27F Memoria, poesía y revolución

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Los hechos del 27 y 28 de febrero de 1989, lejos de apagarse con el
tiempo o volverse inútil efeméride, se arraigan con más vitalidad en
la memoria de los venezolanos ¿Cuál es la razón que hace del Caracazo
una fecha además de inolvidable, vigente? Todas las lecturas coinciden
en que aquella rebelión popular fue una victoria inédita sobre el
neoliberalismo que por entonces comenzaba a imponerse en Suramérica.
Chile, primer ensayo de la dictadura del mercado, resultó ser un
exitoso experimento con ayuda de Pinochet replicable en todo el patio
trasero. El segundo en lista tenía que ser el país con más reservas
petroleras del continente. La mano invisible del mercado precisa la
bota irascible del poder. Venezuela, subyugada por la doctrina
puntofijista, según cálculos de la Casa Blanca era terreno fértil. Y
es cierto que ni el recién coronado Carlos Andrés Pérez, pareció
medir el alcance del descontento popular que en menos de una semana
marcó el quiebre del bipartidismo.

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Han pasado 22 años. Cerramos los ojos para ver a través de nuestra
propia sangre. No son menos de tres mil cuerpos que enterraron vivos
y muertos. Víctimas de la “democracia” a quien la revolución reconoce
como héroes presentes en sempiterna rebeldía. Huesos que se abrazan a
otros huesos para reafirmar el ancho de esta tierra. Hoy podemos
reconocer en los ausentes el comienzo de una nueva época. Más que un
recuerdo doloroso, el 27 de febrero es una fuerza que nos acompaña. El
Caracazo constituye un referente para el pensamiento actual que a
partir del recuerdo se abre paso hacia nosotros mismos. Al hablar del
Caracazo se habla del papel histórico que desempeñan los pueblos en la
escritura de su devenir. ¿Cómo operaba el Estado policial? ¿Qué papel
jugaban los medios de comunicación privados? ¿Contra quién y para qué
peleaba el pueblo en la calle? Ese día en que nos vimos las caras con
el Fondo Monetario Internacional parece que no culmina con el simple
ocaso.

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Comienzo a leer algunos poemas de la Antología 27F memoria, poesía y
revolución, (Alcaldía de Caracas, Fondo Editorial Fundarte 2011) y me
dilato en cada sensación a reconocer el costado verdadero (no digo
real) de lo que vivimos. En 1989 yo tenía 12 años y no era dueño aún
de lo que veía, por el contrario, los hechos para entonces me
expropiaban de mí mismo. Acá la memoria nos impide exagerar su
carácter íntimo, cada año se recuerda en colectivo. Cada 27 de
febrero invita a reconstruir. Leo poemas y en ellos reconozco afectos
propios. Leo lo que la vista adolescente no supo contarme para la
posteridad y me leo a mí mismo estupefacto sin palabras. Siento y
luego entiendo a este país. Y es mejor así, acaso sea la poesía
residencia suficiente para tanta rabia y pánico junto. Cuando calla
la historia, habla el poeta, el artista y por regla general éste lo
hace para siempre. El lente de Frasso y Tom Grillo y Lilian Blazer y
las canciones de Alejandrina Reyes y los poemas de estos 59
escritores nos invitan a conciliar el recuerdo con la reinvención del
porvenir.
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Freddy Ñañez

Ex ministro de cultura

 @luchaalmada

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