Con el anuncio por parte del presidente Chávez de la dolencia que le aqueja, he sentido aún más la calidad humana del comandante Fidel, esa vocación revolucionaria de servir por encima de todo, al prójimo. Estaría de más recordar tantas misiones humanitarias a tantos países lejanos así como de nuestra geografía caribeña.
Ese ejército de batas blancas como él lo ha dicho, nos ha llenado de amor y consuelo ante algo tan predecible pero nunca esperado como el sufrir alguna enfermedad y ni se diga de la vocación de servicio que le ha inculcado a todo ese pueblo generoso y valiente como lo es el pueblo cubano. Han sido años de peregrinación por el mundo, luchando al lado del débil, del oprimido, dejando, como lo hicieron nuestros libertadores, su sangre por la libertad.
Ahora más que nunca resuenan en mí las palabras de Jesús de Nazaret cuando dijo: “Yo no he venido a ser servido yo he venido a servir”
El presidente Chávez ha tenido en el comandante Fidel, más que a un amigo, una inspiración para esta larga lucha revolucionaria. Al igual que lo hemos sentido todos los venezolanos de buena voluntad y que sabemos apreciar y ser agradecidos.
Vaya mi palabra de agradecimiento como venezolano a este hombre excepcional, que ha sabido aguantar y permanecer imperturbable, ante una agresión de decenas de años por parte de un imperio que ha sentido rabia e impotencia por no haber podido sojuzgar ni someter a una nación llena de dignidad y que se crece ante las adversidades.
Gracias comandante Fidel por haber recibido a nuestro Presidente, ya que con él recibe a millones de venezolanos agradecidos por su bondad y ese espíritu de lucha inquebrantable.
Hasta la victoria siempre, y siempre será usted un símbolo de victoria permanente para quienes sentimos la necesidad de un mundo lleno de esperanza y por una vida merecedora de ser vivida.
“Ayudar al que lo necesita no sólo es parte del deber, sino de la felicidad”
José Martí
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