentos de liberación por parte de la otra. Este enfrentamiento es inevitable e independiente de las voluntades y conciencias de los individuos; según la concepción optimista y utópica de Marx, las contradicciones en la sociedad ante los cambios no son ineludibles ni se han de mantener hasta el fin de la humanidad: es posible y necesaria la transformación de la sociedad y ello mediante una acción y proceso revolucionario que elimine la propiedad privada y suprima las clases sociales. Las etapas de este proceso serán la "dictadura del proletariado", el proletariado toma el poder, quita a la burguesía sus privilegios económicos y políticos, y se hace con los grandes medios de producción; el socialismo, período de gran desarrollo de los medios de producción y de la riqueza social, que será administrada por el Estado, en representación de los intereses de toda la sociedad y el comunismo, culminación del proceso revolucionario; época de abundancia, de plenitud y libertad, en la que habrán desaparecido definitivamente las clases y también el Estado.


A todas estas, para Marx aboga por una sociedad consciente, desarrollada en cuanto a su comprensión de “sí misma” como entidad de dignidad y respeto; acuña al término ideología un nuevo significado: conjunto de "ideas" que dan una imagen o representación falseada y falsificadora de la realidad y de las condiciones en que se desarrolla la vida de los hombres. Para Marx, lo que los hombres piensan, sus representaciones o ideas, es su ideología; es decir, el producto de la sociedad en que viven, es un producto social; además, la ideología tiene un sentido básicamente negativo, en cuanto "ideas" falsas y falsificadoras; finalmente, los contenidos ideológicos de la conciencia (la religión, la filosofía, la moral, la política, entre otras) ni tienen sustantividad propia ni su propia historia y desarrollo. La ideología tiene como función, recalca Marx, ocultar, deformar o justificar la situación de alienación que el hombre vive en un momento histórico, la crítica marxista de las ideologías es una consecuencia de la crítica más general a la alienación del hombre. Para Marx la crítica a la religión es la premisa o preámbulo de toda crítica: la religión es alienación al proyectar al hombre fuera del mundo real finito, único existente, en un mundo ficticio e ideal. Además, la religión no solamente es alienación de cada hombre individual, sino instrumento de la clase dominadora para oprimir a los dominados: primero, al justificar teológicamente la división social que provoca la alienación, la explotación existente; y, en segundo lugar, al ofrecer “paraísos” ficticios en los que los hombres pueden realizar su afán de justicia y felicidad, frenan la posibilidad de rebelión y de su realización en este mundo, el único real y existente (la religión es el “opio del pueblo").


Es precisamente en este punto que Marx, más el marxismo que el propio Marx, ya que éste no escribió un tratado propiamente sobre educación, establece un criterio agudo de lo que debería ser una universidad: una instancia universal de formación que combata las falsas ideologías. La educación, en todos sus niveles, es apreciada por los marxistas como un período de formación coherente y sistemática de individuos integralmente desarrollados, constructores del comunismo, fase final, en la que se conjuga lo ideológico racional-humanista, la laboriosidad, el sentido de organización, la riqueza espiritual, la pureza normal y la perfección física. Estas bases científicas en la formación educativa sobre sólidos principios marxistas fueron formuladas por Marx, quien vinculaba el desarrollo integral del hombre con la reestructuración de las relaciones sociales y con el activo papel que corresponde en este proceso a la gente.


En una palabra, la educación universitaria en los países latinoamericanos que están en la construcción de una alternativa socialista de conducción de la sociedad, debe obrar en razón, como lo está haciendo Venezuela, de una formación de los individuos así como una cosmovisión científica, la fidelidad abnegada a la causa e ideales hacia la patria y el internacionalismo solidario e igualitario. La educación universitaria y el marxismo, forman las cualidades morales fundamentales de los socialistas. La educación marxista es la educación moral.La principal tarea de la educación moral consiste en formar una posición activa del individuo en la vida, la actitud consciente hacia el deber social, el afán y la capacidad de contribuir a que las normas morales del socialismo pasen a ser normas de conducta cotidiana de las masas y de luchar contra las supervivencias del pasado y contra la influencia de la moral en el régimen burgués; incluye también la educación y autoeducación estética y física.


Venezuela, desde 1999, con el nacimiento y fortalecimiento de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, ha dado pasos agigantados en la construcción de un modelo socialista de desarrollo; a partir del 2010, por la vía de la Ley Habilitante otorgada al Comandante Supremo Hugo Chávez, se dieron las denominadas Leyes del Poder Popular. Según expresa José Amesty, en febrero del 2013, en un sucinto artículo en aporrea.org, el “…artículo 184, de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, indica que La ley creará mecanismos abiertos y flexibles para que los Estados y los Municipios descentralicen y transfieran a las comunidades y grupos vecinales organizados los servicios que éstos gestionen previa demostración de su capacidad para prestarlos…” En razón de este mandato constitucional se le dio el ejecútese a: la Ley Orgánica de los Consejos Comunales; la Ley Orgánica del Poder Popular; la Ley Orgánica de las Comunas; la Ley Orgánica del Sistema Económico Comunal; la Ley Orgánica de la Contraloría Social; la Ley Orgánica del Consejo Federal de Gobierno; la Ley Orgánica de la Planificación Publica y Popular; y la Ley Orgánica para la Gestión Comunitaria.
Estas Leyes, recalca Amesty, fueron creadas para que el músculo del Estado ejecutara sus acciones hacia el Pueblo, que es el objetivo único de estas Leyes y que su finalidad, junto al Soberano, es la construcción de las Comunas.La construcción del Poder Popular significa el Fortalecimiento del de la voluntad del Pueblo, promoviendo, en Estados y Municipios, la transferencia de Servicios, la participación de las comunidades, ciudadanos y ciudadanas, trabajadores y trabajadoras, cooperativas, cajas de ahorro y otras formas de organización social.


En este contexto, la Universidad viene a constituirse en una institución educativa y cultural, al servicio de las comunidades, creada los miembros de esas comunidades (asociaciones y organizaciones sociales), para promover la educación de saberes teóricos y prácticos, dirigidos a todas y todos sin distinción de clases, en especial a sectores populares, que no tienen acceso a la educación; es una Universidadasociada con los valores excelsos del ser humano y el bien común, sin ánimo de lucro, ni intereses que vayan más allá de convertir la técnica en un instrumento del desarrollo de los pueblos y no en un instrumento de dominación.


La universidad popular que está en vías de transformación, es una universidad donde la investigación, docencia y extensión, se hace con las comunidades y para las comunidades; se deslastra el academicismo oligárquico “rancio” europeo-norteamericano, y en su lugar se edifica un espacio para el compartir y construir diálogo.

*.-azocarramon1968@gmail.com



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Ramón Eduardo Azocar Añez

Doctor en Ciencias de la Educación/Politólogo/ Planificador. Docente Universitario, Conferencista y Asesor en Políticas Públicas y Planificación (Consejo Legislativo del Estado Portuguesa, Alcaldías de Guanare, Ospino y San Genaro de Boconoito).

 azocarramon1968@gmail.com

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