Nueva tabla salarial para las universidades es expresión de miseria y burla

El último acuerdo salarial acordado con el gobierno revolucionario para los trabajadores y trabajadoras de las universidades públicas del país había logrado la conquista de 4.75 salarios mínimos, adicionales al salario vigente para ese momento. Se sumaban a eso las primas profesional, de antigüedad, la familiar y la de actividad docente; obteniéndose un promedio de 28.66 salarios mínimos para un Profesor Titular con nivel de doctorado, y de 26.16 salarios mínimos para un Profesor Asociado con título de doctor, igualmente. Eso supuso salaros de 86.000.000 y de 78.500.000 aproximadamente para ambas escalas salariales (las más altas a nivel de las universidades), sólo durante dos meses, razón por la cual el bono de vacaciones y recreación se canceló siguiendo esos criterios.

Apenas el gobierno nacional anunció el nuevo salario mínimo anclado al Petro, fijándolo en 1.800 bolívares soberanos, apareció en las redes sociales una supuesta Tabla Salarial oficial, con el encabezado de la FETRASUV, que ajustaba los salarios expresados en bolívares fuertes a los nuevos bolívares soberanos. Para ese ajuste se partía de la anterior tabla de sueldos, sin la aplicación del criterio de los 4.75 salarios mínimos, quedando la nueva tabla de la siguiente manera:

Sueldo de un Profesor Titular al mes de julio de 2018, Bs. F. 53.492.999 (sin incluir las primas); sueldo a partir del 1º de septiembre para ese mismo Profesor Titular, 3.209.549.940 bolívares fuertes; SALARIO NUEVO AL 1º DE SEPTIEMBRE 2018 para un Profesor Titular a Dedicación Exclusiva: 32.095 Bs. Soberanos. El Profesor Asociado a Dedicación Exclusiva devengaría 28.403 Bs. Soberanos; el Profesor Agregado a Dedicación Exclusiva devengaría 25.135 Bs. Soberanos; el Profesor Asistente a Dedicación Exclusiva cobraría 22.244 Bs. Soberanos; y el Profesor Instructor a Dedicación Exclusiva ganaría 19.685 Bs. Soberanos. Demás está decir que la ilusión nos invadió, nos alimentó el alma y nos puso a soñar con pajaritos preñados.

Con esos sueldos de fantasía nos imaginamos comprando cuatro cauchos para nuestros esmirriados automóviles, adquiriendo un par de zapatos, dos pantalones, un par de camisas, tres pares de media, media docenas de interiores y pantaletas para las esposas, arreglando el aire acondicionado de nuestros cuartos y autos, reparando las neveras y lavadoras, pintando las casas, llevando a nuestros hijos a comer pizza, y regalándoles también ropitas y tal vez una computadora usada o una impresora. Todo lo que en la cuarta república podíamos hacer los profesores universitarios venezolanos, aunque en lo personal yo siempre adversé el establisment corrupto de esos gobiernos del Puntofijismo.

Entre el 1º y el 5 de septiembre de 2018 corrió otro rumor sobre una nueva tabla salarial para los trabajadores y trabajadores de las universidades, que fijaba el salario en bolívares soberanos de la siguiente manera: Profesor Titular 5.900 Bs.S.; Profesor Asociado 5.223 Bs. S., Profesor Agregado 4.090 Bs.S., Profesor Asistente 3.600 Bs. S. No logré saber el sueldo para un profesor Instructor. Esta enorme diferencia respecto a la tabla de las ilusiones atribuida a la FETRASUV creó desasosiego, decepciones, lágrimas y resignaciones. Sin embargo, aún faltaba lo peor. Y lo peor llegó justo este jueves 6 de septiembre y viernes 7 de septiembre de 2018.

El gobierno nacional envió a las universidades públicas del país el correspondiente instructivo, sin ton ni son, a la carrera, para realizar los ajustes respectivos en menos de 24 horas, con la finalidad de cancelarnos los primeros 450 Bs. Soberanos el viernes 7 de septiembre. Desde luego, esto no fue posible. No pudimos cobrar nada. Pero la tristeza, el llanto, las nuevas lamentaciones y frustraciones vienen ahora al saber la escala real, oficial e irrefutable de la nueva tabla salarial: Profesor Titular 3.171 Bs.S. Profesor Asociado 2.992 Bs.S. Profesor Agregado 2.822 Bs.S. Profesor Asistente 2.661 Bs.S. Profesor Instructor 2.510 Bs.S. Esos serán en los próximos meses nuestros sueldos hambreadores, miserables e inservibles. La crónica de la muerte anunciada de nuestras esperanzas.

