Respetado Don Pepe Mujica

Hasta hace unos meses teníamos el agrado de la frecuencia con que veíamos su nombre en la prensa, donde destacábase la sencillez de su vida cotidiana, de su preocupación por el fortalecimiento de los indispensables lazos de hermandad  entre los pueblos de Nuestra  América, más la visión de un hermano uruguayo, para quien el camino de la verdadera independencia no es otro que fortalecer los organismos que, ante la experiencia de las ansias del control de nuestras riquezas, la unidad precisa consolidarse mediante órganos que abran caminos de desarrollo conjunto, única forma de hacer frente a la inmensidad de amenazas surgida. Dicho ésto en momentos en que nos encontramos en los inicios de una guerra mundial, cuyo prólogo ha causado ya más de un millon de muertos, desde la Guerra de los Balcanes, los innumerables crímenes de guerra en el Medio Oriente, el diario asesinato de palestinos, causantes directos del terrorismo desatado como respuesta a la ambición imperialista del complejo militar industrial por medio  de la OTAN,  para dominar mediante el caos. Ni falta que hace mencionar la ceguera de la OEA ante los innúmeros atentados en Nuestra América, con la complicidad de los secretarios generales, como la del uruguayo José  Antonio Mora en 1965, quien ni pío pió cuando Santo Domingo enfrentó con valentía la valerosa invasión de 40.000 soldados gringos.   Ni falta que hace continuar porque la lista es larga.

Don Pepe, discúlpeme por haber abundado en detalles que usted, demasiado bien conoce por haber sido protagonista de la oposición armada y víctima de los atropellos y las torturas de los regímenes criminales que ensangrentaron durante años el Cono Sur. Han pasado los años, han ocurrido cambios en los gobiernos. En unos,  simples maquillajes, en otros, cambios en la disposición por realizar políticas  de profundo contenido social. No haré señalamiento alguno por considerarlo innecesario. Además cada quien que se ubique como le convenga. Pero lo que no ha cambiado es la oposición de las oligarquías al menor cambio que signifique el sacrificio de un céntimo en las ganancias del sin fondo de sus bolsillos, y mucho menos en el menor signo de independencia en los gobiernos de Nuestra América. Algunos alzan el valor de su voz por la defensa de  nuestras riquezas y soberanía. Otros, son “perritos acostados”, expresidentes postrados  ante el poder imperial, arrodillados a los pies del “amo de la llanura”.Otros hay que, donde quiera se encuentren, con el valor y la integridad de su ejemplo, suman su voz a los  millones de patriotas que, a lo largo de este mundo protestan y defienden a la Patria venezolana de los traidores que apoyan la  maniobra de un hombre indigno, un tal Almagro, quien desde la OEA pretende el derrocamiento de un gobierno legítimo, precidido por Nicolás Maduro, patriota heredero de los más bravos  guerreros de nuestra  guerrra  de independencia. Porque la verdad es, Don Pepe, en un  momento en que luchamos por ser libres, estamos urgidos de la presencia y solidaridad aguerrida de  combatientes listos en defensa de la libertad. Como usted, Don Pepe. Tiene la palabra.

El autor es: Miembro del Comité de Solidaridad Internacional-Venezuela

asamblea142@gmail.com

 



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