Crónica: ¿Es que no hay ni siquiera uno?

Pobres, verdaderamente pobres, son los que tienen piernas que se han olvidado de caminar, como las alas de las gallinas, se han olvidado de volar.

Galeano.

Con esta pregunta interpelaba un amigo a un grupo de señores que pertenecen, al igual que él, todavía a la MUD, reunidos en uno de esos tantos sitios de conversación, muy a la usanza de estos tiempos. ¿Es que no hay ni siquiera uno? ¿No existe un venezolano, de cualquiera partido político de esa organización, que tenga los guáramos suficientes para decirle al país que está de acuerdo con que se aplique todo el peso de la ley a la corrupción, caiga quien caiga? ¡Ey! Ninguno de los presentes en esa tertulia fue capaz de mencionar nombre alguno.

Hablaron de todo un poco. De pronto, uno del grupo levantando su voz dijo: muchos nos alegramos cuando vimos a William Ojeda, a Germán Escarrá y a otros, pronunciarse y marcar distancia con la mesa de la unidad. Creímos que había llegado el momento que muchos venezolanos esperamos. El nacimiento de una verdadera oposición que represente a la gente honesta y trabajadora que no simpatiza con este gobierno.

Otro, espetó con voz roncada: una nueva coyuntura se ha presentado en el país con esto de los diputados de la MUD incursos en actos de corrupción que van a ser llevados a la justicia, inclusive, funcionarios del gobierno. Creo que hay que aprovechar esa oportunidad para deslindarse de esa mesa que no anda haciendo las cosas bien. Al menos, esta vez el gobierno ha sentado precedente.

Pasó el tiempo. Uno a uno se fue retirando. Mi amigo y yo nos quedamos tamaño rato reflexionando otros temas mientras caía la tarde de ese día 13, encapotado y caluroso de agosto.

Por un momento nos quedamos en silencio, solamente se escuchaba el ruido de los automotores, propio de la transitada avenida. De repente, mi amigo tomo aire, como tomando un segundo aliento y dijo una vez más, ahora con tono lastimero: siento pena y tristeza por tanta gente que anda con este dilema. No hay en la oposición una persona, un líder con moral, que sea capaz de hacer real oposición.

Gente equilibrada, inteligente, sin compromiso con ningún sector, independiente, que no se deje arrastrar como ha sucedido hasta ahora, por este pelotón de trasnochados. Que tenga la suficiente moral e integridad para reconocer lo que hace bien este gobierno y de la misma manera sepa denunciar cualquier acto de corrupción o política errada.

El único de la oposición, no sé si milita en la MUD o no, que se ha atrevido a decir algo al respecto es, Claudio Fermín, quien ha dicho que: se puede luchar contra la corrupción pero sin procacidades y vulgaridades y que es una conducta detestable. Pero, parece que el hombre no ha tenido el apoyo suficiente aún de su propio partido, le dije.

Hace años, recordé, el hombre honrado, trabajador, que no debía nada a nadie, era un modelo a seguir, un insigne ejemplo de honestidad, de esfuerzo. Hoy en día, es un espécimen casi en extinción. Quien tenga dinero, obténgalo como lo obtenga, es una persona exitosa. Tengo dinero, luego existo, lo demás no importa, pareciera la máxima de mucha gente.

Y es que la corrupción, continué diciéndole, aunque siempre ha existido, en estos últimos tiempos pareciera que se hubiese multiplicado en gran manera. No respeta genero; posición social; ideología; religión; cultura; nivel académiconinguno está exento de ser tocado y arrastrado por esa perversión.

Es un problema de principios y valores, agregó mi amigo, pareciera que la modernidad y la civilización, han echado a un lado esto tan necesario para el adecentamiento de la sociedad. Es necesario volver a esos principios y valores. Deberíamos unirnos todos en esta lucha en contra de la corrupción, gobierno y oposición. Con esta actitud, más de uno lo pensará muy bien antes de cometer cualquier fechoría.

Cierto, sin dejar fuera credos religiosos; medios de comunicación; instituciones educativas; organizacionestodo lo que haga vida en nuestra querida tan manoseada y maltratada Patria, agregué. 

Después de esto, caminamos unas cuadras rumbo a nuestros respectivos hogares. De vez en cuando nos detuvimos a saludar a uno que otro conocido y luego continuamos la marcha, al tiempo que conversábamos de los aciertos y desaciertos del actual gobierno; de lo que hay que mejorar o eliminar; del cambio positivo que ha tenido San Francisco; de lo descuidado que está Maracaibo; de los nuevos candidatos a las alcaldías y concejales; de nuestra generación de oro; de la Vino Tinto y, por supuesto, de lo difícil que va ha ser comerse una hallaquita con tranquilidad en navidad por esto del bachaqueo, el acaparamiento, el contrabando y el sobreprecio de los ingredientes necesarios para elaborar nuestro multisápido plato. 

Nos detuvimos en el sitio exacto donde cada quien seguiría solo a su destino. Estrechamos las manos. Y mirándome a los ojos mi amigo me dijo: no he de morirme sin haber visto verdaderos líderes de oposición, haciendo verdadera oposición. Honestos, incorruptibles, nacionalistas, amantes de la Patria y respetuosa de la gente, cual sea su ideología y credo.

¡Es posible!, ¡Suena a utopía! Le respondí. Pero es posible, ese día llegará. Lo que pasa es que muchas personas, para no ver la realidad encienden una luz que los encandila. Para no escuchar la verdad, hacen ruidos ensordecedores. Y tienen la gran libertad de ver, escuchar o leer un solo medio de comunicación.

Ejemplo nos dio el rebelde de Galilea al levantar su voz serena y firme de protesta contra el imperio dominante de su época que oprimía a su pueblo. Él denunció y se opuso a toda la corrupción política-religiosa de su época, incluso a los de su propia secta. ¡Generación de víboras! ¡Sepulcros blanqueados! ¡Hipócritas! Les decía. ¡Claro! Con pruebas en mano y con la gran diferencia de su integridad moral y espiritual que lo caracterizaba, tal, que ninguno se atrevió a señalarlo.

¡Muy cierto! ¡Amanecerá y veremos! ¡Hasta luego!. Concluyó mi amigo con tono optimista y sonriendo. ¡Ok! ¡Saludos!

¡Bueno!, mientras me dirigía a la casa, después de tan interesante conversación, llegué a la conclusión que sin lugar a dudas la gente honesta de la oposición, como mi amigo, espera un mesías político. Un líder que los libere de esas cadenas oprobiosas impuestas por los dirigentes devaluados. Que le devuelva a la política, tan necesaria, su majestad, su decencia. Que inspire respeto y consideración al gobierno, y, al mismo tiempo, respete y considere al gobierno. Que denuncie con su frente muy en alto y moral probada cualquier acto de corrupción venga de donde venga. Esto sin duda elevará la calidad de nuestros políticos en general.

¿Fantasía? ¿Imposible? Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora, dijo el sabio Salomón, Eclesiastés 3:1.

elmersanto7@hotmail.com



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Elmer José Montero

Licenciado en Comunicación Social,locutor,productor radial,escritor,compositor,músico,poeta.

 elmersanto@hotmail.com      @elmersanto

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