La lista de precios de los 33 productos controlados ya supera los 2.000 bolívares soberanos. Aún faltan los restantes 17 productos. Nadie podrá comer ni asearse, mucho menos mantener un hogar durante un mes con un salario mínimo; ni un profesor universitario podrá asistir a su lugar de trabajo en su auto familiar, porque no le quedará sueldo para el aceite, las bujías, los cauchos, la batería ni la gasolina. Mucho menos podrá mantener su computadora, comprar papel bond, tinta para la impresora y demás cosas indispensables para las labores de docencia e investigación. La educación universitaria venezolana ha sido condenada a muerte. Sin dudas se acentuarán los paros de actividades docentes una vez finalice el actual receso docente, y no sé si el gobierno nacional tenga herramientas coherentes que logren frenar esa enorme presión que se le viene encima en cuestión de días.

Del mismo modo que la Cuarta República nos ancló al hambre, a las penurias y los sufrimientos infinitos, salvo algunas veces que logramos reponernos del marasmo; el Petro del Presidente Nicolás Maduro nos va a anclar a la miseria, a la inanición, al sufrimiento y a las derrotas. Y créanme que estas son apenas nuestras primeras lágrimas. Con esos salarios tan estúpidos, da vergüenza decir que somos profesores universitarios; además, con doctorados inútiles que no garantizan reconocimiento alguno, porque para el Estado venezolano nuestros doctorados no valen nada.

Aquí en Venezuela no valemos nada, camaradas. Pronto andaremos por las calles pidiendo limosnas para poder comer. Si antes habían renunciado centenares de profesores universitarios, ahora no va quedar quien dé clases en las universidades públicas del país. Tal vez el Presidente Nicolás Maduro entrene a los milicianos y los ponga a dar clases a cambio de una caja del Clap o algo parecido. O los chamos de Chamba Juvenil tendrán la notable tarea de sustituirnos en las aulas de clase a cambio de sus 400 bolívares soberanos. ¿Sabrá el Presidente Obrero lo que se siente realmente dentro de un salón de clases en las universidades venezolanas? Ignoro si él alguna vez recibió clases a nivel universitario.

La Venezuela Potencia debe estar ahora a mil años luz con esta cuerda de arruinados que nos hacemos llamar Profesores Universitarios. Profesionales hambreados, condenados al ostracismo, humillados hasta la saciedad y sin ningún tipo de consideraciones. Pero si fuéramos generales o coroneles tendríamos grandes fincas, lujosos automóviles y lujosas casas, porque la ignorancia paga mejor que el conocimiento y la sabiduría cuando va de la mano del poder oficial, bien pintadito de rojo rojito, aunque reclamando la “ética, la moral, la identidad y la soberanía” de un país donde un profesor universitario vale menos que una ametralladora del ejército, que un par de botas de soldado, o que un chaleco antibalas. Valemos menos que todo el uniforme de un miliciano anciano y raquítico, erigido en “reserva del Estado”, porque a nosotros no se nos considera reserva de nada.

 Desde luego la revolución se ha valido de muchos profesores universitarios para nombrarlos ministros y ponerlos en altos cargos, pero a estos funcionarios no les importa esa nueva tabla salarial porque de seguro en sus cuentas hay bastantes soberanos como para vivir holgadamente, con muchos Petros a buen resguardo y no pocos lingoticos de oro para las eventuales contingencias. Muy sabroso todo eso. Claro, todo en nombre de nueeeestro pueeeeblooo!

Los profesores universitarios somos los únicos pendejos de la República Bolivariana de Venezuela que al parecer no hacemos nada por nueeeestro pueeeblooo mismo!!! Quizás por eso no nos merecemos salarios dignos, sino indignos y miserables.

Es en definitiva nuestra historia sin fin.



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José Pérez

Profesor Universitario. Investigador, poeta y narrador. Licenciado en Letras. Doctor en Filología Hispánica. Columnista de opinión y articulista de prensa desde 1983. Autor de los libros Cosmovisión del somari, Pájaro de mar por tiera, Como ojo de pez, En canto de Guanipa, Páginas de abordo, Fombona rugido de tigre, entre otros. Galardonado en 14 certámenes literarios.

 elpoetajotape@gmail.com

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