Independencia: El contexto monárquico

Para la historiografía oficial la realidad de América latina, de sus "republicas" y de sus pueblos debe ser entendida como una sucesión de hechos que se explican en sí mismos. Este es el principio básico de todo adoctrinamiento. Estamos autoconvencidos sobre nuestros próceres, nuestros héroes, nuestras democracias, nuestros "liberalismos", nuestras constituciones, nuestras leyes, nuestras elecciones, sin que algo de lo que se dice de éstos se haya contrastado y validado.

Lo que el video que usted debe ver pretende, es poner en contexto la llamada "independencia" americana. Es el primero de una serie que iré publicando y tiene un especial énfasis en lo ocurrido en el Perú donde los caciques militares, religiosos y civiles destrozaron la tradición libertaria e hicieron trizas el legado que Bolívar, al dejar el poder, les entregó a quienes les correspondía su construcción.

De no haberse producido en España y en Europa de los siglos 18 y 19 los hechos que se resumen en el video, nada de lo que se ha pretendido presentar como resultados de procesos propios tiene sentido. Desde mi perspectiva la llamada "independencia" y la anarquía que le sucedió no son más que efectos de los intereses monárquico- imperiales y católicos de España, en conflicto con los cristiano-protestantes de Inglaterra y Estados Unidos.

Procesos, instituciones, constituciones, leyes mal masticadas y peor digeridas, nos llegaron de fuera. Republicanismo, Estado, división de poderes, elecciones, liberalismo, democracia, congresos, partidos fueron traslados arbitrarios a realidades que nada tenían en común con las monarquías europeas que venían del feudalismo, del renacimiento, del Despotismo Ilustrado, de los delirios bonapartistas. Poco o nada de las revoluciones burguesas y de sus contradicciones.

Por elemental principio de rigor tenemos la responsabilidad de contrastar lo que nuestros historiadores han escrito, con elementos de juicio que -no obstante estar siempre presentes- se ignoraron o se ocultaron. Este es un imperativo para desterrar esa mitología sobre hechos, personajes e instituciones que ha castrado el encuentro de nuestras identidades.

Todo cuanto se hizo particularmente en el Perú durante los años previos a la impostura del Acta de Independencia y en los dos siglos desde julio de 1821 a la fecha tiene que ser revisado a la luz de los aportes que la investigación histórica permite. Sustraerse a la verdad tras discursos celebratorios sobre el bicentenario ocultando la villanía que implicó e implica, es aceptar que cuanto más grande es la mentira cualquier cosa nos pueden hacer creer. El culto al engaño es propio de ignorantes y torpes. Es el tránsito inexorable a la estupidez.

Nuestros próceres proclamaron una independencia que no ponía en riesgo sus intereses. Nuestros militares y civiles acostumbrados al servilismo y la obsecuencia monárquica aceptaron y copiaron todo lo que la decadente monarquía española hizo para ajustarse mejor a la nueva hegemonía anglosajona. Producida ésta, volvieron a acomodarse. Nunca tuvimos ni tenemos una clase política con cerebro propio.

El reinado de Fernando VII (1808-1830), por ejemplo, ilustra el contexto en que ocurren las llamadas "luchas por la independencia" y falacias como liberalismo-conservadorismo o republicanismo. Contextualiza el caos institucional, legislativo y de representatividad establecido por los analfabetos políticos que eran los militares y civiles que se sucedieron en el gobierno de la "república" del Perú. Profundamente desquiciado por su religiosidad católica ese "mal hombre" y peor gobernante que fue Fernando VII asumió el poder cuando Napoleón ya se había hecho del control de España y su hermano José ejercía su administración. La impronta francesa, sin embargo, se trasladó a la América "independiente" no sólo a través de la imagen y el sino napoleónico que muchos de nuestros militares pretendieron emular, sino también de la educación y de otras instituciones. Inconsecuente y desleal consigo mismo y con sus semejantes Fernando VII, que se sentía hijo adoptivo de Napoleón, jamás pudo entender eso del "liberalismo" que los "afrancesados" le soplaban a la oreja. De lo que estaba auto-convencido era que el poder le venía de Dios y esto lo obligaba a ser extremadamente cruel con quienes pretendían influirlo de otra manera. Muchos de los independistas americanos fueron la clara imagen de Fernando VII; no sólo por sentirse sus súbditos, sino también por sus deformaciones de origen catequístico. Lo que el video muestra es que muchas de las ideas "liberales" de nuestros independentistas y de los que deformaron la idea republicana proviene de las llamadas "Cortes de Cádiz" o más propiamente de su "Constitución". Documento de obligada lectura para un mejor entendimiento del "liberalismo monárquico" de nuestra independencia y una clara identificación de sus mercaderes.



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Rubén Ramos Alizorojo

Sociólogo y educador peruano, postdoctorado en Filosofía, Política e Historia de las Ideas en América latina por la universidad del Zulia-Venezuela

 ruby_7872@yahoo.es

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